Envío a José Carlos de Toro que ha recuperado para mí un viejo artículo.
Desde mis dieciséis o diecisiete años me recuerdo como aficionado al cante. Un tiempo después vinieron mis primeras lecturas flamencas según he tenido ocasión de contar en este cuaderno de memorias. Con ellas lo pasé muy bien pero la verdad es que no siempre supe digerirlas adecuadamente. Por ejemplo, la exuberante verborrea del argentino don Anselmo González Climent me llevó a idolatrar el cante de Caracol (devoción que aún conservo) pero también a rechazar de lleno las artes de Pepe Marchena. Ignorante de mí, me hice "antimarchenista". Y, como la ignorancia es atrevida, me permitía hasta discutir con gente mayor como don Juan Alba o el tabernero don José Marín, marchenistas ambos y amigos personales del cantaor. Además de cante también hablaba con ellos de toros. En aquellos años estaba en plenitud el torero Manuel Benítez "El Cordobés" y, como los burros tropezamos dos veces, también me hice "anticordobesista".
En agosto de 1965, en la Revista de Feria de mi Fernán Núñez natal, publiqué este artículo:
¡Qué horror! Perdón, don José Tejada, perdón don Manuel Benítez. La verdad es que del torero nunca llegué a ser admirador aunque sí de su figura humana. Pasados los años llegué a conocerlo personalmente y hoy por hoy tiene todas mis simpatías. En cuanto al cantaor, el antes citado José Marín me insistía en que escuchara sus discos e incluso me incitó a que asistiera a su espectáculo una de las veces que Pepe Marchena pasó por el pueblo. Manolo del Rosal, fundador y alma de la Peña "El Mirabrás", también me decía que al Niño de Marchena había que tenerlo en cuenta. Poco a poco me hicieron evolucionar en mis apreciaciones y con el tiempo acabé siendo un ferviente seguidor y defensor del Niño.
Hoy, casi en los umbrales de la cuarta edad, paso muchas horas en soledad. Bueno, en soledad no porque tengo mis discos. Puedo asegurarles que no me harto de oír a don José Tejada Martín. Hace un rato, y es sólo un ejemplo, escuchaba esta malagueña que él, con sus caprichos habituales, llamaba "Cante de Chiclana":
Y ahorita mismo lo escucho por soleares:
Canta Marchena "Válgame, Dios, qué vergüenza". Vergüenza: vergüenza, la que yo siento por mis pecados de juventud. Perdón una vez más.
Coño!!! Andrés yo aún no había nacido y tu ya escribías la mar de bien, en algunas cosas, no creas que estabas tan desencaminado...jajajajaja.
ResponderEliminarEn este caso estaba desencaminado del todo.
EliminarAndrés, no eres el único. Otros reconocidos aficionados locales transitaron del antimarchenismo al promarchenismo. No hay que dar nombres, que aquí nos conocemos todos. Sí te nombraré, porque tú lo haces, al sabio de esta historia: Manuel del Rosal Luna que siempre estuvo en su sitio.
ResponderEliminarAriza de F. N.
Ego te absolvo, pecatus tuus, gratia plena en el arrepentimientum et forma de expresarlo, Dominus boviscum. Amén.
EliminarEstá bien, maestro. Todos hemos sido jóvenes (algunas muy ignorantes) y atrevidos.
ResponderEliminar¿De dónde te sacaste eso del "masismo"? Es muy bueno. (ji ji jiiiii)
Salud.
Me parece recordar que lo del "masismo" era término usual en González Climent.
EliminarAndrés, el primer libro que leí de flamenco con 18 años fue "Mundos y Formas del Cante Flamenco". Tanto me impactó que sólo veía cantaores gitanos por toas partes, con su ritos, pañuelos, razones incorpóreas y duendes, en mis sueños, en el desayuno, en mis siestas.... Me empapé del cante de Mairena, Juan Talega, El Borrico, El Lebrijano con su Persecución....,considerando a Valderrama o Marchena como la reencarnaciópn del mal con relación a la buena jondura flamenca. Con el tiempo y posteriores lecturas-crucial fue el libro del austriaco Gerad Streingres-fueron ampliándose mis gustos y sensibilidades.A la par, los conocimientos muscales que iba adquiriendo en la Universidad y en el Conservatorio me permitieron conocer la musica del cante flamenco y así derribar misteriosos y falsos mitos en torno a la misma. Y así hasta hoy..., que disfruto tanto con una toná-liviana del maestro de los Alcores como de una malagueña de Marchena, pasando por Chacón, Fosforito o Joselero.ALVARO DE LA FUENTE
ResponderEliminarPues mira, Álvaro, yo por la biblia de Molina-Mairena pasé más ligero aunque también me influyó algún tiempo. Mis tempranas conversaciones con gente como Pepe Blas Vega me abrieron otras vías.
EliminarMucho te honra reconocer ese pecado de juventud, Andrés. No es fácil analizar una genialidad tan desbordante como la de Marchena, pero lo que sí tengo claro, es que desconfío de aquellos aficionados "ya criaos" que le desprecian. Y te lo dice uno que si con alguien muere es con Mojama, Tomás, Pastora, Isabelita, Manuel, el Gloria, etc. Genio como pocos.
ResponderEliminarUn abrazo.
jajaj casi todos hemos pasado por eso, Andrés
ResponderEliminarUn abrazo
JB
Sí, Pepe, González Climent e inmediatamente después la pareja Molina-Mairena, pesaron demasiado en aquellos años. Su palabra iba a misa. Un abrazo, amigo
EliminarBuenas tardes Andrés,
ResponderEliminarYo no llegué a verlo como un hijo del demonio, porque tuve al sensato de mi padre, que pese a ser un admirador del cante mairenero siempre hizo los cantes de ida y vuelta de Marchena. Por eso, lo tenía encasillado ahí; a algo muy superficial quizá para lo que después me vino encima. Sigo sin conocer a fondo a Don José Tejada, pero eso no quita que lo valore, lo tenga presente, y por supuesto, que lo escuche con los ojos cerrados soñando sin estar dormida. Un beso.
La publicación de sus grabaciones entre 1924 y 1934 es sorprendente. ¡Cómo conocía y cómo cantaba por soleá, por seguirillas, malagueñas, tarantas! ¿Sabes que fue el primero en grabar las soleares de Alcalá? ¿Sabes que ya en los años veinte cantaba algo muy parecido al dichoso Charamusco? No sigo.
EliminarUn beso, niña.