En la página 131 del libro El Flamenco en Granada (1974), de Eduardo Molina Fajardo, y hablando de los preparativos del tan famoso Concurso de Cante Jondo que se celebró en Granada en 1922, leemos lo siguiente;
Federico Garcia Lorca comenzó, inesperadamente, la campaña de propaganda del Concurso de Cante Jondo, y también fue la voz poética que la cerró.
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¿Qué ocurrió en el pensamiento tan meditado de Manuel de Falla, para que diese un giro espectacular en su preferencia poética de esos días? El compositor tenía establecido que Salvador Rueda fuese el mantenedor literario del concurso. En el programa provisional de los actos a celebrar, Falla señaló que el día 13 de junio el certamen se abriría con un discurso de Salvador Rueda. Y la jornada segunda sería iniciada con el "Elogio del Cante Jondo", del mismo autor. Sin embargo, todo fue trastocado y el poeta malagueño desapareció de los actos, a pesar de que su presencia estaba anunciada al Ayuntamiento. Un poeta de 24 años, que sólo había publicado un libro de poemas poco divulgado, eliminaba a un escritor de 65 años que, con todos sus altibajos, se adaptaba al gusto andaluz de la época, y desde luego, al personal del compositor gaditano.
Insistimos nosotros: un poeta de 24 años recién llegado al mundo de las publicaciones frente a un consumado poeta de 65 años con muchos títulos en su haber. Un García Lorca que, según estudios de nuestro paisano Agustín Gómez, no tenía más cultura flamenca que alguna lectura que. eso sí, supo aprovechar muy bien, de Núñez de Prado o de Rosario de Acuña Un Salvador Rueda, conocedor en propias carnes del mundo flamenco, amigo de cantaores y de fiestas, autor de artículos sobre el género y compositor de bellísimas letras tanto de Soledades (Soleares) como de Seguidillas Gitanas (Seguiriyas).
Del concurso granadino aún no se ha dicho todo y este es un ejemplo de misterio no resuelto. No sabemos si Molina Fajardo conocería la razón de este cambio y no creyó conveniente el publicarla. El progresivo eclipsamiento en que cayó el poeta malagueño, unido al enorme ímpetu con que fue creciendo la figura del de Granada, tal vez aconsejaran aquello tan socorrido de "mejor no meneallo". Aún asi, yo animaría a las nuevas hornadas de estudiosos de la cosa flamenca a que alguien nos hiciera luz en esta página oscura del "Concurso de los Concursos".
Del concurso granadino aún no se ha dicho todo y este es un ejemplo de misterio no resuelto. No sabemos si Molina Fajardo conocería la razón de este cambio y no creyó conveniente el publicarla. El progresivo eclipsamiento en que cayó el poeta malagueño, unido al enorme ímpetu con que fue creciendo la figura del de Granada, tal vez aconsejaran aquello tan socorrido de "mejor no meneallo". Aún asi, yo animaría a las nuevas hornadas de estudiosos de la cosa flamenca a que alguien nos hiciera luz en esta página oscura del "Concurso de los Concursos".
La verdad, Andrés, que sería muy interesante desentreñar lo ocurrido, y saber lo que verdaderamente aconteció, para que quitasen de enmedio a Salvador Rueda. Un abrazo
ResponderEliminarYa, Carmen, pero va a ser muy difícil encontar el hilo del que tirar. No deben quedar testigos de aquella época y la prensa, que yo he rastreado bastante para buscar otras cosas relativas al concurso, no dice nada.
EliminarSeria muy interesante desentrañar este misterio.
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