Ayer mismo me encontraba el recorte de prensa que pongo a la izquierda, el cual fue publicado por El Defensor de Córdoba el día 15 de octubre de 1900. Se celebraba la onomástica el senador del reino don Eduardo Álvarez. Acompañados por esposas e hijas, allí estaban las fuerzas vivas de la burguesía ilustrada de Córdoba, entre los que cabe destacar a don Teodomiro Ramírez de Arellano, autor del libro Paseos por Córdoba, imprescindible para cuantos amamos la ciudad de Córdoba.
Al poco de empezar la fiesta la gente joven ya estaba bailando al son de rigodones, lanceros y walses. En un momento dado
María Ceballos Raya cogió la guitarra y con toda la gracia de nuestra tierra se acompañó y cantó malagueñas, tangos y soleares.
También cantó las guajiras la elegante joven Candidita Guzmán.
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Además bailaron sevillanas, soleares y el vito, como elllas solas saben hacerlo, las señoritas Angelita Romero, Carolina Coello, Concha Álvarez, María Ceballos y Clara Ortiz.
Digo yo que ¡no está mal que aperecieran malagueñas, tangos, soleares y guajiras, además de sevillanas y el vito! Sin duda, las citadas María Ceballos Raya y Candidita Guzmán, debían de conocer bien nuestro flamenco. En especial, María Ceballos tuvo que ser conocida y estimada en la ciudad. Murió relativamente joven y de una penosa enfermedad el 9 de abril de 1922. De ella dijo la prensa local que
fué un valioso elemento de la buena sociadad cordobesa y por sus virtudes y excelentes dotes de carácter disfrutó de la consideración y el afecto de cuantas personas la trataron.
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