Visitando mi cuaderno Cantando por Fandangos, ahora convertido en EL MUSEO DEL FANDANGO, podrán elegir entre doscientos cincuenta (250) artistas distintos para escuchar este estilo de cante.

viernes, 13 de noviembre de 2015

Granada, 1974. Porrina vuelve a cantar en el FESTIVAL DE CANTE.

Envío al cantaor granadino Arturo Fernández. 

El pasado 1 de noviembre, en el artículo titulado Granada, 1961 ¿Mairena y Talega los dos únicos cantaores de categoría?, recordábamos que el Ayuntamiento de Granada organizó en junio de 1961 un FESTIVAL DE CANTE JONDO. Según datos que debemos al cantaor y escritor Manuel Lorente (1) y al contrario que el tan nombrado Concurso de Cante Jondo de 1922, este evento tuvo continuidad y de hecho se estuvo celebrando hasta el año 1989, si bien parece que después de 1972 se perdió el adjetivo JONDO para quedarse en FESTIVAL DE CANTE.

Un personaje testigo de aquellas gloriosas noches de cante fue don Emilio Fuentes Laguna, a quien en un principio tomamos por periodista hasta que el amigo granadino Arturo Fernández nos dijo que no, que al parecer trabajaba en una agencia de viajes. Jovencito le cogió (estudiante por aquella época) la creación de la Peña Flamenca La Platería (decana de todas las peñas de su género) a la que se incorporó desde el primer momento. Gran aficionado y experto conocedor de lo flamenco, desde el citado Festival de 1961 hasta el 1974, estuvo haciendo las crónicas de tales festivales para el diario Ideal de Granada. Jurado en diversos concursos, por ejemplo el celebrado 1972 en su ciudad con motivo del 50 Aniversario del tan nombrado de 1922, defensor y difusor del Flamenco, podemos verlo conferenciando en la Peña Flamenca El Polinario, fundada y presidida por Arturo, quien ha tenido la deferencia de enviarnos la foto que hemos colocado a nuestra derecha para que le pongamos cara al personaje. Murió no hace muchos años.

No dudo en absoluto de su gran afición, de sus extensos conocimientos. Como aficionado que soy no puedo sino estar agradecido a la labor altruista de cualquier otro aficionado tal cual fue la que desarrolló en vida Emilio Fuentes. Pero, leyendo lo que le he leído de él, y Manuel Lorente recoge en su libro muchas citas de su autoría, no puedo sino concluir que era uno de esos aficionados convertidos en "adalides del purismo flamenco" (los que por mi parte y medio en broma suelo llamar los pureros de la cosa flamenca). Me da la impresión de que nuestro hombre se creyó al pie de la letra lo del jondismo de Falla y Lorca, así como que fue uno de los primeros epígonos del mairenismo surgido hacia 1960. En el anterior artículo recordábamos como en 1961 criticaba a ciertos cantaores "por cantar de pie" o por "haber hecho cantes chicos". En 1968 achaca a Gabriel Moreno su alargamiento de los tercios, cosa que en 1965 ya hizo con Menese. A éste, en 1971, le critica el uso de letras de carácter social. Ese mismo año la toma con Chocolate a quien le recrimina que a voluntad propia cantara por fandangos que en opinión del columnista resultaron "gangosos, relamidos y de serial".  

Alineándose con Mairena y Talegas, recordemos que en 1961 fue crítico con Porrina de Badajoz. Pues mire usted que el cantaor de Badajoz volvió al Festival de Granada en 1974 y parece como que el crítico granadino estuviera esperándolo. Lean lo que escribió en el diario Ideal el 25 de junio de ese año:

Y por fin El Marqués, Porrina de Badajoz. El hombre impacto. Impacto en todo, en su vestimenta, una chaqueta blanca, blanquísima, como se anuncia en los detergentes, un pantalón celeste, un clavel rojo en la solapa y unas gafas de sol negras, que brillaban como dos escarabajos; la mano derecha con sortija de brillantes y reloj de oro en la muñeca, moviendo la mano, para distraer al público, entre el atuendo y los movimientos de la diestra, para así crear un impacto, con tercio valiente y unas falsetas dulzonas, de lo más antiflamenco que se puede dar en este arte. Habló al público, queriendo crear un impacto más con su oratoria y he aquí, que a cada frase del artista el respetable con un sonoro ¡Hoja! (...) Dijo que iba a cantar un cante, que era una oración con que los gitanos tienen la costumbre de dirigirse a Dios. Conocemos más gitanos de los que el señor Porrina pueda conocer y aseguramos que ninguno reza así. Es decir, después de todo nos tomó por turistas. Cantó en sus dos actuaciones de pie y por mucha insistencia del público, para que se sentase, como los demás, permaneció todo el tiempo a pie firme (...) Y la verdad del cuento es que apoyada su mano izquierda en el hombro del guitarrista, controlaba a la fiera que a su vera tenía, que era nada menos que Serranito (...) De tal modo apoyando más o menos sobre el hombro derecho del de la sonanta, le impedía irse de largo en las falsetas, para dejarlo a su aire y a su cante. 

Crónica torticera que ahí les dejó. Una duda, ¿a qué cante/oración de los gitanos se referiría el señor Marqués?
¿Sería a esta grabación? Desde luego no todos los gitanos cantan por malagueñas, pero es seguro que el bueno de Porrina lo hacía a la vez que rezaba.

(1) Manuel Lorente Rivas, Etnografía antropológica del Flamenco en Granada, Editorial Universidad de Granada, Granada, 2007.

3 comentarios:

  1. ¡Olé con ole! eso de que El Marqués no se sentaba me acordó algo que leí una vez, dicen que no se sentaba para no arrugar los pantalones. Y eso de "antiflamenco", bueno... cuestionable que es sea antiflamenco, lo que sí es que la crónica tiene magia, estupenda narración-descripción.

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    1. No lo olvidemos, Porrina era el "hombre impacto". (¿¿??)

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  2. estos "puristas" parecian inquisidores. , Psicológicamente, se creerían parte de una selecta elite que tenía la misión de erradicar la herejía del flamenco. El cante era lo que ellos decían que era y la Biblia era Mairena-siendo seguramente más mairenistas que Mairena-. De la misma manera que a los inquisidores, era la soberbia combinada con rancia estupidez- más que la sabiduría- lo que les animaba.

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