En los años en que traté personalmente a Rafael Romero nunca le escuché ni en directo ni en discos cantar por granadinas. Pero nuestro amigo conocía (¿cómo no?) ese cante e incluso, caja de sorpresas, lo dejó grabado en una de sus estancias en París, año 1967, junto al guitarrista Pepe de Almería y se lo dedicó a la dueña del Café El Catalán, lugar donde solían recalar los flamencos cuando iban a la ciudad del Sena.
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