Fernando Quiñones Chozas nació el 2 de marzo de 1930 en Chiclana de la Frontera (Cádiz). Murió en la Tacita de Plata el 17 de noviembre de 1998. Buen poeta y buen novelista recibió premios literarios en España y otros países, promotor cultural. Gran aficionado al flamenco, hacía sus pinitos como cantaor, tal como vemos en la foto contigua. En todo caso, persona entrañable que se hacía querer por cuantos tuvieron (bueno, yo puedo decir tuvimos) la suerte de conocerlo.
Miembro destacado del grupo de poetas metidos a flamencólogos, nos dejó, entre otros escritos, dos libros muy populares: De Cádiz y sus Cantes (1964, con una 2ª edición, aumentada y corregida, en 1974) y El Flamenco vida y muerte (1971).
Como casi todos los poetas-flamencólogos arrimó el ascua a la sardina del "filo-gitanismo" y fue crítico feroz del cante y los cantaores de la etapa de la "Ópera Flamenca". En la página 207 de El Flamenco vida y muerte dejó escrito el siguiente párrafo que resume muy bien lo que estos flamencólogos pensaban de la época de la dichosa ópera:
Miembro destacado del grupo de poetas metidos a flamencólogos, nos dejó, entre otros escritos, dos libros muy populares: De Cádiz y sus Cantes (1964, con una 2ª edición, aumentada y corregida, en 1974) y El Flamenco vida y muerte (1971).
Como casi todos los poetas-flamencólogos arrimó el ascua a la sardina del "filo-gitanismo" y fue crítico feroz del cante y los cantaores de la etapa de la "Ópera Flamenca". En la página 207 de El Flamenco vida y muerte dejó escrito el siguiente párrafo que resume muy bien lo que estos flamencólogos pensaban de la época de la dichosa ópera:
Chacón, artista de amplio repertorio y grandes facultades, sube al fin el cante a los escenarios teatrales. El paso es decisivo. Con él se pone en movimiento un fuerte volumen de intereses económicos a los que es necesario servir, y tal servidumbre desencadena una descomposición artística que sólo en nuestros días se está reparando, pero que, de cara sobre todo a los grandes públicos, afectará ya para siempre a un entendimiento de la verdad del flamenco.
Más adelante, y después de justificar en parte la figura de don Antonio Chacón, nos dice:
Queda claro que todo el ruiseñorismo a que ya aludimos procede del valioso pero flaqueante estilismo de Chacón, propicio a todo género de posteriores flautinerías, que han encontrado luego en José Tejada, Niño de Marchena, su menos censurable representante actual y que han resbalado después hacia los floripondios de Valderrama, Antoniosmolinas y demás canoros, faltos de temperamento flamenco.
No deja de ser curioso que Quiñones se muestre hasta comprensivo con el maestro de Marchena, objeto que fue de tantos y tantos ataques y negaciones por parte de algunos flamencólogos de su misma cuerda. Tal vez Fernando era consciente de la devoción que muchos flamencos gitanos sentían por la figura de José Tejada. Lo que es seguro es que ignorara el aprecio y la defensa del cante de Valderrama que hicieron, entre otros, gente como Pastora y Tomás Pavón. Aquí Fernando se equivocó del todo: podría gustar o no gustar del arte del cantaor jienense, pero lo que no podía hacer era negarle "temperamento flamenco".
La ojeriza hacia el de Torredelcampo fue mostrada por el chiclanero en más ocasiones. No sé dónde la publicaría, pero, en la página 235 de su Historia del Cante Flamenco, Ángel Álvarez Caballero, refiriéndose otra vez a Valderrama, nos deja una cita de Quiñones que es una auténtica perla:
¿Filoxera? Me sonaba que era una enfermedad de la vid y, en efecto, el DRAE nos dice que filoxera es un "insecto hemíptero de menos de medio milímetro de largo, que ataca primero las hojas y después los filamentos de las raíces de las vides, y se multiplica con tal rapidez que en poco tiempo aniquila los viñedos de una comarca". ¿Gorgoritos? Está claro que se refiere a "quiebros que se hacen con la voz en la garganta, especialmente al cantar". ¿Repipieces? El diccionario dice que son "las cualidades de repipi", sin olvidar que repipi suele decirse de "un niño afectado y pedante". Y uno se imagina al "diminuto Valderrama" con sus gorgoritos, sus afectaciones y sus pedanterías, atacando y destruyendo todas las hojas y todas las raíces del árbol del Flamenco. ¡Qué barbaridad!
¡Ay, Fernando, Fernando! Supongo que en el "Cielo de los Flamencos" te habrás encontrado con Valderrama y, con lo buena gente que erais los dos, habréis firmado las paces. Y disfrutarás, como lo hacemos los mortales que todavía caminamos por este "valle de lágrimas", escuchando cositas como ésta:
La ojeriza hacia el de Torredelcampo fue mostrada por el chiclanero en más ocasiones. No sé dónde la publicaría, pero, en la página 235 de su Historia del Cante Flamenco, Ángel Álvarez Caballero, refiriéndose otra vez a Valderrama, nos deja una cita de Quiñones que es una auténtica perla:
... filoxera de gorgoritos y repipieces que nada tienen que ver con el cante por alegrías ni con ningún otro cante puro que pueda llamarse tal.
¡Ay, Fernando, Fernando! Supongo que en el "Cielo de los Flamencos" te habrás encontrado con Valderrama y, con lo buena gente que erais los dos, habréis firmado las paces. Y disfrutarás, como lo hacemos los mortales que todavía caminamos por este "valle de lágrimas", escuchando cositas como ésta:
El propio Valderrama se queja en el libro "Mi España Querida" (Valderrama-A.Burgos) cuando dice:
ResponderEliminar""...ni cuando murió Franco, ni con el Rey; le dieron la amnistía a todos menos a nosotros""
Y lleva razón. Ciertos sectores de la izquierda intelectual de aquella época asociaban "la copla" con el régimen imperante. Valderrama era vilipendiado porque usó mucho la canción más o menos aflamencada. Pero, vivir para ver: ¿tú sabes, Pedro, que Canal Sur dedica horas y horas a la copla y cada vez menos tiempo (y con peor calidad) al flamenco? Y eso que aquí lleva gobernando el Psoe treinta años...
Eliminar¿Y a mí que me da que algunos de estos flamencólogos eran un poquito sádicos? Parece que, para llegar a lo más alto de la "pureza flamenca", había que vivir en una cueva, como el pobrecito de Manolito María el de Alcalá, o vender caramelos por la calle, como cuentan del loco Macandé. ¡Un poquito de seriedad, señores!
ResponderEliminarAriza, el de tu pueblo.
Llevas razón, paisano. Éstos son de los que piensan que "los flamencos no comen", lo cual alguna vez fue cierto. Me estoy acordando de aquella anécdota en que Manuel Torre estaba en una fiesta pero no decía ni mú, hasta que, cuando le insistieron, dijo que ni comía ni cantaba hasta que a sus galgos les pusieran unos platos de jamón. Naturalmente que se los pusieron y el Torre ya cantó. ¡Qué clase!
ResponderEliminarEs curioso pero el Niño Ricardo, tocaor habitual de Valderrama en los años 40 y 50, además de autor de muchas de las canciones del cantaor, sí fue admitido y admirado por aquellos "purísimos" flamencólogos. ¿Por qué Ricardo sí y Valderrama no?
ResponderEliminarMira, Anónimo, la única explicación que se me ocurre es que Antonio Mairena lo llamó para grabar, junto a Melchor de Marchena, "La gran historia del cante gitano-andaluz", y, claro, el de los Alcores tenía capacidad para conceder perdones y hasta indulgencias plenarias. Por aquellas fechas Ricardo llegó a grabar incluso con Juan Talega.
EliminarSin tener mucha idea, creo que lo que no le perdonaban a Valderrama fue su éxito económico y su talento empresarial, además de no ser gitano.
ResponderEliminarEl Niño de Marchena se salvó algo más por su enorme popularidad y porque fue mal administrador y manirroto, y no está bien meterse con alguien que acaba en la miseria.
La corriente pro-gitanista de los poetas-flamencólogos fue implacable, y Quiñones, aunque estupendo escritor, no se libró del influjo de ese movimiento tan fuertemente implantado desde el emparejamiento de Ricardo Molina y Antonio Mairena. Después se volvieron las tornas, y le tocó sufrir persecución al "mairenismo". Aquí nadie está a salvo -ni Enrique, ni Camarón.
En fin, que a los poetas hay que leerlos y disfrutarlos si son buenos escritores, pero no tomar sus "metáforas" y "teorías" como verdades ciéntificas, sino como juegos del lenguaje.
Salud y disculpas por el "sesudo" discurso que me ha salido. :-)
No, Porverita, si un poeta se mete a medio ensayista, a medio historiador, etcétera, debemos de leerlo y criticarlo como tal y no como poeta. Estoy de acuerdo contigo en lo de los vaivenes. Por mi parte, como suelo remar a la contra, nunca fui un mairenista aunque respetaba a Mairena, pero mi respeto ha aumentado considerablemente al observar que su obra era cada vez más cuestionada. Salud.
EliminarEso ha pasado por hacer una flamencología de poetas,sin conocimientos historiográficos ni musicológicos serios y por reinventar la literatura ya inventada por Demófilo. Por suerte, salvo algunos cantamañanas como Álvarez caballero,o talibanes como Menese, la flamencología ha dejado de pontificar y es más abierta y además más rigurosa. Pero en su época le fastidiaron la carrera a más de uno
ResponderEliminarLlevas razón, Felipe. Aún quedan "flamencólicos" a la antigua, además de Álvarez Caballero. Por ejemplo, Alfredo Grimaldos.
EliminarLos que intentamos aprender continuamente no tenemos problemas para escuchar a to@s l@s cantaores/as, pues la única forma de adquirir conocimiento es escuchar a tod@s. Otra cosa es con quién estás más a gusto y además a que hora del día y que día, porque como se ha dicho muchas veces el Flamenco no es un despertador. Lo que no me agrada es el intento de algun@s de tirar lor tierra la labor desarrollada por unos en detrimento de otros. En fin, acabo ¡¡Viva el Flamenco y l@s Flamenc@s.
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