Tan bella es la ciudad,
que decir "rondeña" nos hace pensar en la malagueña localidad de Ronda. Así parece haberlo asumido la flamencología en bloque desde los años cincuenta del siglo XX: rondeña de Almadén, rondeña de Romero o, más recientemente, rondeña de Morente
Sin embargo, el nombre de rondeña para un estilo de cante provenía del siglo XIX y se siguió usando en las primeras décadas del XX sin aludir a lugar alguno. Por ejemplo, se han aireado últimamente unas "rondeñas anónimas". Lo hacen Rafael Chaves y Norman Kliman en su impagable libro Los Cantes Mineros y nos ofrecen una muestra sonora, la contenida en la segunda letra de esta grabación que hiciera en 1911 Pepe el de la Matrona:
Aire de fandango, con letra de minas (Morente la usó muchos años después para su minera del Morato) que a su vez complementa a una taranta. Estos autores sugieren que muchos fandangos que a la postre han tomado nombre propio (zánganos, jabegotes y verdiales) pudieron estar englobados en tiempos anteriores en el nombre genérico de "rondeñas". Más: nos hablan de "rondeñas de arriería" porque eran los arrieros los que las iban llevando de un lado a otro de la geografía andaluza. Hipótesis con muchos visos de ser cierta, que cuadra perfectamente con el hecho de que la "rondeña del Negro" ya citada desde la época de Silverio, fue grabada por Antonio El Mochuelo en 1906, junto a una jabera, y al oírla pudimos comprobar que se se asemeja mucho a una variante de lo que después hemos dado en llamar fandangos de Lucena Por favor, repasen este enlace y después oigan esta otra grabación, ahora de 1907 y con la guitarra de El Hijo del Ciego, donde El Mochuelo repite la pareja jabera-rondeña, siendo la segunda letra un fandango que oscila entre Granada, Lucena y Málaga:
¿Rondeña de Ronda? Vámonos a 1928 y escuchemos lo que con el nombre de rondeña nos dejó el gran Manuel Torrre:
¡Vaya, pero si esto es lo que ahora llamamos taranto! Es que en la época de la pizarra se rotulaba muy a la ligera, piensan y lo han dejado escrito algunos flamencólogos. Pues no lo sé, pero el Torre fue pertinaz y un año después volvió a grabar su otra rondeña, tan repetida luego, aquella de ¿Dónde andará mi muchacho? Y, si seguimos avanzando en el tiempo, nos encontramos enseguida con que Ramón Montoya rotuló como rondeña su famosa composición que recuerda inevitablemente el toque que se sigue para los cantes de minas. ¿En qué quedamos? Un nuevo salto en el tiempo (ahora no sabría precisar la fecha de esta grabación) y escuchamos a Carmen Amaya y Sabicas estas "rondeñas":
div>
¿Seguimos? Claro que seguiremos, pero por hoy ya vale.
¿Seguimos? Claro que seguiremos, pero por hoy ya vale.
No hay comentarios:
Publicar un comentario