Envío a José Luis Ortiz Nuevo, fiel testigo de lo que cuento.
En este mi cuaderno de memorias se ha hablado mucho de La Hermandad. Quedan todavía sabrosas historias que contar pero hoy voy a dar un salto. Corría el año 1971. Salvador de Toro, que a su jornada laboral como maestro añadía su labor de estudiante en la Licenciatura de Sicología, había dejado de vivir en el viejo chalet. Gabrielito Vera había culminado su doctorado en Ciencias Matemáticas. Paco Hidalgo ya trabajaba como Ingeniero de Minas. Gutiérrez tenía empleo fijo en un Instituto de Enseñanza Media. Quien esto escribe aprobó en enero unas oposiciones (de las libres, de aquellas en las que tenías que enfrentarte a competidores de colmillo afilado) que lo convertirían en Catedrático de Matemáticas de la Escuela de Ingeniería Técnica Naval de El Ferrol, puesto al que debería incorporarse unos meses después. Total, que la continuidad de La Hermandad se presentaba imposible.
Ortiz Nuevo, nunca habitante de la misma pero siempre visitante esporádico, se deja caer un fin de semana por Madrid y le pido que nos reunamos con Enrique Morente. Así lo hicimos en la habitual Cervecería Alemana de la Plaza de Santa Ana. Había un cuarto asistente que no recuerdo si era Vera, Hidalgo o Gutiérrez.
-La Hermandad se acaba, hay que crear algo que nos mantenga unidos después de la desbandá que se avecina..
Ortiz, el imaginativo, dice:
-Yo tengo una idea. ¿Por qué no fundamos una editorial y publicamos libros sobre flamenco?
-Coño, José Luis, ¡qué buena ocurrencia!Dice Morente:
-Lo apoyo. Creo que habrá que contar con el amigo Blas Vega.
Y añade Ortiz
-Por supuesto. La llamaríamos EDICIONES DEMÓFILO como homenaje a don Antonio Machado y Álvarez y empezaríamos por publicar su "Colección de Cantes Flamencos" de 1881. Andrés, tú eres el que tiene que aglutinarnos y tirar del carro.
Tan seguro lo dijo Ortiz y tan seguro fue el asentimiento por parte de Enrique que no pude dudar ni un momento.
-Joder, mañana mismo me pongo con el tema. Tendré que hablar con Cobeta que seguro que nos echa una mano.
Cobeta, don Jesús, era nuestro antiguo director en el Colegio Mayor San Juan Evangelista. Yo lo seguía teniendo como un buen padre para toda suerte de cuestiones culturales.
Así de simple, de natural, fue como surgió esta iniciativa, este homenaje al Machado padre. De su desarrollo hablaremos en otro momento.
Poseo ese libro primer fruto de la editorial.
ResponderEliminarSe os apareció el hado que os inspiró tan magno trabajo.
Gracias a todos por ello.
Ortiz Nuevo siempre tuvo iniciativas muy valiosas. Fíjate que al cabo de unos años fue el creador y diseñador, director en las primeras ediciones, de las hoy famosísimas "Bienales de Sevilla". Mi orgullo es que fui yo, como he contado alguna vez en este blog, quien lo introdujo en el mundillo flamenco. En cuanto al libro de Machado Álvarez, se hablaba de él en los corrillos de expertos pero casi nadie lo había leido hasta que nosotros lo reeditamos.
EliminarBendita sea la hora fundacional, pues vuestros libros, los que cayeron en mis manos, me ayudaron mucho a amar el flamenco, disfruté con ellos y aprendí con ellos. Los conservo con cariño y todavía los disfruto, además del uso de obligada consulta. Al de Pericón le profeso un especial cariño, pues lo tengo dedicado de su puño por el entrañable Juman, como sabes, famoso fotógrafo gaditano, hijo de Pericón. Las mejores decisiones siempre surgen en un corrillo de entusiastas, acodados en una barra. Y ésta fue una de ellas. Por cierto, ¿llegasteis todos pronto a Sevilla? Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Javi, por tu comentario. Lo de "llegar a Sevilla" es otra historia que ya contaré De momento te cuento algo: yo firmé las oposiciones a Escuelas de Ingeniería Técnica Naval porque estaba la plaza de Cádiz. Acudimos quince opositores para dos plazas. Todos cargados de méritos y de experiencia docente, menos yo que era un niño al lado de los restantes. Empaté en la oposición con una catalana que al final sacó el número uno por aquello de que ella acreditaba más antigüedad. La buena de Montse se empeñó en elegir Cádiz y yo acabé en tierras gallegas. Pero, ¡cómo habría cambiado mi vida si en aquel 1971 yo hubiese ido a parar a tu bendito Cádiz!
EliminarTodavía siguen siendo obras de referencia los libros de la editorial Demófilo. El libro “Cantes flamencos” de Machado y Álvarez lo tengo regastado y lleno de anotaciones a lápiz. Disfruté mucho con los libros de Eugenio Cobos, y el de Pericón, y esos libritos pequeños que tengo todos juntos. Viendo sus lomos en la estantería y sabiendo que la editorial se gestó en una cervecería no puedo evitar hacer un chiste fácil: “De aquellas birras son estos lomos”.
ResponderEliminarUn abrazo
Ramón Soler
Gracias, Ramón. Nuestra labor fue ofertar lo que ninguna editorial comercial publicaba. Que desde el primer día anduviesen por allí gente como Blas Vega, Enrique Morente u Ortiz Nuevo fue una suerte para mí.
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