Visitando mi cuaderno Cantando por Fandangos, ahora convertido en EL MUSEO DEL FANDANGO, podrán elegir entre doscientos cincuenta (250) artistas distintos para escuchar este estilo de cante.

martes, 21 de abril de 2020

Una Niña de la Sierra encontrada en Játiva


Personalmente el efecto confinador del bichejillo ese que llaman corona virus me afecta poco porque yo llevo viviendo, casi a la manera de los anacoretas, desde hace más de tres años. Por los medios me entero de la actualidad y me da mucha pena el ver el destrozo que el virus ha causado y causa en nuestra sociedad y en nuestra economía.

Quiero decir que como siempre sigo repartiendo las horas de mi tiempo a mis dos hobbies (la ciencia matemática y el arte flamenco). En las últimas semanas, en lo que se refiere a mi segundo hobby, ando rebuscando noticias sobre cantes y cantaores en la prensa del período 1850-1950. Y,  de vez en cuando, me encuentro con curiosidades inesperadas. Por ejemplo, ayer tarde buscaba datos de la bailaora cordobesa Niña de la Sierra, esposa del guitarrista Antonio del Lunar y madre de nuestro internacional tocaor y concertista Juan Serrano. Encontré muy pocas cosas y en una de ellas resulta que me aparece otra Niña de la Sierra.


En efecto, en el periódico Las Provincias de Valencia del día 19 de junio de 1928 encuentro una noticia referida a ese bellísimo pueblo que los nativos conocen como Xátiva y que los castellano-parlantes escribimos como Játiva. Se refiere a tres cantaoras, siendo la Niña de la Sierra la segunda. Lo guardé sin más y cuando esta mañana iba a clasificarlo lo releo con atención y compruebo lo que ahora pueden leer todos ustedes.


Se ve que en ese levantino pueblo debía de haber un buen aficionado, de nombre Manuel García, guitarrista que se dedicaría a enseñarles cantes a sus hijas a las que "bautiza" como La Gallinerita, Niña de la Sierra y Niña de la Flor. Y por eso sus paisanos sebatenses pudieron escuchar peteneras, medias granadinas, fandangos y fandanguillos e inluso la Catalina de  Manuel Vallejo, ese cante con el cual, en los últimos tiempos ha castigado nuestros oídos la dichosa Rosalía.


Erróneamente, mis contrarios (o sea, los caballeros que a la manera medieval rompen sus lanzas en defensa de la señorita Vila Toabella) dicen que ataco a su diosa por ser catalana. No, por Dios, no. Conozco algo del historial flamenco y sé que tanto el litoral levantino como la propia Cataluña han dado (y siguen dando) importantes figuras: Carmen Amaya, Juan el de la Vara, Juan Varea, los Borrull, El Rojo el Alpargatero, Guerrita y muchísimos más. Precisamente el recorte que les he puesto prueba que por esas zonas siempre hubo afición. La había en Játiva como la había en Orihuela donde Miguel Hernández le componía coplas flamencas para que las cantara el Niño de Fernán Núñez asentado allí por aquel entonces. Lo que no sabremos jamás es cómo cantarían esas tres criaturitas a las que con todo su amor (me atrevo a decir) les enseñaba cantes el bueno de su papá.

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