La morenez en la tradición andaluza ha ido ligada a las clases humildes: gitanos, moriscos o mestizos descendientes de los esclavos negros que pulularon por aquí en siglos pasados. También a los campesinos tostados por el sol en sus largas horas de siega, de trilla. Por contra, la tez clara y el pelo rubio eran exclusivas del señorío. Ya lo cantaba el gran Manuel Vallejo en esta copla seguramente traída de Cuba, ese apéndice andaluz en América:
Huelen las negritas a queso,
las mulatitas a aceituna,
y las señoritas blancas
huelen a fruta madura.
Olores y colores para distinguir. Pues, miren ustedes que, pensando en esto, me encuentro con esta grabación de fandangos de uno de mis cantaores más estimados:
Sí, Pansequito, de su álbum Soñaba el poeta, grabado en 1981 junto a Paco Cepero. Reparemos en la segunda copla.
Claveles rojos,
carnes de mujer morena
huelen a claveles rojos.
Las blancas huelen a azucena
y por eso yo a ti te escojo
porque tú eres pa mí la más buena.
Está claro que el cantaor prefiere el clavel rojo de su gitana frente a la blanca azucena de las otras mujeres. Pasados más de 20 años, volvió a usar la misma letra pero ahora por tarantos en el disco Como los gitanos éramos, de 2002, acompañado a la guitarra por Tomatito. Escuchen y disfruten:
Está claro que el cantaor prefiere el clavel rojo de su gitana frente a la blanca azucena de las otras mujeres. Pasados más de 20 años, volvió a usar la misma letra pero ahora por tarantos en el disco Como los gitanos éramos, de 2002, acompañado a la guitarra por Tomatito. Escuchen y disfruten: