Envío a Chemi López que, desde su Droguería Music en Écija, se dedica a editar discos y libros de cante.
Alguna ventaja habríamos de tener, digo yo, los que no somos "escritores de oficio" y mucho menos "escritores de beneficio". Publicamos lo que nos apetece, cuando buenamente nos viene en gana, sin sujeción a guión previo ni a calendario alguno,
- Yo mando en mi hambre
dicen que dijo algún flamenco, no recuerdo ni quién, ni dónde, ni cuándo. Pues eso,
- En mi desorden literario mando yo.
Viene todo esto a cuenta porque una vez me propuse el hablarles de los cinco libritos que compusieron la llamada Biblioteca Virgilio Márquez de Temas Flamencos de la que fue único responsable como editor. Y así, publiqué hasta cuatro artículos:
1) El 22 de febrero de 2013 lo hice para presentar el título De cómo el Duende Flamenco se hizo Matemático, publicado en 1987, original del francés, experto en flamenco, Philippe Donnier.
2) Dos días después, comenté algo del libro La Copla Flamenca y el Formalismo Ruso, también de 1987, cuyo autor era un viejo conocido mío convertido en flamencólogo desde su campo que era la Filología.
3) Pasados otros dos días, ya vamos por el 26 de febrero, les hablo del Flamenco decimonónico en Madrid, un tomito muy importante, publicado en 1989, bien acogido por los buenos investigadores flamencos actuales, del hispanista holandés Arie Sneeuw.
4) El día 20 de marzo del mismo 2013, en mi artículo Alcalá la Flamenca, les hablo del cuarto título de la referida Biblioteca, publicado en 1990. Su autor no era del mundo académico, como los tres anteriores, sino un aficionado de base, un gitano alcalareño, amigo Manolo Ríos Vargas, al que la vida nos arrebató antes de tiempo.
Luego resultó que me paré antes de decirles a ustedes algo del quinto y último título de la citada Biblioteca y que parao sigo después de casi cuatro años. A lo peor mi parada fue porque entraba en liza la controvertida figura de Pepe Marchena. Les conté en una ocasión que, como consecuencia de mi bisoñez, en remotas épocas me hice "antimarchenista" e incluso llegué a manifestarlo por escrito(*). Luego, aconsejado por aficionados diversos de mi pueblo, fui rectificando progresivamente hasta convertirme en "marchenista" acérrimo. En este blog ha aparecido como mucha frecuencia el nombre del cantaor sevillano y siempre para glosarlo y reivindicarlo.
Pero, volviendo a mi labor editorial, situémosnos en los últimos meses del año 1990 para asistir al final de la misma. Ediciones Demófilo ya estaba desaparecida y mis circunstancias personales no me permitían prolongar la vida de Virgilio Márquez, Editor. Había que despedirse y yo quise hacerlo responsabilizándome de la edición de un precioso libro que me había mandado mi apreciado amigo Eugenio Cobo, saldando así mi deuda con don José Tejada Martín, brindando a todos sus seguidores esta
Estamos a punto de cumplir los cuarenta años de la muerte de nuestro cantaor (4 de diciembre de 1976) y no he querido que pase la fecha sin que les hablara de este quinto y último título de la Biblioteca Virgilio Márquez de Temas Flamencos, último también de una etapa de mi vida en la que me dediqué a editar libros sobre Cante Flamenco.
(*) Véase el artículo Mi antimarchenismo: pecado de juventud que publiqué el 6 de junio de 2013.
Viene todo esto a cuenta porque una vez me propuse el hablarles de los cinco libritos que compusieron la llamada Biblioteca Virgilio Márquez de Temas Flamencos de la que fue único responsable como editor. Y así, publiqué hasta cuatro artículos:
1) El 22 de febrero de 2013 lo hice para presentar el título De cómo el Duende Flamenco se hizo Matemático, publicado en 1987, original del francés, experto en flamenco, Philippe Donnier.
2) Dos días después, comenté algo del libro La Copla Flamenca y el Formalismo Ruso, también de 1987, cuyo autor era un viejo conocido mío convertido en flamencólogo desde su campo que era la Filología.
3) Pasados otros dos días, ya vamos por el 26 de febrero, les hablo del Flamenco decimonónico en Madrid, un tomito muy importante, publicado en 1989, bien acogido por los buenos investigadores flamencos actuales, del hispanista holandés Arie Sneeuw.
4) El día 20 de marzo del mismo 2013, en mi artículo Alcalá la Flamenca, les hablo del cuarto título de la referida Biblioteca, publicado en 1990. Su autor no era del mundo académico, como los tres anteriores, sino un aficionado de base, un gitano alcalareño, amigo Manolo Ríos Vargas, al que la vida nos arrebató antes de tiempo.
Luego resultó que me paré antes de decirles a ustedes algo del quinto y último título de la citada Biblioteca y que parao sigo después de casi cuatro años. A lo peor mi parada fue porque entraba en liza la controvertida figura de Pepe Marchena. Les conté en una ocasión que, como consecuencia de mi bisoñez, en remotas épocas me hice "antimarchenista" e incluso llegué a manifestarlo por escrito(*). Luego, aconsejado por aficionados diversos de mi pueblo, fui rectificando progresivamente hasta convertirme en "marchenista" acérrimo. En este blog ha aparecido como mucha frecuencia el nombre del cantaor sevillano y siempre para glosarlo y reivindicarlo.
Pero, volviendo a mi labor editorial, situémosnos en los últimos meses del año 1990 para asistir al final de la misma. Ediciones Demófilo ya estaba desaparecida y mis circunstancias personales no me permitían prolongar la vida de Virgilio Márquez, Editor. Había que despedirse y yo quise hacerlo responsabilizándome de la edición de un precioso libro que me había mandado mi apreciado amigo Eugenio Cobo, saldando así mi deuda con don José Tejada Martín, brindando a todos sus seguidores esta
VIDA Y CANTE DEL NIÑO DE MARCHENA.
El prólogo lo firmó el recordado José Blas Vega y la cubierta, como las cuatro anteriores, la realizó Jacinto Lara.
Estamos a punto de cumplir los cuarenta años de la muerte de nuestro cantaor (4 de diciembre de 1976) y no he querido que pase la fecha sin que les hablara de este quinto y último título de la Biblioteca Virgilio Márquez de Temas Flamencos, último también de una etapa de mi vida en la que me dediqué a editar libros sobre Cante Flamenco.
(*) Véase el artículo Mi antimarchenismo: pecado de juventud que publiqué el 6 de junio de 2013.
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