Envío al actor Rafael Álvarez "El Brujo", entonces colegial en el San Juan.
El curso académico 1968-1969 nos trajo al "San Juan Evangelista" el uso habitual de su salón de actos. Ya he contado que el director don Jesús Cobeta, clásico en todo, lo bautizó como el "Corral de Comedias". El propio nombre invitaba a convertirlo en un "escenario teatral", tal como ocurrió al menos en los primeros años de su vida. Más adelante, con la creación del "Club de Música", las actividades musicales se alternaban con las teatrales e incluso cobraron mayor relevancia. Tanto que hasta se le cambió el nombre a la sala y hoy es conocida como "Auditorio Jesús Cobeta".
Pero volvamos a 1968. En ese año nacieron en Madrid muchos grupos de "teatro independiente", alternativa al teatro comercial al uso. Entre ellos figuraba el TEI (Teatro Experimental Independiente), bajo dirección de José Carlos Plaza, y lo hizo, con la obra "El Verano" del autor alemán Weingarten, en diciembre sobre el escenario (fundamental para este tipo de teatro en su momento) del C. M. "San Juan Evangelista", según podemos leer en la red.
También por aquellas fechas nació el grupo Tábano, escisión del TEM (Teatro Estudio de Madrid), que desde el primer día utilizó nuestro local como si fuera propio. En él ensayaban y en él estrenaban. Recuerdo que uno de los principales miembros de este grupo era el actor extremeño Juan Margallo, famoso después, a quien vemos a la derecha en foto reciente. Trabajador infatigable, alma del grupo, salvo dormir, solía hacer su vida (comida, tertulia, cena) entre nosotros, confundido con un colegial más.
Por el colegio, durante el curso 1968-1969, pasaron otros grupos cuyo nombre lamento no recordar. En todo caso, se trataba de un teatro bastante politizado. Creo que fue en la obra "El juego de los dominantes", del TEI, donde uno de los personajes parodiaba, muy sibilinamente claro, al entonces Jefe de Estado. Si el colegio ya era un "hervidero" en lo político, la actividad teatral subió el termómetro unos pocos grados más.
Por mi parte, pueblerino llegado desde las provincias del Sur, estaba deslumbrado con todas aquellas "novedades", aunque mi centro de interés, Matemáticas aparte, seguía siendo el flamenco. Mis salidas a los tablaos eran frecuentes y mi colección de discos no paraba de aumentar. En una y otra cosa se iban mis pequeños ingresos, pues, como subdirector, en el colegio tenía comida y cama gratis. Con uno de aquellos discos les dejo. La Niña de los Peines, con la guitarra de Melchor de Marchena, canta por bulerías: