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miércoles, 11 de noviembre de 2015

La desconocida liviana del XIX

Cuando el pasado 3 de noviembre publicamos el artículo Del cante de la Liviana y de su estrofa, un experto en el flamenco del siglo XIX como es el amigo Alberto Rodríguez Peñafuerte, me decía en Facebook:
Me pregunto si habrá algún parecido entre la liviana que conocemos y la desconocida liviana del XIX.


En efecto, poco se habla en ese siglo del cante por livianas. El propio Alberto recoge en su blog Flamenco de papel alusiones en 1842 a las livianas de María de las Nieves por parte de El Solitario. Se nos habla también de que en 1846 en el madrileño diario El Español se cita a un cantaor, nombrado como el Granadino, del que se dice:
Es muchacho aventajado de persona, de mucho pecho, y de grande estilo.Las serranas, las livinas [sic], y las tonadas, las entona y lleva con mucho sabor a lo bueno...
Un tiempo antes, en el mismo blog y en el artículo titulado Concierto andaluz, 1858, nos cita al cantaor Francisco Hidalgo interpretando
tonadas labianas [sic]
Finalmente, en Livianas en los textos, encuentra Alberto una obrita de teatro, Un jaleo en Triana (1861), original del dramaturgo alcalareño José María Gutiérrez Alba, en la que figura esta estrofa:
… y los tres se han empeñao
en aprendé a la guitarra
er fandango y las rondeñas
y er jaleo y las livianas

Por su parte, Faustino Núñez, autor del blog El Afinador de Noticias,  también se muestra interesado por el tema y ya en Lázaro Quintana en 1927 por Livianas y la Petenera americana, da una noticia del Diario Mercantil de Cádiz, 5 de abril de 1827, en la que se dice que
el Sr. Lazaro Quintana cantará las seguidillas de Pedro La-Cambra, las que bailarán el Sr. Francisco Cevallos y el Sr. José López.
Faustino piensa que esas seguidillas de Pedro La-Cambra serían livianas. En Livianas, tonás, peteneras y seguidillas en 1847, vuelve a aparecer la palabra liviana ahora en un juguetillo cómico escrito por Fernando Gómez de Bedoya y titulado De Cádiz al PuertoEn Feria flamenca en Sevilla, 1874, Faustino nos relata que en un escrito de un tal José Navarrete se habla de las
livianas y tonadas de Molina.
En El ritmo de las tonás, Faustino nombra las livianas de María de las Nieves, también citadas por Rodríguez Peñafuerte, lo que le lleva, juntándolas a las seguidillas de Pedo Lacambra de 1827, a afirmar que
Hasta aquí una bailable y otra supuestamente a palo seco.

¿Dos clases de livianas y una de ellas para cantar a palo seco? Esto lo confirma don Antonio Machado y Álvarez (Demófilo) en su Colección de Cantes Flamencos (1881) cuando nos dice que
Las tonás y livianas, como los martinetes y las deblas, que son cante antiguo y apenas hay ya quien se atreva a meterles el diente, se cantan sin guitarra.
Recogidas por el cantaor Juanelo, Demófilo muestra a continuación letras de tales cantes, por ejemplo ésta:
Er desengaño del mundo
He conosío en mis tiempos:
Muchos suelen tener bista
Pero no conocimiento.
Cuarteta de versos octosílabos, similar a la que se sigue usando hoy en día para el cante de tonás, pero nada de estrofas de seguidillas que son las que solemos asociar con las livianas actuales.

Bien porque lo leyera en el libro de Machado, bien porque le llegara por cualquier otra vía, resulta que ya en el siglo XX don Manuel de Falla comparte la idea de que existe un cante de livianas que se hace sin guitarra. Así se desprende de las bases del Concurso de Cante Jondo que el músico gaditano y sus amigos promovieron en Granada en 1922. En ellas se establecen tres secciones de cantes, cada una con sus premios, y nos encontramos con que los cantes de la sección tercera eran
Martinetes-carceleras, tonás, livianas y saetas viejas,
es decir, cantes sin guitarra. Haciendo cierta la frase citada de Machado de que se trataba de cante antiguo y apenas hay ya quien se atreva a meterles el diente, no queda constancia de que ningún concursante cantara tales livianas. De hecho los tres premios de esta sección fueron declarados desiertos.

Volviendo a la frase de Alberto que poníamos al principio (Me pregunto si habrá algún parecido entre la liviana que conocemos y la desconocida liviana del XIX.) parece que va a quedar sin responder. Conocemos la del siglo XX pero, musicalmente, ignoramos todo de la liviana decimonónica. ¿Guillermo Castro, Faustino Núñez, Gregorio Valderrama, no habrá alguna partitura por ahí que pudiera darnos una idea?

4 comentarios:

  1. Andrés, hace unos años, localicé una partitura manuscrita de los años 1850 aproximadamente, que analizamos Guillermo Castro y yo. Luego Guillermo hizo una entrada dedicándole un estudio a la partitura. Dicha "cancion de las sierras de Antequera y Ronda llamada la Serrana" tiene una segunda parte a modo de macho o estribillo que tiene toda la pinta de ser una liviana de las de ahora en metro de seguidilla gitana. El asunto se puede leer entero en la página de Guillermo Sinfonía virtual bajo el nombre de "La serrana y su antecedente musical" . Si lo prefieres te mando yo la partitura de la parte de la Liviana. Si nos guiamos por la métrica, es posible que por entonces el nombre de Liviana se aplicara también a algún otro cante similar a soleares o especie de toná del que no conozco melodía. No es raro la variedad de denominaciones; conozco escritos donde a las soleares le llaman "cañas". Pero la respuesta a tu pregunta por ahora queda desierta pues la partitura (que no dice liviana en ningún momento) hace alusión musical a la liviana actual cuya música ya se cantaba a mediados del XIX

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  2. Hola Andrés, pues de momento no tenemos partituras de los ejemplos del XIX. Al menos yo no he localizado ninguna. Atendiendo al tipo estrófico cantado debió ser algún tipo de seguidilla que se cantaría a la guitarra y también sin ella, y que luego pudo ir evolucionando a lo que hoy conocemos como liviana con guitarra por un lado, y también algún cante sin guitarra como el que se canta con la letra "los olivaritos del valle" (martinete) que recuerda mucho a las livianas. El gloria llamó a ese registro "Martinete y seguidilla" aunque esa letra no sea una seguidilla. El Gloria –Martinete y seguidilla– “Nadie diga que es locura”, 1931, Odeón 183.127. En fin, que seguimos con las dudas.

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  3. Andrés, en cuanto que aparece la liviana cantada sin guitarra no es de extrañar si tenemos en cuenta la clasificación de livianas que leí hace tiempo ( y cometí la insensatez de no anotar donde lo leí ) de que se la llamaba : "toná liviana o toná chica", "liviana gitana" y "liviana campera".
    Gracias por estas interesantes aportaciones que nos haces.

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    Respuestas
    1. Gracias, Ramona, sabes que tus visitas siempre me son gratificantes. Aún me quedan un par de cosillas que decir de las livianas, pero mi conclusión a ser que las que Demófilo llamó tonás-livianas no han sido rescatadas en todo el siglo XX.

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