Visitando mi cuaderno Cantando por Fandangos, ahora convertido en EL MUSEO DEL FANDANGO, podrán elegir entre doscientos cincuenta (250) artistas distintos para escuchar este estilo de cante.

miércoles, 25 de abril de 2012

La memoria de los políticos

El Presidente del Desgobierno de "esta España viva, esta España muerta", don Mariano Rajoy Brey, es decir, don Marianico Noséqué y Delaleche, se nos ha vuelto flamenco (por muy gallega que fuese su cuna) y ahora nos canta hasta por seguiriyas gitanas:  
Cambiaron los tiempos,
he cambiao yo.
Donde no hubo escriturita hecha,
no hay obligación.
Tampoco es pá que nos extrañemos. Hace mucho tiempo que el socarrón de don Enrique Tierno Galván dijo aquello de  "Las promesas electorales están para no cumplirlas" o que don Felipe González Márquez pusiera como eslogan de su campaña electoral la frase "La Otan, de entrada, NO" para meternos en la Otan al día siguiente. Como escribió nuestro eterno don Miguel de Cervantes. "Cosas veredes, Sancho,..."

domingo, 15 de abril de 2012

Don Juan Valderrama Blanca (12-04-2004)

(Este texto lo escribí la noche del 12 de abril de 2004, cuando supe que el cantaor Juan Valderrama había fallecido. Ya apareció en este blog, pero hoy vuelvo a insertarlo porque he añadido la grabación de la minera "La tortolica en la mano". Le acompaña Pepe Martínez y la encontrarán al final del texto)


Se ha ido, se nos ha ido, en esta tarde. Paro cardíaco. Hombre de corazón, que tanto lo usó para con su arte y con la afición, ya lo tenía cansado...

Uno de los últimos testimonios públicos de su voz tuvo lugar el pasado 23 de febrero en un homenaje que la Junta de Andalucía le ofreció en Madrid. Cantaba aquella minera que decía
A la terrera...
Soy piedra que a la terrera
tó el mundo me arroja al verme.
Parezco escombro por fuera
pero en llegando a romperme
yo doy un metal de primera.
Para mí que esta letra, tan clásica, define bastante bien su personalidad artística frente al pensar de ciertos aficionados que nunca quisieron admitirlo en el seno de los cantaores puros. Un amigo cordobés me decía
- ¿Juanito Valderrama? Un buen cupletista, pero no un flamenco.
- Rompe la piedra, respondía yo, y verás qué metales guarda dentro. Hay que escucharlo...

Yo nunca había dejado de hacerlo. Hace años (hablo tal vez del 1970) que alguno de mis amigos madrileños no me entendía:
- ¿Cómo puede gustarte Valderrama? ¿A ti que tanto amas lo puro? ¿Me tomas el pelo?
- ¡Dios me libre! Precisamente admiro a Valderrama por su pureza. Hay siguiriyas muy clásicas, soleares muy añejas, que poca gente canta con la fidelidad de Juan. Y, si entramos en las malagueñas y cantes mineros, ¿qué voy a contar?
Espías,
tengo que poner espías
por ver si mi amante viene
Al pie de Torre García,
ay mare, no sé qué tiene
el camino de Almería.
Si algún cantaor joven quiere el canon de esta malagueña del Canario, tiene que acudir a Valderrama. Lo mismo diría del cante minero que hacía el Cojo de Málaga:
Para echarle de comer
toas las mañanas la llamo.
Para echarle de comer.
Al tiempo de darle el grano
¿dónde se vino a poner?
La tortolica en la mano
¿Qué tenía sus defectos? ¿Y quién no? Los tuvo Caracol, los tuvo Mairena, los tiene Fosforito, los tiene Pepe Menese... De Valderrama cabe señalar una voz demasiado fácil, cabe señalar el exceso de intercalaciones orales o la mezcla en un solo tema de estilos muy separados de cante.
Pero le sobraban virtudes. Señalo dos: la pureza, entendida como fidelidad a los moldes clásicos, de la que ya he hablado, y la largura: de cuantos cantaores he conocido en mi vida, ninguno sabía tantas modalidades de malagueñas, de tarantas, de fandangos, pero también de muchas de soleares y siguiriyas.
Valderrama se nos ha ido, pero, ya se sabe, San Pedro (Portero del Cielo) tiene un reservao especial para ubicar a los flamencos. Allí estará Don Juan con sus maestros Antonio Chacón, Manuel Torre, Niña de los Peines, El Pinto, Vallejo o Pepe Marchena. Estará con todos los flamencos que en la Historia han sido. Todos cantándole a todos, todos escuchando a todos, en esa juerga final que llamamos eternidad.

viernes, 6 de abril de 2012

Viernes Santo en Puente Genil (1970)

En el curso 1969-1970 yo vivía en Madrid. Allí me había hecho amigo de Paco Almazán, que escribía sobre flamenco en la revista "Triunfo". Cuando llegó la Semana Santa yo me vine para mi Fernán Núñez natal. La mañana del Jueves Santo me telefonea Almazán y me dice que está en Córdoba y que quería conocer Baena y Puente Genil. Acompañado otros amigos míos, lo recogimos y nos fuimos en mi coche para Baena donde, como es sabido, se desarrolla una de las Semanas Santas más singulares de toda Andalucía. Apuramos hasta la noche, dormitamos unas horas en el mismo coche y nos encaminamos a Puente Genil. Había que llegar con tiempo para ver salir al Nazareno del Calvario y oír la famosa diana. Así fue y ya con la procesión en la calle propuse que nos fuésemos a buscar la taberna de los "Amigos del Cante".

Cuando llegamos aún estaba cerrada pero, después de aporrear varias veces en la puerta, aparece su dueño el cantaor Pedro Lavado, a quien yo conocía y había tratado desde años atrás, y que ya ha aparecido en otros artículos de este blog. Hechas las presentaciones, Pedro nos desayunó a base de cafés y copas de aguardiente, con algún dulce propio de la época. Charlábamos mientras que hacíamos tiempo hasta que el Nazareno y su Virgen pasaran por su calle. Salió a saludarnos su esposa y nos dijo que estaba atendiendo a los niños. También que estaba preparada para cantar alguna saeta. Cercanas ya las imágenes, nosotros nos salimos a la calle para coger sitio en la acera. Al poco, en su balcón, aparece el matrimonio y su numerosa prole.



La lluvia, que llevaba acechando toda la mañana, hizo acto de presencia. A pesar de ello, cantó Pedro y cantó su mujer, estupenda saetera. ¡Qué pena que no llevábamos ningún magnetofón! Sólo una máquina fotográfica que, pese a los paraguas, permitió captar a Pedro Lavado cantándole a la Virgen. Hace, ahora, cuarenta y dos años. Sirva este articulillo como homenaje y recuerdo del cantaor de la Puente.

domingo, 1 de abril de 2012

Fandangos de Nati de los Lunares

Envío a Pedro Delgado

Hace unos veinte años que el soporte de los llamados "discos compactos" (CD's) se impuso del todo sobre el de los vinilos (LP's y EP's). Las nuevas técnicas (no tecnologías, que gramaticalmente no es lo mismo) facilitaron considerablemente la recuperación del soporte anterior al vinilo: el de los discos de pizarra. Estas grabaciones, bien por su antigüedad, bien porque los viejos artistas no se molestaron en registrar ni sus músicas ni sus letras, escapaban a la voracidad del Teddy Bautista y sus adláteres de la SGAE. Ambos factores (nueva técnica y ausencia de derechos de autor) propiciaron que aparecieran muchos CD's con flamenco grabado para las 78 revoluciones por minuto. Colecciones enteras entre las que destaco dos:
1) Cátedra del Cante, Madrid, 1996
2) Grabaciones Discos Pizarra, Barcelona, 2002
Y las destaco no sólo por la cantidad de cantaores que recuperaron para la afición sino también por el bajo precio a que se comercializaron (no sé si antes habían estado más caros, pero yo adquirí muchos de estos discos hacia 2004 y 2005 al precio de 2 euros por unidad). Por contra, una y otra serie, compartían el defecto de una total ausencia de rigor en las fechas o en nombrar a los guitarristas acompañantes. Peor aún: en un mismo disco podía aparecer una misma grabación por dos veces o aparecer incluso algún registro de otro cantaor. El colmo ya fue que el disco entero perteneciera a un intérprete distinto del anunciado. Así, por ejemplo, Pedro Delgado, ese buenísimo aficionado de Cáceres, dentro de su blog QUEJÏO FLAMENCO, publica el artículo
poniendo de manifiesto que en el disco que la "Cátedra del Cante" dijo dedicar a la legendaria Rubia de Málaga no aparece su voz (al parecer la malagueña no dejó grabado nada) sino la de Encarnación Santisteban, "La Rubia de Valencia", una cantante lírica que impulsada por el Mochuelo se atrevió con nuestros cantes. Este error, con ser grave, aún se explica en una firma que editaba el disco por ver si se ganaba un dinerillo y a la que seguramente el flamenco le importaba poco. Lo imperdonable es que ese mismo error lo cometiera nada más y nada menos que la Diputación Provincial de Málaga que en una "Antología de Cantaores Malagueños" incluyó como número 13 los cantes de la Santisteban pero también con el nombre de la Rubia de Málaga. ¡Ver para creer!

Llevo unos días dedicado a poner en orden mi material fonográfico y repasando el volumen que la colección "Grabaciones Discos Pizarra" dedicó al jerezano José Cepero me encuentro con un registro que reza así:
CON MI CABALLO LUCERO (Fandangos de Nati de los Lunares). Popular
Parece que es de 1928 y está acompañado por Miguel Borrull. Un ejemplo más de la falta de rigor que comentaba más arriba porque en el mismo disco y con el rótulo
FANDANGOS. Popular
aparece exactamente la misma grabación. Antes de seguir les invito a escucharla:



Dice la primera letra:
Con mi caballo lucero
yo me voy por los pinares,
con mi caballo lucero,
porque en aquellos lugares
está la mujer que quiero,
Nati la de los Lunares.
Seguramente la compusiera el propio Cepero, del que todo el mundo dice que fue un gran coplero, y, en todo caso, justifica el primero de los dos rótulos. Pero ahora viene la anécdota. En un libro cuyo título y autor no voy a indicar porque a éste, al autor, lo respeto por otras muchísimas razones, encuentro un CUADRO SINÓPTICO DEL "FANDANGO" en el cual, dentro de una larga relación en la que aparecen "fandango del Albaicín", "fandango de Alosno", "fandango de Juan Breva", "fandango de Lucena", "fandango de Macandé", etcétera, etcétera, figura un curioso "fandango de Nati de los Lunares". Cuando yo leí este libro en los años ochenta, me quedé perplejo, pregunté, indagué, pero todo en vano porque no hallé pista alguna sobre tal fandango. Ha sido ahora cuando he caído en la cuenta de que no es una variante más sino una simple letra. Y es que, a veces, los escritores se olvidan de comprobar la certeza de lo que afirman.