Tres artículillos llevo publicados en los días anteriores hablando del cante por livianas
1) Del cante de la Liviana y de su estrofa, donde, además de mostrar la estructura de ésta, insertábamos algunas grabaciones de los años cincuenta.
2) Hablando de livianas, El Mochuelo nos trae una sorpresa, en el que incluimos una curiosa liviana grabada por este cantaor sevillano en la primera década del siglo XX y que generosamente nos fue ofrecida por el amigo Ramón Soler Díaz.
3) La desconocida liviana del XIX, donde, a través de los expertos Alberto Rodríguez y Faustino Núñez, hacemos un rastreo de la presencia de la liviana en dicho siglo, añadiendo las ideas de Demófilo sobre este cante, ideas que a su vez llegaron hasta Falla en 1922. Concluíamos que carecemos de elementos para saber si ese cante en el XIX es el mismo que hemos conocido en el XX.
En realidad, lo que rondaba en mi cabeza desde hace meses era la idea de escribir algo el tema que sintetizo con el título del presente artículo:
1) Del cante de la Liviana y de su estrofa, donde, además de mostrar la estructura de ésta, insertábamos algunas grabaciones de los años cincuenta.
2) Hablando de livianas, El Mochuelo nos trae una sorpresa, en el que incluimos una curiosa liviana grabada por este cantaor sevillano en la primera década del siglo XX y que generosamente nos fue ofrecida por el amigo Ramón Soler Díaz.
3) La desconocida liviana del XIX, donde, a través de los expertos Alberto Rodríguez y Faustino Núñez, hacemos un rastreo de la presencia de la liviana en dicho siglo, añadiendo las ideas de Demófilo sobre este cante, ideas que a su vez llegaron hasta Falla en 1922. Concluíamos que carecemos de elementos para saber si ese cante en el XIX es el mismo que hemos conocido en el XX.
En realidad, lo que rondaba en mi cabeza desde hace meses era la idea de escribir algo el tema que sintetizo con el título del presente artículo:
De cómo Mairena borró la "liviandad" del cante por livianas.
Y me ocurrió lo mismo que me pasaba frecuentemente en mi labor de profesor de Matemáticas: si quería que mis alumnos se enterasen de un cierto tema, me veía obligado a contarles otros que eran previos a éste. ¡Vaya, la deformación profesional que no me abandona ni en mi etapa de jubilado! ¡El Método del viejo Descartes!
Servidos los previos, vamos a por nuestro tema. Corría 1963 cuando salió en librerías la "biblia de Molina-Mairena" (1). Lo adquirí y lo leí varias veces. Hablando de livianas y de sus maestros, nos dicen los autores:
En nuestros días, Pepe Núñez, el de la Matrona, ha difundido las livianas, pero ha sido otro cantaor quien las ha renovado y engrandecido.
¿Quién sería tal cantaor? En esa época, y ya era mucho para un mozalbete veinteañero como yo, conocía las livianas de Matrona, las de Fosforito, pero nada más. Fue años después cuando tuve conocimiento de un disco grabado en 1958 por don Antonio Mairena para la casa Columbia y con acompañamiento de Paco Aguilera. En la contracubierta, el propio cantaor hace una breve descripción de cada uno de los ocho cantes registrados y, entre ellos, encontramos esto:
Livianas.- Es derivada de la seguiriya, pero más corta que ésta y, como su nombre lo indica, de una profundidad y sentimiento más liviano. Los cantaores la emplean para dar entrada a la serrana.
Vamos a escucharla y luego seguimos:
Desde luego esto que hace aquí don Antonio es mucho más que las livianas/introducción que habíamos oído. Busca desde el primer tercio un acercamiento al cante seguirillero y vaya si lo consigue. Para rematar, una seguirilla de verdad, de las que solemos asociar al nombre de María Borrico. Mairena sabía, había leído en algún sitio, que la liviana era cante jondo. Y por eso, como era aficionado y estudioso, se puso a tantear, a experimentar, hasta encontrarle (mejor, hasta dotarle de) la jondura a las viejas livianas. Nada de tonterías como esas razones incorpóreas que se creyeron sus seguidores y que se las creyó hasta él mismo, sino AFICIÓN y ESTUDIO fueron las herramientas para esta recreación de unas livianas sin nada de liviandad.
Desde entonces se empezó a hablar de una liviana chica (la de introducción a la serrana) y de una liviana grande (la de Mairena en 1958). Liviana grande que en 1965 grabó su discípulo José Menese (y que podemos oírla pulsando aquí). En 1968 lo hizo Manuel de Angustias para el Archivo del Cante Flamenco. El propio maestro volvió a grabarla con Melchor de Marchena en 1973.
Pero no quedó ahí todo. Después de la liviana grande Mairena vino su toná y liviana, pero eso lo dejamos ya para otro día.
Desde entonces se empezó a hablar de una liviana chica (la de introducción a la serrana) y de una liviana grande (la de Mairena en 1958). Liviana grande que en 1965 grabó su discípulo José Menese (y que podemos oírla pulsando aquí). En 1968 lo hizo Manuel de Angustias para el Archivo del Cante Flamenco. El propio maestro volvió a grabarla con Melchor de Marchena en 1973.
Pero no quedó ahí todo. Después de la liviana grande Mairena vino su toná y liviana, pero eso lo dejamos ya para otro día.
(1) Ricardo Molina, Antonio Mairena, Mundo y Formas del Cante Flamenco, Revista de Occidente S. A., Madrid, 1963.
Magnífico criterio, amigo, me gustaría apreciar los cantes de esa manera tan minuciosa que usted lo hace. Muchos, nos quedamos en la corteza. Saludos.
ResponderEliminarNo exagere, amigo. Aquí, aficionados lo somos todos por igual.
ResponderEliminarHombre, Don Andrés, está la Champions y la segunda regional...con todo respeto.
EliminarAhí no tengo ná que decir. Ignoro lo que quiera que sea la Champions, aunque lo de regional me suena.
EliminarUn aporte necesario en estos tiempos. Recuerdo haber escuchado las Livianas por primera vez, del disco Zaguan, de Miguel Poveda.Sin dudas un acierto del cantaor,mostrando su conocimiento por los grandes maestros.Mairena es sin dudas , un referente ineludible si alguien, sea de donde sea, quiera entender de que viene todo esto. Saludos y muchas gracias por compartir tanto y tan bello.
ResponderEliminarSaludos desde Córdoba
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