Visitando mi cuaderno Cantando por Fandangos, ahora convertido en EL MUSEO DEL FANDANGO, podrán elegir entre doscientos cincuenta (250) artistas distintos para escuchar este estilo de cante.

lunes, 1 de diciembre de 2014

¿Playeras = Plañideras?




José María Sbarbi y Osuna (Cádiz, 10 de julio de 1834-Madrid, 24 de abril de 1910), filólogo y musicólogo. Ordenado sacerdote en 1857 gana la plaza de organista en la Catedral de Badajoz, puesto que pasa a desempeñar después en Sevilla y en Toledo hasta establecerse en 1871 en la capital del reino donde vivió el resto de su vida. 


Como filólogo se le considera el padre de la moderna paremiología española, llegando a publicar varios libros sobre este tema, sobresaliendo su monumental Refranero general español (1878). Muy interesado en el habla andaluza llegó a publicar un Diccionario de andalucismos. En cuanto a música, nos legó, entre otras obras, un Prontuario de definiciones musicales. Además de sus libros, Sbarbi también fue articulista llegando a fundar y dirigir la revista El Averiguador Universal.

Buen amigo del sevillano Antonio Machado y Álvarez (Demófilo), se intercambiaron en 1980 sendos artículos sobre las saetas. Aparecieron en la revista sevillana La Enciclopedia y fueron rescatados por las firmas Ediciones Demófilo y Virgilio Márquez, Editor, en un cuadernito publicado en 1982.

En la misma revista La Enciclopedia el día 25 de abril de 1879, Sbarbi había firmado un artículo, dedicado a Machado y Álvarez, con título Las Playeras. Se refería a ese estilo de cante que también se nombraba como seguidillas gitanas y que, con el paso del tiempo, se ha quedado como seguiriyas. Era la primera vez que planteaba la hipótesis de que el término playera, referido al cante, era una deformación fonética de plañidera. ¡Con lo fácil que es pensar que playera viene de playa! Es otra hipótesis y nuestro admirado Faustino Núñez ha estudiado una y otra en su blog El Afinador de Noticias. Lo ha hecho en varias entradas de las que les pongo enlace para la primera. Les recomiendo que lean al amigo vigués.

Yo no tomo parte pero sí quiero ofrecerles, para información de ustedes, el texto original que escribiera ese buen cura gaditano que se llamó José María Sbarbi. Aquí lo tienen.

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LAS PLAYERAS

A mi respetable amigo el Sr. D. Antonio Machado y Álvarez, gran conocedor de la poesía popular andaluza.
SEVILLA

Cuéntase de un mozolejo andaluz, que, hallándose en tierra extraña, dominado por el cansancio, ó tal vez por la nostalgia, se tendió en el suelo, y se puso á tatarear en voz bastante baja, si bien no tanto que no pudiera ser percibida de los transeúntes, unas playeras ó seguidillas gitanas, que por ambos nombres es conocido este canto. Acertaron á pasar cerca de él unos caballeros, y pensando éstos que se hallaba acometido de alguna dolencia, le preguntaron que por qué se quejaba. Como no les hiciera caso el rapaz una ni otra vez, y condolidos aquellos sujetos trataran de levantarlo, les dijo el mozo con notable desenfado: “¿Qué he de tener, cuerpo de tal?, que estoy ensayando aquí unas playeras de mi tierra, para que no se me olviden.”

El relato anterior, ora sea verdadero, ora inventado, puede asegurarse, sin temor a errar, que es la síntesis de la mitad del canto popular andaluz, y digo de la mitad, porque en el canto popular de mis paisanos no se da término medio. En efecto, á la manera que no lo conocen éstos en el órden afectivo, tampoco lo conocen en el poético-musical, porque el pueblo andaluz, ó ama hasta rayar en frenesí, ó aborrece de muerte; ó canta hasta el punto de hacer reir por los codos, ó hasta de hacer llorar á lágrima viva. ¡Propiedad característica de los pueblos meriodonales, el ser extremados en todo!

Una de las tonadas que participan más íntimamente del privilegio últimamente apuntado, es, sin linaje de duda, la playera. Siempre patética en la letra, y no ménos en la música, que reviste, derrama tierna melancolía en el corazón de los circunstantes. Cierto que todo concurre en ella á operar tan mágico influjo, pues lo sentimental de su tonalidad en modo menor, junto con la terminación de las cláusulas en la 4.ª inferior; la vaguedad ó ausencia casi absoluta de su ritmo; el estrecho círculo en que se modula su canto, lo cual comunica cierto aire monótono á su melodía ; y sobre todo, el sentimiento que, por punto general, respira la letra, son, á considerarlo bien, elementos que no pueden ménos de producir los efectos arriba indicados. Por ser singular en todo este género de poesía. Lo es hasta en la combinación de sus versos; pues constando el 1,º, 2.º y 4.º de seis piés, el 3.º es endecasílabo. Sirvan de ejemplo las siguientes:

A llorar mis penas
me fui á un olivar;
olivarito (1) más desgraciadito
en el mundo habrá.

Cuando yo me muera,
tan sólo te encargo
que, con la cinta de tu pelo negro,
me amarren las manos.

¡Permitan los cielos,
permítalo Dios,
que col (2) cuchillo que matarme quieres
te matara yo!

Todas las mañanas
me levanto y digo;
“El lucerito que a mí me alumbraba
ya no está conmigo”

Triste es separarse;
y triste también,
cuando la ausencia es casi una vida,
el volverse a ver.

Cuando viene el día
tengo algún consuelo;
pero en llegando á la nochecita,
ciego yo y no veo.

¡Orillas del río
sus penas lloraba!
Como eran fuentes sus ojitos negros,
crecieron las aguas.

 ¡Dentro del pechito
tengo yo su imagen!
Aunque lo lleven á la fin del mundo,
no hay quien me la arranque.

¡Contar los latidos
de mi corazón!...
Cuentas son esas que van á ponernos
tristes a los dos.

Ahora bien: ¿pueden darse ayes más lastimosos y desgarradores que los que acabamos de contemplar, exhalados al son de la guitarra, que es la lira del poeta pueblo andaluz?
 .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Una observación filológica, y concluyo.

El Diccionario de la Academia Española nada nos dice de las playeras, en tanto que concede su lugar respectivo á la cachucha. ¿Qué ha hecho la pobrecita playera á aquel docto Cuerpo para que así se haya olvidado éste de que existe ella en el mundo, y, lo que más es, de que existirá eternamente, mientras haya sangre en las venas de los andaluces ?... No lo sé. Algun que otro diccionario de la lengua castellana la ha recibido en sus brazos, digo en sus columnas, y definídola diciendo, poco más o menos. que es "una tonada ó canción propia de los marineros ó gente de playa"... Mucho me escamo. En mi pobre sentir, no debiendo á tal circunstancia su razón de ser.parece natural que tampoco le deberá el nombre que la distingue; yo creo, pues, salvo mejor opinión, que el nombre de playera es una corrupción de plañidera, introducida por el pueblo, de que tenemos hartos ejemplos en la infinidad de palabras de nuestra lengua (3), estimulándome á pensar así el carácter triste, melancólico, débil., lloroso, plañidero, para decirlo de una vez, que ditingue á este linaje de cancion y poesía popular andaluz.

Madrid y Abril 14 de 1879.

JOSÉ MARÍA SBARBI.

Notas:

(1) Observese aquí y en los casos análogos siguientes, siquiera sea de pasada, que la frecuencia con la que suelen ser usados los diminutivos por los andaluces, acrecienta muchas veces la afectuosa ternura de su diccion. En otras ocasiones tan sólo para hacer que conste el verso.

(2) Contraccion de con el.
Es lástima, ciertamente, que esta licencia poética, como otras muchas que emplea el pueblo andaluz, v. g., el uso del apóstrofo,no se hayan aclimatado entre nuestros poetas de levita y guantes. Algo ménos valdría el Parnaso italiano si no las tuviera; y algo más valdría el nuestro, en mi concepto, si las adoptara.


(3)  Si fuera á enumerar aquí todas y cada una de las palabras de nuestra lengua corrompidas por el vulgo, ni me sería dable, ni cabrían en ménos de un grueso volúmen; contentareme, pues, con recordar al más entendido lector la frase Ni por asomo. Ahora bien, de asomo y sombra, esto es, Ni por asomo y Ni por sombra, ha creado el vulgo aquella tercera locucion, bárbara, si las hay, y que, a pesar de eso, oimos á cada triquitraque en boca de personas más cultas. ¡Así es cómo se vician insensiblemente los idiomas todos! 
Volviendo á nuestro asunto principal, me obstino en creer que, para formar nuestro pueblo á playera de plañidera, debe de haber procedido por los siguientes términos.: De plañidera á plañiera no hay más que un paso (y todavía me parece mucho) en el territorio andaluz:: de plañiera á plañera, todavía hay menos;  la ñ y la ll ó la ye, sabido es por toda persona medianamente conocedora en achaque de etimología, que son letras de fácil y comun permutacion entre los andaluces, como acontece, v, g., con gañote y gallote, gañan y gayan, etc; resultado inmediato de todo esto; playera, por plañidera.  
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