Para Alejandro Reyes y todos cuantos viven la actual crisis del San Juan Evangelista
Desde que el Colegio se refundó en el curso 1966-67 su principal problema fue la viabilidad económica. Tanto que hubo que pedir ayuda. A ella acudió la Caja de Ahorros de Ronda. Dos de sus miembros (Don Juan de la Rosa padre e hijo) pasaron a formar parte del Patronato del Colegio a la vez que incluyeron a éste dentro de su Obra Social. De hecho esto supuso que la Caja se hacía dueña del Colegio, cosa que se ha mantenido hasta nuestros días si bien ahora la entidad se llama Unicaja. Hasta nos mandaron un Administrador, de nombre curiosamente coincidente con un político famoso en aquella época: José Solís. Era un hombre ya mayor que pasó a ocupar una de las habitaciones de invitados. Resulta que era aficionado al cante con lo cual el señor Solís y yo hicimos buenas migas.
En la confianza de que el Colegio quedaba bien apuntalado al menos en su economía, don Jesús Cobeta planea su retirada para octubre de 1969. También lo harían porque estaban a punto de casarse el Subdirector General Jesús Sebastián Audina y Tomás Mingot Jiménez, Subdirector de la Primera Comunidad. Unos meses antes lo había hecho Alfonso Sabán Gutiérrez, el cual fue sustituido como Sudirector de la Tercera Comunidad por Frutos Barbero Sánchez, al que todos nombrábamos como "Tito" (a quien vemos a nuestra izquierda en foto actual). Total, para el curso venidero, sólo quedábamos en el equipo de gobierno Tito y yo. Hubo consenso para que él fuese el próximo Director y para que la Subdirección General recayera en mí. Como Subdirectores de Comunidad entrarían Manuel Núñez Encabo (sí, el mismo que un 23 de febrero, años después, acababa de ser llamado a votar cuando irrumpió en el Congreso el coronel Antonio Tejero), Francisco Gutiérrez Carbajo y, si la memoria no me falla, José Luis Sagredo Ruiz.
En la confianza de que el Colegio quedaba bien apuntalado al menos en su economía, don Jesús Cobeta planea su retirada para octubre de 1969. También lo harían porque estaban a punto de casarse el Subdirector General Jesús Sebastián Audina y Tomás Mingot Jiménez, Subdirector de la Primera Comunidad. Unos meses antes lo había hecho Alfonso Sabán Gutiérrez, el cual fue sustituido como Sudirector de la Tercera Comunidad por Frutos Barbero Sánchez, al que todos nombrábamos como "Tito" (a quien vemos a nuestra izquierda en foto actual). Total, para el curso venidero, sólo quedábamos en el equipo de gobierno Tito y yo. Hubo consenso para que él fuese el próximo Director y para que la Subdirección General recayera en mí. Como Subdirectores de Comunidad entrarían Manuel Núñez Encabo (sí, el mismo que un 23 de febrero, años después, acababa de ser llamado a votar cuando irrumpió en el Congreso el coronel Antonio Tejero), Francisco Gutiérrez Carbajo y, si la memoria no me falla, José Luis Sagredo Ruiz.
Pero la económica no fue la única crisis que nos trajo el curso 1968-1969. Hubo otra de mayor calado. Los mandamases del Régimen llevaban muy mal la creciente politización de muchos colegiales y no soportaban las actividades culturales que, para los censores al uso, eran claramente "actos subversivos". La actividad de los grupos de teatro independiente, de la que he hablado otro día, fue la gota que hizo rebosar el vaso. Fuera como fuera, querían acabar con esta situación. La DGS (Dirección General de Seguridad) presionaba al Rectorado para que éste, a su vez, presionara a la dirección del Colegio y a los nuevos patronos de la Caja de Ronda. La presión fue tan fuerte que el Rectorado amenazó con el cierre, salvo que hubiese un "cambio radical" en el equipo directivo. A los rondeños no les quedó otra alternativa que recurrir a la Congregación Salesiana, conocida de ellos por tener un famoso colegio en la bella ciudad del Tajo. El proyectado equipo de Gobierno del que hablé más arriba, no llegaría a tomar posesión y, a partir de julio, la dirección se entregaría a varios sacerdotes salesianos.
El más perjudicado por el cambio era Tito, licenciado en Ciencias Políticas, que estudiaba para ingresar en el cuerpo diplomático y que no tenía oficio ni beneficio alguno. La Caja lo compensaría ofreciéndole la gerencia de un hospital que tenían en Ronda y allí, efectivamente, acabó en el mes de octubre.
De mí ni echaron cuentas, ni yo abrí la boca para reclamar nada. Poco menos que con un simple "si te ví, no me acuerdo" salí del colegio a finales de junio de 1969. Cargué mis pocas pertenencias en un coche que había comprado dos meses antes y me fui a pasar unos días con una de mis hermanas que vivía en Madrid. El trayecto lo hice llorando. Nada más llegar a su casa, me fui al tocadiscos de mi cuñado y me puse a oír estas Soleares de Córdoba:
¡¡Una más de lo que tuvimos que aguantar en el franquismo!! . No imaginarían ni el daño que hicieron tanto a ti como a la cultura al hacer lo que hicieron. La labor que hiciste después ,con la mínima organización que montaste en Andalucia enviando tanto allí como fuera libros de flamenco y de literatura andaluza , en la que íbamos colaborando ingresando previamente algo de dinero, para que preparases el siguiente libro, fue una LABOR QUE HICISTE ,IMPAGABLE .¡¡Un millón de gracias !!.
ResponderEliminarJUAN JOSE GONZALEZ GONZALEZ
Tiempo habrá de contarlo en detalle, pero, a pesar de la entrada de los salesianos, no pudieron con el espíritu de los refundadores del San Juan. También contaré algún día cómo nació lo de editar libros. Ediciones Demófilo no hubieran existido sin el San Juan.
EliminarQue lloraras lo entiendo: te habías encariñado con el local, y sobre todo que a nadie le gusta que le echen, aunque en este caso para ti era un honor irte.Con su pan se lo coman.
ResponderEliminar¿Que bien! no estar con ellos.
¿Donde continuaste tus estudios?
Desde esta ciudad en Fiestas Mayores un saludo magdalenero.
Lloraba de rabia pensando que el proyecto del San Juan podía irse al garete. Como le indico a Juanjo González, el paso de los años mostró que no fue así. Ya contaré cuál fue mi siguiente "posada".
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