A veces me da por pensar que lo ancestral, lo telúrico, lo llevamos dentro de nosotros, plegaíto en algún huequesillo cerca del corazón ya que no del cerebro. Somos nosotros, pero también somos nuestros antepasaos, y no lo digo sólo por esas cosas del genotipo y del fenotipo sino también por la geografía que pisaron sus pies, por la cultura en que se desenvolvieron y por la sociedad en la que a veces gozaron y a veces (tal vez las más) sufrieron. Y añado que estas cosas que pienso (o sueño, vaya osté a saber) son trasladables a las comunidades humanas , ya sean cortijadas, pueblos, ciudades, provincias o partes de esta España nueva, esta España vieja, tal como nuestra ANDALUCÍA.
Frente a tanto "modernita" que nos llama a poner el Flamenco patas arriba y zarandearlo hasta acabar con tanta antigualla y colocarlo en el mundo de lo "pos" (o sea, convertirlo en Flamenco no Flamenco), yo presumo un panorama de sana resistencia al cambio. Paradse ostedes-vosotros un momento, dejad la lectura y escuchen esto:
Pero, ¿qué es esto de no poder escribir a la mare en plena época de las comunicaciones? , ¿cómo es que siguen dando martirio a los presos en la España de la Democracia y la inviolable Monarquía?, ¿quién se atreve a mandar a callar a los que dicen verdad? No y no, gritan los "modernitas", los de la cofradía del "pos". Sin embargo, ahí está: una voz joven, en pleno mes de julio de este año 2018. ¿Será que mis reflexiones sobre lo ancestral y lo telúrico con las que principiaba este escrito no van tan descarriadas?
Sólo de esta manera puede explicarse que cante así una persona como Rocío Crespillo Luna (Rocío Luna) nacida en el verano de 1998 en Cañada de Rabadán, aldea del municipio cordobés de Fuente Palmera, en el límite con la histórica y flamenca ciudad de Écija. Una chiquilla, muy linda por cierto, que ahora cursa como alumna en la Facultad de Educación de la Universidad de Córdoba.
Una chiquilla que canta desde la niñez y que desde sus 12 años participa en concursos y certámenes flamencos de toda la geografía flamenca. Precisamente acaba de ganar el primer premio del Membrillo de Oro, celebrado el pasado día 5 en lo localidad de Puente Genil, interpretando (además de los cantes a palo seco que he puesto más arriba) cantiñas, alegrías de Córdoba, granaínas y zángano, todo ello con el acompañamiento del guitarrista Rafael Montilla, Chaparro Hijo.
Concursos y recitales en Peñas Flamencas. Por ejemplo, el último 18 de mayo, actuó en la Agustín Fernández de Pozoblanco (Córdoba). Acompañada por mi paisano Juani Marín interpretó, entre otros, este cante por granadinas:
Sólo de esta manera puede explicarse que cante así una persona como Rocío Crespillo Luna (Rocío Luna) nacida en el verano de 1998 en Cañada de Rabadán, aldea del municipio cordobés de Fuente Palmera, en el límite con la histórica y flamenca ciudad de Écija. Una chiquilla, muy linda por cierto, que ahora cursa como alumna en la Facultad de Educación de la Universidad de Córdoba.
Una chiquilla que canta desde la niñez y que desde sus 12 años participa en concursos y certámenes flamencos de toda la geografía flamenca. Precisamente acaba de ganar el primer premio del Membrillo de Oro, celebrado el pasado día 5 en lo localidad de Puente Genil, interpretando (además de los cantes a palo seco que he puesto más arriba) cantiñas, alegrías de Córdoba, granaínas y zángano, todo ello con el acompañamiento del guitarrista Rafael Montilla, Chaparro Hijo.
Concursos y recitales en Peñas Flamencas. Por ejemplo, el último 18 de mayo, actuó en la Agustín Fernández de Pozoblanco (Córdoba). Acompañada por mi paisano Juani Marín interpretó, entre otros, este cante por granadinas:
Sigamos oyendo a nuestra cantaora. En 2015, acompañada por Francisco Valero, nos hacía un cante por malagueñas rematado con un fandango jabegote. Ese mismo año la acompañaba Fernando Rodríguez en unos fandangos de Huelva. Con igual guitarrista, de 2017, hemos seleccionado un cante por soleares apolás:
Grabaciones, conviene señalarlo, que no son de estudio sino realizadas en actuaciones ante el público. Para mí, y espero que para mis amigos aficionaos de los de verdá, son suficientes para asegurar que la niña Rocío Luna es toda una señora cantaora, una cantaora del siglo XXI para la que deseamos toda suerte de felices éxitos. Con gente como ella, el cante tiene asegurado una larga vida que auguramos llegará a nuestros nietos y a los nietos de nuestros nietos porque todos venimos de lo telúrico y lo ancestral, de lo eternamente andaluz.
Bonita entrada, maestro. Hay gente joven que llevará con arte y orgullo el flamenco hasta las siguientes generaciones. Y como normalmente alabamos al cantaor, permítame que resalte yo el precioso trémolo que hace Juani Marín entre la granaína y la media. Es mi vocación frustada. ¡Cuánto me gustaría saber tocar una cosita de éstas!
ResponderEliminarGracias Andrés.
Buen artículo sr raya.pero no puedo escuchar los audios. Me pone aceptar cokies DE voox.y no se como.gracias.
ResponderEliminarSon cuestiones técnicas cuyo arreglo no está en mi mano. Lo que sí le confirmo es que todos los audios de mi blog están gestionados a través del programa ivoox.com
EliminarOle la juventud flamenca por derecho.buenos audios sr raya.y gran afición la de cañada de rabadan.saludos y gracias.
ResponderEliminarEstimado amigo Andrés:
ResponderEliminarCorroboro tu comentario, y desde luego, que es una gran cantaora, joven, guapísima y como tu bien dices en la cabecera de tu artículo,es una de las cantaoras del siglo XXI, Rocío Luna, de la cual admiro desde hace años, y se va día a día posicionando en buenos puestos, en la gran cantera de artistas jóvenes flamencos que tenemos en Córdoba capital y toda la provincia. Un saludo Andrés desde Córdoba.
Gracias, Alberto, por tu comentario. A ver si coincidimos en algún acto del flamenco que tanto nos gusta y nos une.
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