Corría diciembre de 1979 o quizás enero de 1980. Era viernes y
en la Librería Luque de la cordobesa calle de Cruz Conde se presentaba el libro
Las mil noches de Hortensia Romero del poeta y novelista Fernando Quiñones, viejo conocido
de mi etapa madrileña. Naturalmente que acudí y el bueno de Fernando puso
dedicatoria en el ejemplar que adquirí y leí de corrida en los días siguientes. Pero dejemos de lado su libro y vayamos a otra historia. Me dice Fernando que al día siguiente tenía prevista una conferencia en Cabra, que iba a ir acompañado por Antonio Povedano, el pintor, y que aún no habían preparado el cómo hacer el viaje.
-Nada, Fernando, yo os llevo en mi coche pero hay que salir tempranito.
Como saben los aficionados de mi pueblo y alrededores (entre los cuales incluyo a Córdoba capital), en 1978 en una asamblea de socios de la Peña El Mirabrás se decidió la compra de un solar, a la salida casi del pueblo, con intención de edificar en él un buen local para sede de la sociedad. También es sabido que las obras duraron dos años aproxidamente y que fueron íntegramente realizadas por los propios peñistas en turnos obligatorios de sábados y domingos. ¿Por qué les dije yo a Quiñones y a Povedano que había que salir con tiempo? Sencillamente porque quería hacer una parada en Fernán Núñez para que conocieran en directo la marcha de nuestras obras ya bastante avanzadas por aquellas fechas.
Así fue y a la puerta del patio al salón hice yo mismo un par de fotos de grupo, de las que sólo conservo una. No tiene mucha calidad, pero es suficiente para dejarla como testimonio. De pie y en el centro aparecen los dos visitantes; por la izquierda veo a Antonio Cantarito y a Gaspar Mendoza; a la derecha tenemos a Manolo del Rosal y a Pepe el Málaga; agachados reconozco a Salvador Miranda, Juan Velasco y Manolo Polonio.
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