Le doy vueltas y más vueltas a mi cabeza, a mi memoria, y no logro recordar el por qué en Córdoba no llegamos a convocar la tercera edición del Premio de Ensayo GONZÁLEZ CLIMENT. Mi relación tanto con Luis como con la Peña Flamenca de Córdoba nunca se deterioraron y, a día de hoy, año 2013, siguen siendo muy buenas. Pero la realidad fue que en 1987 el citado premio no se convocó.
Sin embargo, la colección "Biblioteca Virgilio Márquez de Temas Flamencos", en la se publicaron los libros ganadores de las dos primeras ediciones del citado premio, siguió adelante. A través de mi amigo Pepe Blas Vega, entablé contacto con un hispanista holandés de nombre Arie Sneeuw. Había publicado unos artículos muy interesantes en la revista "Villa de Madrid" y también en la jiennense revista "Candil", ambos relativos a la presencia del flamenco en Madrid hacia la mitad del siglo XIX. Le pedí a Arie que los ampliara un poco. Así fue y en 1989 salió a luz, de nuevo con cubierta de Jacinto Lara y con un breve prólogo de mi pluma, el librito
Aquí se nos aclaró la primera vez que apareció en prensa el adjetivo "flamenco" para referirse al cante andaluz. Fue, según Sneeuw, en 1853. Debo aclarar, no obstante, que esta fecha ha sido rebajada hasta el año 1847, de acuerdo con las investigaciones de Alberto Rodríguez (Montemar), lo cual no le resta mérito al holandés quien fue uno de los primeros en probar documentalmente que aquello de la "etapa hermética del cante" que tanto proclamaron Ricardo Molina y Antonio Mairena no era sino invención de ellos.
No llegué a conocer a Arie sino únicamente a través del teléfono. Después supe que fue muy amigo de Enrique Morente, que fue la persona que acercó hasta el cantaor granadino a otro holandés flamenco. Me refiero al Payo Humberto. Pueden ver a los tres, además de la esposa de Sneeuw, en esta foto de 1969:
También he sabido, a través de Humberto, que Arie se hacía, y muy bien, sus cantecitos. He sabido, por fin, que este enamorado y estudioso de nuestro arte nos dejó en 2008. Descanse en paz.