Dentro del desorden que reina en mi archivo personal, de vez en cuando me aparece algún papel que me llama la atención. Hoy le ha tocado el turno a un recorte de prensa de fecha 9 de diciembre de 1983. Apareció en el diario La Voz de Córdoba y se trata de una entrevista realizada por el colaborador literario de dicho periódico, el buen poeta Antonio Rodríguez Jiménez. El entrevistado es un tal Andrés Raya, o sea, servidor de ustedes. Me ha dado por transcribirla y ofrecerla a los seguidores de mis enlagunadas memorias. Lo hago por dos razones:
1) Constato con cierta pena que muchas cuestiones problemáticas que entonces se planteaban siguen vigentes en sectores de la afición.
2) Para que comprueben quienes me han conocido en los últimos años (algunos de los cuales me tachan de radical) que quien soy ya lo era entonces. Lean mi concepción del flamenco como cultura popular, vean lo que pensaba sobre Caracol y sobre Mairena, mis recelos hacia los poetas-flamencólogos, mi visión de la "pureza", etcétera.
Dos detalles que se le debieron escapar al bueno de Antonio:
a) Yo no trabajé 9 años en Madrid sino 4, haciéndolo en El Ferrol los otros 5, antes de trasladarme a la Universidad de Córdoba en la que he trabajado a partir de 1976.
Dos detalles que se le debieron escapar al bueno de Antonio:
a) Yo no trabajé 9 años en Madrid sino 4, haciéndolo en El Ferrol los otros 5, antes de trasladarme a la Universidad de Córdoba en la que he trabajado a partir de 1976.
b) Caracol no estaba en el círculo de nuestros amigos flamencos. ¡Qué más hubiera querido yo! Conocí a don Manuel pero sólo en visitas esporádicas a su tablao "Los Canasteros", lo saludaba pero no llegué a conversar con él.
Ahora les dejo con lo que publicó "La Voz".
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Entradilla: Andrés Raya nació en Fernán-Núñez (Córdoba) en 1943. Se licenció en Ciencias Matemáticas y actualmente es catedrático de la Escuela Normal de Magisterio. Trabajó 9 años en Madrid y estuvo muy ligado al Colegio Mayor San Juan Evangelista y al mundillo flamenco de Madrid, siendo un poco pionero en llevar el flamenco a la Universidad. Fundó y dirige desde 1974 Ediciones Demófilo, donde ha publicado más de una treintena de libros de diversos autores, dedicados al arte flamenco. Hoy está considerado como uno de los mejores conocedores de este arte popular.
La Voz: Ediciones Demófilo ha publicado bastantes libros dedicados al flamenco. ¿Cómo empezó tu interés por la edición de este tipo de libros?.
A. Raya: Nació a la vez que la propia editorial, que creamos por cierto en Madrid hacia 1974, un grupo de amigos procedentes de un colegio mayor, el San Juan Evangelista. Éramos antiguos colegiales que habíamos formado una peña flamenca o grupo de aficionados. Fue una época muy intensa de vida flamenca por nuestra parte, en la que estuvimos conviviendo con Manolo Caracol, Pepe el de la Matrona, Rafael Romero, Enrique Morente, Pepe "El Culata", Miguel Vargas, infinidad de cantaores, guitarristas, de bailaores, que estaban muy cercanos, y de allí un buen día surgió la idea, principalmente entre Ortiz Nuevo y yo, de fundar esta editorial pensando un poco en el nexo de unión del grupo, que ya veíamos que se disolvía por necesidades profesionales.
La Voz: ¿Cuál es la relación primordial entre flamenco y cultura?. ¿Hasta qué punto éste representa una parte fundamental de la cultura de nuestro pueblo?.
A. Raya: El flamenco indudablemente es cultura. Y pese a lo que se diga es cultura popular. Es una expresión de cultura popular en tres sentidos. Está hecho siempre por gente del pueblo; se hace en lenguaje del pueblo, y expresa sentimientos comunes del pueblo. Lo que pasa es que la gente confunde cultura popular con cultura de masa. Y son dos cosas distintas.
La Voz: ¿Qué han representado Manolo Caracol y Antonio Mairena en el flamenco?
A. Raya: Manolo Caracol es para mí el summun flamenco que yo he conocido. Hay otros anteriores como Chacón y Silverio, de los que sólo tenemos referencia y alguna placa defectuosa. Pero de lo que hemos conocido en vida y hemos escuchado, desde luego Caracol ha sido la expresión más flamenca, más honda. Antonio Mairena ha representado otra cosa distinta, ha aglutinado el fruto del Renacimiento flamenco que se produjo a partir de los años 50 con la publicación de la famosa antología de Hispavox, con la celebración del concurso Nacional de Córdoba del año 56, con la publicación de los libros de Climent... Él tomo la antorcha del cante y la estuvo dirigiendo durante 20 años. Muy bien, pero ha habido un empalidecimiento, lo ajeno a Mairena ha quedado en olvido. Parece como si la manera de hacer flamenco de Mairena haya sido la escuela única. Y en esto es en lo que yo naturalmente no puedo estar de acuerdo. Pues a la vez que Mairena ha estado cantando Caracol, Pepe el de la Matrona e infinidad de cantaores con expresiones muy válidas y que la gente ignora.
La Voz: ¿En qué situación está el flamenco hoy con relación a los años 60?
A. Raya: En los años 60 se formaron unos núcleos de afición muy buenos, es cuando empezaron a celebrarse los primeros festivales, se formaron las primeras peñas y era el redescubrimiento de de voces añejas como Fernanda de Utrera, Juan Talega, etc. Años de afición importante y entregada. Posteriormente el Festival, que se convierte en el espectáculo eje de estos años, se extiende de una manera prodigiosa, y se forma otro tipo de afición.
A. Raya: En los años 60 se formaron unos núcleos de afición muy buenos, es cuando empezaron a celebrarse los primeros festivales, se formaron las primeras peñas y era el redescubrimiento de de voces añejas como Fernanda de Utrera, Juan Talega, etc. Años de afición importante y entregada. Posteriormente el Festival, que se convierte en el espectáculo eje de estos años, se extiende de una manera prodigiosa, y se forma otro tipo de afición.
La Voz: ¿El flamenco gana o pierde con los festivales?
A. Raya: Ha surgido otra afición, nacida con el mairenismo. Los pioneros convivían generalmente con los flamencos, después del festival era muy frecuente la reunión. Posteriormente el nuevo aficionado sólo ha oído discos y estado en festivales, pero ha vivido muy poco la reunión. El cantaor, por otra parte, se ha profesionalizado mucho, lo cual me parece estupendo, y ahora termina su actuación y se marcha. Es lógico esto cuando se tiene que soportar un ritmo fuerte de festival diario, como lo hacen figuras como Fosforito, Luis de Córdoba y otros. Entonces, este tipo de aficionados son buenos, pero yo les echo en falta conocimiento y vivencia directa del flamenco.
A. Raya: Ha surgido otra afición, nacida con el mairenismo. Los pioneros convivían generalmente con los flamencos, después del festival era muy frecuente la reunión. Posteriormente el nuevo aficionado sólo ha oído discos y estado en festivales, pero ha vivido muy poco la reunión. El cantaor, por otra parte, se ha profesionalizado mucho, lo cual me parece estupendo, y ahora termina su actuación y se marcha. Es lógico esto cuando se tiene que soportar un ritmo fuerte de festival diario, como lo hacen figuras como Fosforito, Luis de Córdoba y otros. Entonces, este tipo de aficionados son buenos, pero yo les echo en falta conocimiento y vivencia directa del flamenco.
La Voz: Qué se entiende por pureza en el flamenco?
A. Raya: Es un término del que se ha abusado mucho como de tantas otras cosas. La mayoría de libros de flamenco los han hecho curiosamente poetas: Ricardo Molina, Ríos Ruiz, Caballero Bonald, Félix Grande, Quiñones... y aunque yo soy -tú lo sabes- un gran amante de la poesía, hay que decirles lo de "zapatero a tus zapatos". No es que no hayan beneficiado el cante, es que han confundido mucho. El término pureza se ha usado mucho por estos autores y al final nos han dejado a los aficionados un poquito en blanco, se ha alabado tanto el término pureza que se ha vaciado casi de contenido. Yo, al principio, me lo creía, pero cuando yo lo he vivido he llegado a descubrir por ejemplo que Pepe Pinto es purísimo, y si se me permite ser hereje, que Valderrama tiene cosas estupendas, muy puras, muy flamencas, que Marchena tenía cosas muy puras. Se trata ¿entonces? de pureza o de impureza Creo que es un término que no debiera casi de plantearse, sino: ¿Canta bien o no canta bien?. ¿Hay musicalidad, expresión?. ¿Están bien conjugados?. Cuando se unen estos elementos hay pureza, pero la pureza no hay que ligarla ni a una raza, ni a una determinada escuela o tipo de voz, sino que hay que verla como todas las artes, con una visión muy amplia, muy abierta.
A. Raya: Es un término del que se ha abusado mucho como de tantas otras cosas. La mayoría de libros de flamenco los han hecho curiosamente poetas: Ricardo Molina, Ríos Ruiz, Caballero Bonald, Félix Grande, Quiñones... y aunque yo soy -tú lo sabes- un gran amante de la poesía, hay que decirles lo de "zapatero a tus zapatos". No es que no hayan beneficiado el cante, es que han confundido mucho. El término pureza se ha usado mucho por estos autores y al final nos han dejado a los aficionados un poquito en blanco, se ha alabado tanto el término pureza que se ha vaciado casi de contenido. Yo, al principio, me lo creía, pero cuando yo lo he vivido he llegado a descubrir por ejemplo que Pepe Pinto es purísimo, y si se me permite ser hereje, que Valderrama tiene cosas estupendas, muy puras, muy flamencas, que Marchena tenía cosas muy puras. Se trata ¿entonces? de pureza o de impureza Creo que es un término que no debiera casi de plantearse, sino: ¿Canta bien o no canta bien?. ¿Hay musicalidad, expresión?. ¿Están bien conjugados?. Cuando se unen estos elementos hay pureza, pero la pureza no hay que ligarla ni a una raza, ni a una determinada escuela o tipo de voz, sino que hay que verla como todas las artes, con una visión muy amplia, muy abierta.
La Voz: ¿Evoluciona el flamenco, o es algo estático?. ¿Puede ser quizás una especie de fósil cultural que la gente lo ha sacado un poco del letargo para divertirse los viernes y sábados noche?.
A. Raya: No, el flamenco evoluciona. Efectivamente evoluciona, y si se quiere llegar a casos significativos no hay más que nombrar a Juan el Lebrijano, a Camarón y a Enrique Morente, y otros muchos. Yo creo que cada cantaor hace evolucionar el flamenco.
La Voz: Crees que Córdoba tiene -como dicen- cantes autóctonos?.
A. Raya: Se habla de cante de Córdoba. Hay soleares de Córdoba, pero hay que hablar de las soleares de Onofre e incluso de alguno de los Onofres, distinguir los unos y otros. El Sota de Villaviciosa, que es una expresión de soleá distinta dentro de una misma musicalidad. Hay evolución, cambio, dinamismo. Este tema fue muy debatido en los años sesenta y setenta. Los grandes núcleos de aficionado se resistían a que el cante evolucionara -y volvemos a la pregunta anterior-, sobre todo los mairenistas que se resistían a que el cante evolucionara. Yo he visto en Córdoba cómo había gente que se negaba a ver cómo el cante evolucionaba, importantes personalidades del mundo flamenco que no voy a nombrar ahora. Y ahora parece que ya se ha visto claro, hasta los más reacios reconocen que con tal de que se haga bien sigue valiendo el crear en el 83 unas nuevas soleares o un nuevo estilo y ponerle el nombre que uno quiera, como hizo Camarón con "la canastera" o cualquier otro.
Volviendo a los cantes: Córdoba además de sus soleares tiene sus fandangos de Cabra, Puente Genil, Lucena, alegrías, etc. En definitiva tiene una manera especial de expresar el cante.
A. Raya: No, el flamenco evoluciona. Efectivamente evoluciona, y si se quiere llegar a casos significativos no hay más que nombrar a Juan el Lebrijano, a Camarón y a Enrique Morente, y otros muchos. Yo creo que cada cantaor hace evolucionar el flamenco.
La Voz: Crees que Córdoba tiene -como dicen- cantes autóctonos?.
A. Raya: Se habla de cante de Córdoba. Hay soleares de Córdoba, pero hay que hablar de las soleares de Onofre e incluso de alguno de los Onofres, distinguir los unos y otros. El Sota de Villaviciosa, que es una expresión de soleá distinta dentro de una misma musicalidad. Hay evolución, cambio, dinamismo. Este tema fue muy debatido en los años sesenta y setenta. Los grandes núcleos de aficionado se resistían a que el cante evolucionara -y volvemos a la pregunta anterior-, sobre todo los mairenistas que se resistían a que el cante evolucionara. Yo he visto en Córdoba cómo había gente que se negaba a ver cómo el cante evolucionaba, importantes personalidades del mundo flamenco que no voy a nombrar ahora. Y ahora parece que ya se ha visto claro, hasta los más reacios reconocen que con tal de que se haga bien sigue valiendo el crear en el 83 unas nuevas soleares o un nuevo estilo y ponerle el nombre que uno quiera, como hizo Camarón con "la canastera" o cualquier otro.
Volviendo a los cantes: Córdoba además de sus soleares tiene sus fandangos de Cabra, Puente Genil, Lucena, alegrías, etc. En definitiva tiene una manera especial de expresar el cante.
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No conocía esta entrevista. Preciso y conciso Andrés, como siempre.
ResponderEliminarUn abrazo. JOSE BENTIN
NO DARLES MAS VUELTAS CADA UNO O UNA TIENE UN METAL DE VOZ DIFERENTE .ESO NO QUIERE DECIR NADA DE IMPUREZA NI DE PUREZA ESO ES QUE SU VOZ SUENA DISTINTO .SI LOS MISMOS CANTAORES/AS DE CADIZ MALAGA CORDOBA ETC TE HACEN LOS CANTES DISTINTOS LLAMANDOSE IGUAL .ESTO A QUE ES DEVIDO .NO ENCUENTRO AQ NADIE QUE LO SEPA ESPLICAR
ResponderEliminarSi usted con su sabiduría no se explica ciertas cosas, es que éstas serán inexplicables.
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