A veces encuentra uno en los libros afirmaciones alucinantes.Vean este ejemplo:
El concurso de Cante Jondo de Granada fue un duro golpe para el fandango, por mano de Manuel de Falla, valeroso sostenedor del cante jondo puro y antiguo.
Lo he sacado de un un libro muy citado cuyo autor es un reconocido musicólogo. al que llamaremos señor H
¿A qué fandangos quiso referirse nuestro señor H? Si nos vamos a la discografía recuperada de los años anteriores a 1922, pocos fandangos, con ese nombre, encontramos. El Mochuelo, acompañado por Manuel López, los grabó en 1915 según mostramos en nuestro Museo del Fandango. En 1917 lo hace Pastora Pavón y en 1919 Emilia Benito, la primera acompañada por Currito de la Jeroma y la segunda con orquesta, grabaciones una y otra de claro sabor folk-lórico. Con otros nombres sí aparecen algunas cosas, tampoco muchas: Paco el de Montilla dejó unas malagueñas en las que reconocemos lo que mucho después dio en llamarse el cante de jabegotes, Manuel Reina (Canario Chico) registró unas granadinas que no dejan de ser un fandangos de Granada y otro de Lucena, El Mochuelo grabó unas rondeñas que no eran sino fandangos lucentinos y también unas jabera y rondeña del Negro donde el segundo cante vuelve a ser de Lucena. Los citados fandangos de Lucena, así como los granadinos de África la Peceña y algunos fandangos malagueños, sí fueron usados como remate a muchos cantes mineros y así podemos encontrarlos en registros del Garrido de Jerez, del Niño de la Isla, Manuel Escacena, Pastora Pavón, La Salerito, El Niño Ríos, Paca Aguilera, Antonio Grau, la Niña de Jerez o El Niño de las Marianas entre otros.
¿Eran estos inocentes fandangos objeto a batir en el Concurso de 1922 en Granada? ¿Tenían la animadversión de don Manuel de Falla? No parece creíble en absoluto. Yo pienso que el señor H se equivocó y que cuando escribió lo que hemos citado al principio pensaba en lo que se conoce como fandangos naturales o fandangos personales. No fue el único porque, como hemos mostrado en este cuaderno, Edgar Neville vino a decir cosas parecidas, siendo más graves en el caso de Neville porque fue testigo directo del concurso granadino.
No, mire usted señor H, esos fandangos aparecieron después. Desde la época de la moguereña Dolores la Parrala (1845-1915) y a su vez trasplantados desde las tierras malagueñas, empezaron a proliferar por los pueblos de Huelva (El Alosno, pueblo que aparece en la foto de la derecha, de manera especial) toda suerte de fandangos, los cuales se ponen de moda en Sevilla, a comienzos de los años veinte, cuando irrumpen en la capital andaluza cantaores de Huelva tales como Pepe Rebollo y Paco Isidro, seguidos algo después por Antonio Rengel y Pepe la Nora. Estos cantaores, junto a Rafael Pareja y a Joaquín El Cojo de Málaga, son los que hacen que gente como Cepero y Vallejo, Manuel Torre y Tomás Pavón, El Gloria y Pepe Marchena, se acerquen al fandango plasmando sus personales versiones del mismo.
Pero todo esto, insistimos, fue posterior al Concurso de Granada. Concretamente, la primera gran tanda de fandangos fue grabada en diciembre de 1922 por el sevillano Manuel Centeno acompañado por la guitarra de Manolo de Huelva. En este cuaderno ya tuvimos ocasión de escuchar uno de esos registros, el correspondiente a los Fandangos de Lucena. Oigamos ahora dos grabaciones con cantes de Huelva:
¿A qué fandangos quiso referirse nuestro señor H? Si nos vamos a la discografía recuperada de los años anteriores a 1922, pocos fandangos, con ese nombre, encontramos. El Mochuelo, acompañado por Manuel López, los grabó en 1915 según mostramos en nuestro Museo del Fandango. En 1917 lo hace Pastora Pavón y en 1919 Emilia Benito, la primera acompañada por Currito de la Jeroma y la segunda con orquesta, grabaciones una y otra de claro sabor folk-lórico. Con otros nombres sí aparecen algunas cosas, tampoco muchas: Paco el de Montilla dejó unas malagueñas en las que reconocemos lo que mucho después dio en llamarse el cante de jabegotes, Manuel Reina (Canario Chico) registró unas granadinas que no dejan de ser un fandangos de Granada y otro de Lucena, El Mochuelo grabó unas rondeñas que no eran sino fandangos lucentinos y también unas jabera y rondeña del Negro donde el segundo cante vuelve a ser de Lucena. Los citados fandangos de Lucena, así como los granadinos de África la Peceña y algunos fandangos malagueños, sí fueron usados como remate a muchos cantes mineros y así podemos encontrarlos en registros del Garrido de Jerez, del Niño de la Isla, Manuel Escacena, Pastora Pavón, La Salerito, El Niño Ríos, Paca Aguilera, Antonio Grau, la Niña de Jerez o El Niño de las Marianas entre otros.
¿Eran estos inocentes fandangos objeto a batir en el Concurso de 1922 en Granada? ¿Tenían la animadversión de don Manuel de Falla? No parece creíble en absoluto. Yo pienso que el señor H se equivocó y que cuando escribió lo que hemos citado al principio pensaba en lo que se conoce como fandangos naturales o fandangos personales. No fue el único porque, como hemos mostrado en este cuaderno, Edgar Neville vino a decir cosas parecidas, siendo más graves en el caso de Neville porque fue testigo directo del concurso granadino.
No, mire usted señor H, esos fandangos aparecieron después. Desde la época de la moguereña Dolores la Parrala (1845-1915) y a su vez trasplantados desde las tierras malagueñas, empezaron a proliferar por los pueblos de Huelva (El Alosno, pueblo que aparece en la foto de la derecha, de manera especial) toda suerte de fandangos, los cuales se ponen de moda en Sevilla, a comienzos de los años veinte, cuando irrumpen en la capital andaluza cantaores de Huelva tales como Pepe Rebollo y Paco Isidro, seguidos algo después por Antonio Rengel y Pepe la Nora. Estos cantaores, junto a Rafael Pareja y a Joaquín El Cojo de Málaga, son los que hacen que gente como Cepero y Vallejo, Manuel Torre y Tomás Pavón, El Gloria y Pepe Marchena, se acerquen al fandango plasmando sus personales versiones del mismo.
Pero todo esto, insistimos, fue posterior al Concurso de Granada. Concretamente, la primera gran tanda de fandangos fue grabada en diciembre de 1922 por el sevillano Manuel Centeno acompañado por la guitarra de Manolo de Huelva. En este cuaderno ya tuvimos ocasión de escuchar uno de esos registros, el correspondiente a los Fandangos de Lucena. Oigamos ahora dos grabaciones con cantes de Huelva:
(Nótese que el segundo estilo de fandangos es el asociado a Pérez de Guzmán. Con el nombre de Fandangos de Alosno, este estilo fue grabado un año antes por El Cojo de Málaga).
Buen repaso, pero te has olvidado de las grabaciones de Juan Breva, creo que de 1910-
ResponderEliminarAriza de F. N.
Imperdonable por mi parte que me haya olvidado de las preciosas tandas de malagueñas-fandangos-verdiales (los tres nombres podrían valer aunque en su época predominaba el de "malagueñas") que grabó Juan Breva al final de su vida. Cantes muy personales basados en los fandangos veleños. Curiosamente en una de las tandas intercala la verdial lucentina..
EliminarHe entrado alguna que otra vez en su blog que me parece sincero, sencillo, directo y didáctico. Hoy he visto que el responsable del foro El Flamenco y su Cultura, o sea el que firma como El Olivo, ha enlazado esta entrada de usted. ¿Es su amigo?
ResponderEliminarBanacolocha Boix, aficionado madrileño.
Dios me libre de ser amigo de ese personaje. Su foro sólo me trae recuerdos desagradables por lo que hace tiempo que decidí ignorarlo.
EliminarSaludos para usted