Visitando mi cuaderno Cantando por Fandangos, ahora convertido en EL MUSEO DEL FANDANGO, podrán elegir entre doscientos cincuenta (250) artistas distintos para escuchar este estilo de cante.

sábado, 26 de septiembre de 2015

El péndulo del gusto

Envío a Estela Zatania.



Alguien apunta, en esa universal "tabernilla de la esquina" llamada Facebook, que por los años setenta el fandango fue ninguneado, al igual que pasó con los cantaores que lo practicaban. La buena amiga Estela Zatania le contesta de esta manera:


Había habido excesos, hacía falta un equilibrio. El péndulo del gusto siempre se está rectificando. Cuando entrevisté al guitarrista Manolo Morilla (Morón de la Frontera, 1924-2013), me contó que en los años 50, el aficionado medio de Morón no sabía lo que era la caña, la debla, las cantiñas... Sólo conocían fandangos, sevillanas y alguna rumba. Soleá y siguiriya, sólo las cantaban los ancianos. Otros veteranos cuentan lo mismo. El fandango tuvo su bum, que duró décadas, ahora existe como pieza fundamental del repertorio, sin desplazar al resto de los cantes.


Y lleva razón. En efecto,el trienio 1954-1955-1956 (Antología del Cante, Flamencología de G. Climent, Concurso de Córdoba) supuso un auténtico punto de inflexión en el devenir flamenco y se empezó a valorar cantes entonces algo marginados (digo algo porque es falso, por ejemplo, que soleares o seguidillas estuviesen en vías de extinción. Vallejo, Pinto, Varea, Valderrama, Marchena y otros nunca dejaron de cantar esos estilos, incluso en los espectáculos de las troupes que recorrían toda España). A la vez se subestimaron cantes, principalmente el fandango. El péndulo se fue de un extremo de su recorrido al otro. Se imponen los llamados "Cantes Básicos" predicados por la pareja Ricardo Molina-Antonio Mairena en su archiconocido libro Mundo y Formas del Cante Flamenco.

No sólo los nuevos valores que se hacían profesionales, sino también los cantaores que iban de "meritorios" de concurso en concurso se abrazan a las soleares y a las seguirillas. Prueba palpable de lo que digo ocurrió en el concurso celebrado en 1970 en Montalbán de Córdoba según les conté a ustedes el 1 de octubre de 2013. Concurso en el que intervinieron El Pele (Primer premio) junto a Cascabel de Mairena, El Ciego de Almodóvar, El Chaparro, Pedro Lavado, Antonio de Álora, Enrique Fernández y José Ortega. También cantó Paco El Clavero, ganador del Concurso del año anterior y Domingo Jiménez, cantaor local que fue premiado como tal. Total, 10 cantaores (todos acompañados a la guitarra por Rafael Muñoz "El Tomate") cada uno de los cuales hizo dos cantes. Miren el recuento de esos 20 cantes:
Seguirillas (6), Soleares (6) Malagueñas (2),
Bulerías (1), Tientos y Tangos (1), Alegrías (1),
Jabera y rondeña (1), Fandango Verdial (1), Fandangos (1)
Fíjate, amiga Estela, que no estábamos en la Baja Andalucía sino en plena Campiña de Córdoba y que los cantaores tampoco venían de allá abajo. Antes de seguir, aunque la grabación tenga los inconvenientes de lo casero, vamos a oír a uno de los cantes que hizo El Pele en aquella noche montalbeña:


¿Y qué decir de aquellos mastodónticos Festivales Flamencos que proliferaron desde los primeros sesenta en adelante. Tuve ocasión de asistir a bastantes, recorriendo prácticamente las ocho provincias andaluzas. Noches interminables donde los cantaores no sólo repetían estilos hechos por otros compañeros sino que a veces elegían las mismas variantes y hasta las mismas letras. Un botón de muestra: vámonos a la bella ciudad de Ronda, 7 cantaores (El Sordera, Terremoto, Juan El Lebrijano, Carmen Linares, Pansequito, Diego Clavel y Curro Lucena) y 15 cantes repartidos así.
Soleares (5), Seguirillas (4), Tangos (2), Bulerías (2),
Bulería por Soleá (1), Malagueñas (1)
De ese festival vamos a oír a Terremoto, acompañado por Juan Morao, cantando por seguirillas.


¿Y en la actualidad? Creo que gozamos de un abanico más amplio de cantes, se hacen los llamados básicos, pero también los cantes mineros, las granadinas, las malagueñas y por supuesto los fandangos. Incluso se oyen vidalitas, milongas, colombianas y guajiras. Ningún estilo tiene complejo de inferioridad y los artistas tienen claro que lo importante no es qué estilo se hace sino hacerlo bien. Otro día seguimos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario