Visitando mi cuaderno Cantando por Fandangos, ahora convertido en EL MUSEO DEL FANDANGO, podrán elegir entre doscientos cincuenta (250) artistas distintos para escuchar este estilo de cante.

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miércoles, 17 de noviembre de 2021

El "tú" vs "el rey"

Ayer participé en una charla a dos en la Cátedra de Flamencología de la Universidad de Córdoba. Mi compañero era el cantaor y estudioso David Pino, actual director de la cátedra. Lo pasé muy bien porque yo disfruto cuando desgrano mis vivencias y mis conocimientos sobre Flamenco. Al llegar a casa me acordé que tenía abandonado y mudito mi blog de memorias, así que me propuse volver a él. Pues, nada, aquí andamos de nuevo. 

Lo que les voy a contar debió de ocurrir en algún año del entorno del 1970. En uno de los teatros cercanos a la Puerta del Sol de Madrid había una compañía en la que intervenía  el cantaor Juan Peña, El Lebrijano. Le comenté a Enrique Morente que me apetecía verlo y quedamos al día siguiente para asistir juntos. Pues bien, en un momento de aquella representación Juan cantaba el clásico "Mirabrás", pero iniciándolo así:
A mí que me importa que tú me culpes
si el pueblo es grande...
Aquello nos extrañó y al acabar la función nos fuimos a los camerinos a saludar a Lebrijano. Me faltó tiempo para preguntarle el por qué de ese "tú" sustituyendo al "el rey" habitual de la copla. Y me explica:
-¿Qué querías, que me trincaran y me llevaran preso? Fíjate tú que hoy en el palco de honor estaba el Príncipe de España, el Juan de Carlos de Borbón y su Sofía.
Enrique y yo nos reímos con la explicación de Juanito y un rato después nos íbamos los tres a tomar unas copas por aquellas inolvidables y encantadoras del centro histórico de Madrid.

viernes, 5 de octubre de 2018

Versatilidad de la BAMBERA FLAMENCA

Tratadistas y aficionados siempre hemos considerado al 1949 como el año del nacimiento de las Bamberas flamencas. Las grabó La Niña de los Peines acompañada por la guitarra de Melchor de Marchena,  el cual lo hacía con un toque de fandangos. Por eso fue para mí una gran sorpresa el enterarme de que en 1941 (ocho años antes) Gracia de Triana, acompañada por Manolo de Badajoz, había grabado un cante, rotulado como Fandangos camperos, cuya melodía era en todo idéntica a las bamberas de Pastora Pavón. Hasta entonces, sólo había publicado unas bamberas inéditas de Enrique Morente, pero al conocer esta otra grabación le presté atención a este cante y, en torno al mismo, llegué a publicar varios artículos en este cuaderno de memorias(*). Hoy vuelvo al tema con la intención de mostrarles tres grabaciones en las que la bambera está presente, pero jugando un papel distinto en cada caso.

1) Juan El Lebrijano con Niño Ricardo, año 1966


Juan hace una tanda de cuatro bamberas pero con aire festivo que Ricardo adereza con  un toque de Bulería por Soleá.
2) Bernarda de Utrera con Enrique de Melchor y Pepe Habichuela, año 1974



La de Utrera nos coloca la bambera como un fandango más, detrás de uno por soleá y delante de otro del estilo de Pepe Aznalcollar. 
3) Mayte Martín con José Luis MontónJuan Ramón Caro y Chico Fargas, año 2015



Detrás de la liviana y serrana, Mayte remata con una bambera y un verdial albaicinero. 


(*) Artículos anteriores dedicados a las bamberas:







2016-09-06, Las Bamberas de Arcos

lunes, 2 de julio de 2018

Maldito día 2 de julio (II)

Uso para este artículo el mismo título que usé el día 2 de julio de 2012. Se cumplían entonces 20 años (26, por tanto, en el día de hoy) de la muerte en Badalona de José Monge Cruz, Camarón de la Isla. Lloré aquel día porque, desde la primera vez que oí la voz del gaditano, quedé prendado de su arte, como prendado sigo y seguiré hasta que el Buen Dios tenga a bien ponerle fin a mis días.


Al día siguiente me acerqué al puesto de prensa de mi zona y comprobé como el nombre del cantaor estaba prácticamente en toda la prensa andaluza y nacional. En especial, me llamó la atención El País, diario de moda entre la progresía pero que yo no solía comprar. Foto en portada, editorial y hasta tres páginas del periódico dedicadas al de la Isla, muchas firmas y entre ellas la de su gran amigo Enrique Morente. Les pongo el texto del granadino para que ustedes puedan leerlo:





Por supuesto, si no en El País, en otros periódicos y, si no ese día, en los siguientes, otros muchos artistas flamencos dedicaron toda suerte de recuerdos a Joseíto Monge.  A modo de ejemplo, les transcribo lo que dijo Juan Peña El Lebrijano:


He convivido con él por festivales 14 o 15 años, pueblo a pueblo juntos, vistiéndonos en los mismos camerinos. Era muy inteligente, muy fino y muy agudo, nunca le escuché hablar mal de ningún compañero. Muy silencioso pero con una personalidad muy fuerte, que arrasaba. Pero también era dulce, de caramelo cantando. Camarón deja una grandeza de corazón y lo sentimos pero no hablamos. Empezaremos a llorar como niños.

Y llorando seguimos muchos porque a diario seguimos oyéndolo. Les pido que hoy me acompañen en dos audiciones





Con Manolo Brenes, en 1967, cantando por Seguiriyas en la Venta de Vargas, cuando Camarón iniciaba su popularidad:









Con Tomatito, en 1992, cantando unas Soleares por Bulerías, en su último concierto, celebrado en el madrileño Colegio Mayor San Juan Evangelista:







Nota: Si a la muerte de Camarón unimos las de Tomás Pavón (1954), Paco Toronjo (1998) y Antonio El Arenero (2004), todas en un 2 de julio, el título de mi artículo está más que justificado.

sábado, 16 de enero de 2016

Un evangelio gitano

Hace pocos días hablábamos del álbúm Ven y sígueme del trío El Lebrijano-Manolo Sanlúcar-Rocío Jurado y señalábamos que el cantaor de Lebrija ya había incluido en su discografía textos evangélicos. Fue cuando en 1972 grabó para la Philips un vinilo de título La Palabra de Dios a un gitano. Aquí los textos, adaptados a la métrica flamenca por su hermano Pedro Peña, fueron tomados casi literalmente de los oficialmente reconocidos por la Iglesia. Pedro puso también su guitarra, junto a la de Manolo Sanlúcar. Hubo un coro flamenco en el que intervino su madre, María La Perrata, hubo orquestación arreglada y dirigida por José Torregrosa, compositor del que ya habíamos hablado en nuestro artículo sobre la Misa Flamenca de 1966. Intervino, no sé si como asesor o como productor. el periodista Alfonso Eduardo Pérez Orozco. De hecho, en el ejemplar que adquirí y conservo de este disco, pedí al poco de comprarlo que me estamparan sus firmas tanto El Lebrijano como Pedro Peña y Alfonso Eduardo.

Nueve son los registros de este vinilo:

Sermón de la montaña (Romance)
Peligro de la riqueza (Tonás)
Entrad por la puerta estrecha (Peteneras)
En el reino de los cielos (Bulerías)
A los humildes (Cabales)
No atesorad en la tierra (Nanas)
En la oración (Tangos)
El perdón (Martinete y seguirillas)
Las bienaventuranzas (Bulerías)

A modo de muestra, aquí les dejo los dos finales:


miércoles, 6 de enero de 2016

Ven y sígueme (De cuando El Lebrijano se hizo llamar Mateo)

Que al buen amigo Juan Peña, El Lebrijano, le atraían los textos evangélicos ya lo dejó patente en 1972 con su L. P. La palabra de Dios a un gitano, del que esperamos hablar algún día. Años más tarde, en 1982 concretamente, se embarcó en un proyecto más ambicioso realizado a medias con el guitarrista Manolo Sanlúcar, autor de parte de los textos cantados y de todos los arreglos musicales. Y por si las personalidades de Juan y Manuel no fueran suficientes para llevar la obra a feliz puerto, que lo eran, se apoyan en la indiscutible señora de la copla (que nunca olvidó sus comienzos como cantaora), la chipionera Rocío Jurado

Fruto de esta conjunción a tres fue un álbum con dos lepés titulado VEN Y SÍGUEME con subtítulo Un gitano llamado Mateo. Se trata de una versión, de una interpretación de ciertos fragmentos de los Evangelios pero trasladados a nuestro tiempo y a la geografía andaluza en la que Manuel, Rocío y Juan no están solos. También toca la guitarra Enrique de Melchor, también cantan El Moro, Miguel El Rubio, Fernando Gálvez, Adela La Chaqueta y Loli de Melchor, hay un coro flamenco y un coro clásico (dirigido por José Miguel Évora), intervienen dos recitadores: Enrique Pantoja y el omnipresente Jesús Quintero.  


Hasta 23 registros en los que predominan las músicas flamencas aunque también tengamos tonadas andaluzas más cercanas al mundo de lo que llaman copla. Una obra en conjunto más que notable que parece dormir allí donde el olvido habita. ¡Una pena que las nuevas generaciones la desconozcan! Por nuestra parte, nos limitaremos a ofrecerles tres muestras:

1) ¡Ay, mare, quien pudiera!, donde Rocío Jurado luce espléndidamente cantándonos unos aires huelvanos


2) Prendimiento. Tema a caballo entre las tonás y las saetas en la voz del Lebrijano

3) En el mercado. Una original recreación de lo que sería un mercaíllo de cualquier barrio ciudadano o de cualquier pueblo andaluz. El Moro, Fernando Gálvez y otros (entre los que sobresale Adela La Chaqueta) pregonando su mercancía

lunes, 30 de marzo de 2015

Elio Antonio de Lebrija y Antonia Pozo. Discografía comparada


Envío para Sergio García, Luis Pérez y Estela Zatania.

En 1974 se publicó un vinilo de 33 r.p.m. con el título Arte de mi tierra. Guitarras de Manolo Sanlúcar y Pedro Peña, voz de Juan Peña Fernández El Lebrijano. Desde que conocí a Juan hacia 1967 en el tablao madrileño El Duende, mi interés por su cante iba creciendo. Junto a Enrique Morente y Joseíto Camarón, llegaron a ser el triángulo de flamencos, de mi geneación o más jóvenes, que acaparaban mi atención de aficionado. Cualquier cosa que grabara alguno de ellos era compra obligada para mí. y así ocurrió con el disco que citaba antes. Disco que pretendía ser un homenaje y reconocimiento por parte de Juan de los cantes y artistas vernáculos de su Lebrija natal. Espléndida, justísima esa oda que dedica a su viejo paisano el gramático Elio Antonio de Lebrija, el que puso orden para que aprendieran a hablar buen castellano muchos españoles, incluidos algunos que todavía piensan que por aquí abajo, por Andalucía, hablamos un "mal castellano". Pero bueno, no sigamos por ahí y volvamos a nombres de flamencos: el Pinini. Juaniquí. la Tía Seguía y Antonia Pozo. Sí, como bulerías de Antonia Pozo, en el disco se incluía este registro:

¡Qué frescura, qué gracia, Juan! Escuchaba una y otra vez esas bulerías, bueno las sigo escuchando, como el resto del disco, frecuentemente. Abriste una senda que después anduvieron otros flamencos como tu paisano Curro Malena en una grabación con Pedro Bacán o la jienense Carmen Linares acompañada por el jerezano Moraíto. Malena hasta te copió eso de el tío de las castañas. Pero, mira por dónde, hablando del castañero, de pronto me encuentro esta grabación:

Manuel Vallejo junto a Niño Ricardo, año 1934. De inmediato pienso lo importante que sería esta Antonia Pozo como para que Vallejo le cogiera algún cante. Y, como no puedo reprimir mi natural curiosidad, me voy al Facebook (la tertulia que nunca cierra y en eso le gana al bar de la esquina donde tomo mis cervecitas) y pregunto por ella.

El amigo Luis Pérez me habla de la residencia geriátrica REIFS de Utrera a la que solía ir para visitar a una tía suya y, referido a los años 2006 y 2007, me dice lo siguiente:

- Esta residencia está especializada en ancianos que necesitan cuidados especiales por alzheimer o demencia senil. Yo iba allí con mi madre, que es de Lebrija, y me decía: aquella pobrecita vieja de allí, es una cantaora lebrijana, Antonia la Pozo. Sobre 2008 me enteré que había muerto.

Enseguida hago cuentas: supongamos que la anciana "Antonia la Pozo" rondara los noventa años. Tendría que haber nacido hacia 1918. Demasiado joven como para que el ya maduro Manuel Vallejo (nacido, no lo olvidemos, en 1891) tuviera que aprender algo de ella. Necesariamente tuvo que ser al revés y si Antonia Pozo tenía en su repertorio esa bulería de María Trifulca, la castañera es porque la habría aprendido de Vallejo. O incluso de una fuente más cercana en el tiempo. Me explico: indagando por aquí y por allí, y siempre con la inestimable ayuda de Sergio García, experto en discografía flamenca, encontramos unas bulerías de Antonio El Sevillano tituladas Castañas al castañero grabadas hasta tres veces: en 1964 con Paco de Lucía, en 1965 con Manolo Bonilla y Juan Salazar, y, finalmente, en 1971 con Félix de Utrera y José Pérez. Escuchemos el disco de 1965:


¡Qué historia tan linda! ¡Qué bien contá y que bien cantá por el Sevillano! Si, es muy plausible que aquí se inspirara la Pozo e incluso, directamente, el Lebrijano, el cual, por cierto, siempre arrimando el ascua a su sardina, cambia lo de
"lo que quiero es que llegue el día que hasta las vecinas bailen bulerías",
que cantan tanto Vallejo como el Sevillano, por esto otro:
"yo quiero que hasta que llegue el día, los gitanitos bailen bulerías".

Pero volvamos a mi pregunta en Facebook. Además de Luis Pérez, esa norteamericana, más flamenca que la Giralda de Sevilla, llamada Estela Zatania, me escribe lo que sigue:

- Yo sólo sé lo que cuentan en Lebrija, que tenía los nudillos quemados de vender castañas asadas, y de ahí el compás repelao que relacionamos con Lebrija (no digo ni sí ni no, sino que es lo que dicen los lebrijanos). También se cuenta en Lebrija que Antonio Mairena aprendio de Antonia Pozo "El pollito que piaba" y "La Tana y la Juana". Seguro que Gonzalo Montaño Peña te puede informar, Andrés.

¡Vaya, amiga Estela, si hasta va ser verdad que Antonia la Pozo fue la vivita reencarnación de aquella María Trifulca que nombraba Manuel Vallejo! Pero, además, me abres otra vía: ya que no el segundo Nobel Flamenco (perdón, quise decir el segundo Llave de Oro), resulta que hubo un tercer Nobel = Llave de Oro que sí que aprendió cosas de Antonia. Año 1951, guitarra de Paco Aguilera y voz de Antonio Mairena, aquí está lo del "pollito que piaba":

Pues bueno, es la cosa que en ese mismo año 1951 se celebró un Concurso en Cádiz que fue grabado, retransmitido por radio y después pasado a disco. Allí, El Chato de la Isla, con la guitarra de Rafael de Jerez, nos dejó estas bulerías:

¡Vaya, sí es lo mismo de Mairena! Una de dos: o ambos cantaores habían peregrinao a Lebrija para aprender de Antonia Pozo o mucha prisa se dio el Chato en comprar y aprender la pizarra del de Mairena.. al cual, en mi opinión, gana sobradamente en gracia bulearera, aunque más vale que no siga con comparaciones porque luego vienen mis "contrarios" y me acusan de antimairenista irredento. Así que dejamos al pollito estrellao en una era, pero ¿qué pasó con la Tana y la Juana? Me pongo a rastrear por ahí y me encuentro una fiesta por bulerías grabada por Antonio Mairena en 1958 con las guitarras de Paco Aguilera y Juan Moreno (Moraíto) en las que se incluye esta copla:
La Tana e la Juana / y la de Jerez.
Son primitas hermanas, caramba, / no se pueen ni ver.
Total que parece que lo que hay es dos Tanas, una de la Juana y otra de Jerez. Pues, ahora que caigo,
Tana, Tana, Tana, Tana retrechera...
Sí, volvamos a escuchar la grabación de Juan Peña y comprobemos que hacia su mitad incluye otro pregón en el que parece que ofrecen a una tal Tana peras, manzanas y ciruelas.¿De Antonia Pozo, el pregón? Pues va ser que no. Pastora Pavón, La Niña de los Peines, se le adelantó. ¿Qué no? Escuchen estas bulerías de 1913 en las que le acompañaba el guitarrista Luis Molina:

No me tomen por iconoclasta. Antonia Pozo tiene todas mis simpatías, pero las historias han sido como han sido y no como algunos han creído que fueron. El tema da más de sí pero, aparte de que no me gustan los artículos largos, ahora (cuando me faltan sólo días para cumplir ?? años) me coge un poquitillo cansao, así que ya lo retomaremos otro día. Después de todo, ¿para que darnos prisas en aclarar cosas que han dormitado décadas y décadas?