sábado, 29 de octubre de 2011

La guitarra en las manos de Laura González

Una más, entre las peculiaridades de la Peña "El Mirabrás", es la de contar con una de las pocas mujeres guitarristas que pululan por el universo flamenco. En efecto, Laura González (Fernán Núñez, 1980), muy jovencita aún, acudía a las clases de guitarra flamenca que Luis Calderito impartía en la peña. Alumna muy aventajada, se fogueó enseguida en el toque para cante, para baile o para concierto. Les cuento una historia: en la primavera de 1998 un ex-alcalde del pueblo, que a mi través se había hecho amigo de Enrique Morente, volvía a casarse e invitó al granadino (yo no estuve en la boda porque me coincidió con una celebración familiar). Cuando Enrique se decidió a hacer algún cante, depararon en que no tenían guitarrista. Buscaron y encontraron a Laura, quien, por lo que me contaron al día siguiente, lo hizo y muy bien con el maestro. Ella misma lo recordaba en una entrevista concedida al diario ABC (25 de septiembre de 2011):

Fue una experiencia muy bonita. Yo era una niña y me dio mucho respeto. Pero era un hombre muy amable y lo disfrutamos mucho.

Efectivamente, a sus 18 años ya arrastraba experiencia de flamenco en vivo y, desde entonces, ha acompañado tanto en recitales como en discos a cantaores como Pedro Obregón, Manuel del Rosal, Justo Roldán, Antoñita Contreras y muchos más. Luego vino la faceta académica y en 2001 Laura se diploma como maestra (Especialidad de Música) en la Universidad de Córdoba, estudios que prolonga hasta hacerse Titulada Superior en guitarra Flamenca por el cordobés Conservatorio Superior de Música "Rafael Orozco". En la citada entrevista de ABC, comenta su doble aprendizaje:

La enseñanza reglada no encorseta al flamenco. Son importantes las dos formaciones. No debe existir ni el mero sometimiento a la partitura ni el aprendizaje de oído sin conocimientos musicales, que te pueden enriquecer.

Después de su titulación en el Conservatorio, ha ejercido la enseñanza de la guitarra flamenca en los conservatorios de Puertollano, de Córdoba y, actualmente, de Jaén, ciudad donde reside junto a su esposo José Rojo, también guitarrista y profesor, formado como ella en el conservatorio cordobés.


Ambos aparecen en esta foto junto al recordado Enrique Morente la última vez que éste estuvo en nuestra peña. Fue con motivo de su nombramiento como Socio de Honor. El acto se celebró el 22 de mayo de 2009 y fue presentado por el aficionado que esto suscribe.

Bien como acompañante, bien como concertista, Laura ha participado en espectáculos como "Esencias", "VII Galardón Rafael Romero", "La noche blanca del flamenco", "Homenaje a Víctor Monge Serranito" y un largo etcétera. Hay una faceta que hasta ahora no he citado de ella: además de intérprete, también compone. Precisamente en un concierto que dio en Cáceres, dentro de su XXXIII Festival Flamenco y en el año 2007, ejecutó varias de sus creaciones. Este concierto fue grabado en directo y del correspondiente disco saco el tema "Brujuleo" (Granadina) con el que les dejo esperando lo disfruten.


jueves, 27 de octubre de 2011

Cela en Triana

Ya hemos hablado del paso de Cela en su “Primer viaje andaluz” por las provincias de Jaén, Córdoba y Huelva. Nos habíamos saltado la de Sevilla y hoy la recuperamos. Tal vez lo más bello, literariamente hablando, de este libro se encuentre en el capítulo donde el vagabundo narra su entrada en Sevilla. No se pueden decir tantos piropos y tan bien dichos como el novelista gallego escribió de la capital andaluza.

Pero nuestro interés va por otro lado. Es la cuestión que el viajero convive en su estancia sevillana con una curiosa tribu: la señorita Gracita Garrobo, Manuela la de Gerena de "tez morena , el cabello endrino, los ojos profundos y ágiles y el pescuezo sucio", madre de un hijo que tuvo que llevar a las monjas para ejercer su profesión de venta de favores. Su hermana mayor, Soledad Garrobo, Niña de Gelves, "mujer con mucha disposición para el cante chico: bulerías, tarantas y fandanguillos", madre de dos niñas "desnutridillas", fruto de su relación con José María Palomares, Chato de las Escuelas Pías, "lustrador de botas de oficio, ex banderillero". Estaba el padre de las señoritas Garrobo, enfermo de tisis, y estaba un hermano tonto que "quiso ser torero y, claro es, no pudo". "Para ayudarse, las señoritas Garrobo alquilaban, a veces, una alcoba que tenían a alguien que fuese de confianza". Y ese fue nuestro viajero quien previamente había conocido al Chato de las Escuelas Pías.

El viajero andurrea por nuestra capital y una tarde queda citado con Gracita Garrobo en el bar Altozano. “Triana es barrio vivo y latidor, barrio poblado por humildes gentes que cantan para espantar el hambre y beben vino, si cae, para ver el mundo con sus buenos ojos”. Cuando ésta llega le dice que también se encontrarán con su hermana. “Ar finá, a ve si hay suerte y nos metemos en un poquitiyo e juerga. ¿Tú eres aficionao ar cante y ar baile?” “Pues, sí… Entiendo poco, pero más bien sí…” En el bar el Chache efectivamente se encuentran con la hermana, el Chato y otro amigo: “Aquí Gregorio Morales, Finito, cantaor de lo caro. Aquí un amigo forastero”. El grupo se pasea por el barrio “bebiendo donde daban de beber”. En uno de los establecimientos el vagabundo comió un queso “que se conoce que estaba venenoso”. Un día de cama en casa de una amiga de la señorita Gracita y varios días más en el barrio sevillano, en el cual nos dice que “aprendió a distinguir algunos cantes y a gustar las esencias del jondo y del flamenco”.

Buen aprendizaje el de Don Camilo, quien, a lo largo de unas dieciocho páginas de su libro parece darnos una lección sobre este arte. Nos habla de cante “jondo, o grande, o caro”: la caña, el polo, la seguiriya gitana, la soleá, la debla y el martinete. Luego habla de la serrana, la toná, las malagueñas y las mineras, la saeta, los fandangos (destacando los de Lucena, El Breva y Huelva), la petenera, la trillera, la mariana, la nana, la granaína, la jabera, la rondeña, los verdiales. Uno a uno va glosando estos cantes, añadiendo algunas letras, preciosas y bien elegidas todas. Salen a relucir nombres históricos: Paco la Luz, la Parrala, Manuel Torre, Chacón, Silverio, Curro Dulce, el Nitri, el Mellizo, la Serneta, Joaquín el de la Paula, el Mochuelo, la Niña de los Peines…También varios coetáneos: Mairena, Caracol, Rafael Romero, Jarrito, el Chaqueta, Pepe el de la Matrona, Lolita Triana, Niño de Almacén, Pericón de Cádiz, Bernardo el de los Lobitos…

En mi primera entrega sobre el libro de Cela expresé una duda: ¿es cierto que este genial gallego anduvo todo lo que dice que anduvo? Miren ustedes la última lista de cantaores. De Mairena dice que “en la venta de Antequera canta –cuando le da la gana y hace bien- el martinete, la caña, la soleá y todo lo que le echen”. Cita a Caracol para decir que es nieto de Curro Dulce (en realidad, es bisnieto). ¿Y los demás? Son los intérpretes de la famosa “Antología de Hispavox”, aparecida en España en 1958. Además, de esta Antología son bastantes de las letras que Cela cita. No cabe duda: al redactar el libro, Cela tenía sobre la mesa los discos y el folleto que los acompañan. Escribe el novelista: “Las siguiriyas al cambio –cabales les dicen algunos- suenan con el sonar del arpa en la voz del Chaqueta, gitano respetuoso con los estilos y con la tradición”. A continuación transcribe dos coplas:

Desde la Polverita
hasta Santiago,
las fatiguitas de la muerte
m'arrodearon.

No digas que no,
que tú habías sío
la causa más grande
de mi perdición.

Escuchen ustedes esta grabación donde se reproducen las cabales que El Chaqueta grabó para la Antología. Por favor, saquen sus propias conclusiones.


Yo insisto más: hace citas muy tópicas en los libros como, por ejemplo, ésta: “La primera piedra de la resurrección del cante jondo la puso Manuel de Falla, ayudado por Lorca, Ignacio Zuloaga y otros amigos”, referida, aunque Cela no lo diga, al Concurso Granadino de 1922. También es esclarecedor cuando teoriza sobre el término "flamenco", rechazando que tenga algo que ver con Flandes y defendiendo que procede del "fallah mencus", traducido más o menos como "campesino huído", teoría que ya expuso en los años treinta el padre del andalucismo don Blas Infante, a quien Cela tampoco nombra.

Mucho hablar de flamenco, pero uno echa en falta alguna fiesta concreta. Sí la hay, pero viene al final del capítulo. Estaba el vagabundo con las señoritas Garrobo y con Palomares El Chato, cuando aparece el cantaor Finito y se los lleva al “patio del señor José Torres, Zurraque, anfitrión de forasteros de rango”. “Veníos, que hay parné”, había dicho Finito. Allí estaba Tomás Pizarro, Niño de la Almadraba, templando su guitarra. Se arranca al cante Soledad Garrobo, Niña de Gelves, y lo hace por bulerías:

Mariquilla María,
la de mi barrio,
que hasta el agua bendita
toma con garbo.

Su hermana Gracita, Manuela la de Gerena, le hace el baile. Sigue Soledad por alegrías…

Más esgraciaíta que yo,
creo que no ha nacío e mare,
yo me encuentro en un camino
con dos veredas iguales

baile con el que Gracita no se atreve. Alternando con Finito, la Niña de Gelves recorre el flamenco a través de las solearillas, farrucas, el mirabrás, tangos, caracoles y para acabar, ¿cómo no?, sevillanas:

En el río de amores
nada la dama
y su amante, a la orilla ,
llora y la llama.

¡Ay, que te quiero,
y como no me pagas
de pena muero.

El vagabundo dice no guardar memoria de lo que sucedió después, salvo que, aprovechando la jumera de la señorita Gracita, y “para no hacerla sufrir inútilmente con la despedida, que siempre es dolorosa, se largó a la francesa y fue a despertarse, ya el día crecidito, en una cuneta y a la vista de Castilleja de la Cuesta”. Allí iniciaría, como contamos en nuestra anterior entrega, su camino hacia Huelva.

martes, 25 de octubre de 2011

Flamenco en el viaje de Camilo J. Cela por Andalucía

(Este artículo apareció en mi blog hace unos tres meses. Lo he modificado un poco y he añadido dos grabaciones. Aquí está de nuevo).


En diciembre de 1978 compré el siguiente libro de Camilo José Cela:
Primer Viaje Andaluz, Ed. Noguer, 4ª edición, Barcelona, 1977
De Cela se podía (más bien se debía) comprar todo, pero yo tenía especial interés por este título porque me habían dicho que varias veces hablaba de flamenco, cosa cierta según comprobé al leerlo. Al margen de ello, sobre lo que volveré después, digamos que nuestro personaje se introduce en Andalucía por Despeñaperros (Venta de Cárdenas) y se marcha por el Guadiana (Ayamonte), haciendo a pie gran parte de las provincias de Jaén, Córdoba, Sevilla y Huelva. Hasta pasa por mi Fernán Núñez natal. Todo narrado con una prosa preciosa y precisa, acorde con su fervor por Don Francisco de Quevedo. Con un dominio impresionante de la geografía y la historia de cuantos lugares visita, su lectura se hace muy fluida y muy amena, vamos que te engancha, como dicen los castizos. Pero, de vez en cuando, yo encontraba cosas algo chocantes. Por ejemplo, ya en Córdoba capital, dice pasar por la calle Maese Luis Tornillo. Yo, que por aquellas fechas vivía en la calle Maese Luis, sabía muy bien que la calle Tornillo era otra, si bien prolongándose entre sí. Puede que el novelista pasara por ellas, pero al escribir el libro está claro que se informaba con un plano, donde la confusión es explicable. Este detalle y otros que no narro por no cansar, me hicieron dudar: ¿es cierto que este genial gallego anduvo todo lo que dice que anduvo? Así como en su popular "Viaje a la Alcarria" está comprobado su paso por cuantos lugares nombra, en este deambular por Andalucía puede ser que se conjuntaran la información y la fabulación, un viajero incansable y una pluma de primera.
Pero vayamos al cante. En Córdoba se junta con un tal Leoncio Romero, natural de Pozoblanco, quien le propone tomar unas copas y oír un poco de flamenco. Se van hacia la Sierra, más allá de la estación, donde según Leoncio están las tabernas donde se oye el mejor cante de Córdoba y, ahora las palabras son de Cela,
"... se baila el vito y la soleá y se escuchan las soleares de Córdoba y el fandango, que son quizás los dos cantes más propios de esta tierra... La soleá de Córdoba es bronca y recia en sus modulaciones..."
Habla de los fandangos de Lucena y Cabra, habla de Rivas y del Niño de Cabra. Habla de las soleares cordobesas y dice que José Moreno, Onofre, es el más puro cantaor de las mismas. Como se ve, don Camilo está bien informado, pero choca un poco eso de las tabernas de la sierra. En esa época, que tuvo que ser, según he podido deducir, en los últimos años cincuenta, el único barrio detrás de la estación era el de "Las Margaritas", donde no había tabernas flamencas que yo sepa. Éstas estaban todas en "La Judería" y otras zonas de la Córdoba histórica. En el extrarradio sólo había un barrio, flamenco entonces y flamenco hoy: el Campo de la Verdad, precisamente el más alejado de la Sierra. En ésta se cantaba, claro que sí, pero en los "peroles" que se organizaban en pleno día y al aire libre, a los que, por cierto, acudía con frecuencia el nombrado Onofre.
El segundo sitio donde Cela habla de cante fue Sevilla capital, pero vamos a saltarlo. Camino hacia Huelva, allá por Bollullos de la Mitación, el novelista se hace coplero y, hablando del culo de las andaluzas, verdulero como siempre, canta por bulerías
Un gallego, mirando
pa el bullerengue
de una andaluza, dijo:
¡Viva mi suerte!

¡Ay madre, qué trasero
jacarandoso!
No me canso de verlo
tan saleroso.
Las estrofas son de seguidillas, es decir, de sevillanas, pero vaya usted a saber porque por bulerías se canta todo... Ya por tierras de Almonte, la joven Rocío Barragán le canta por fandangos:
Son las lagunas de Almonte
difíciles de contar:
Talmoril, Mata del Moro,
Matalagrana y la Mar,
Vento, Pozas, Río Loro,
la Pajarera y cien más.
Llega a Moguer. No quiso entrar en la casa natal de Juan Ramón Jiménez, pero sí fue al cementerio a ponerle flores al poeta y su mujer Zenobia. En ese pueblo se hace amigo de un negro (en varios municipios de Huelva sigue habiendo negros cuyos ancestros llegaron hace siglos a la península) conocido como Pinete y que canta fandangos para el viajero y para unos turistas franceses:
El ser negro no te afrente
que esto no quita la fama,
que en un zapatito negro
luce el pie la linda dama.

Que si mi color es prieto,
mi dinero es español,
que tienen cruz y corona
las armas de mi señor.
Hay alguna que otra copla más en el texto de Cela. Como ésta que cita cuando atraviesa el río Tinto, para ir de Palos a Huelva:
Las gaviotas de Huelva
se manchan de mineral
por los caminos que llevan
desde las minas al mar.
En otra ocasión volveremos sobre este libro y los días de juerga que don Camilo José vivió nada más y nada menos que en el barrio de Triana. De momento, escuchemos al Niño de Cabra, citado por don Camilo, interpretando, junto a la guitarra de Manolo de Badajoz, unos Fandangos de Lucena.
Y, como el vagabundo abandona Andalucía para irse a Portugal, lo despedimos con unos Fandangos de Huelva del histórico Antonio Rengel con Niño Ricardo, en los que se nombra a la limítrofe tierra del Algarve lusitano. 

domingo, 23 de octubre de 2011

Mairena, ¿nieve en Sevilla?



(Esta nota fue escrita el día 10 de enero de 2010. Apareció en este blog el 23 de febrero de 2011. Hoy, vuelve a publicarse con el añadido de una grabación por seguiriyas)



Hoy ha nevado en Sevilla. Dicen los telediarios que no ocurría desde hace 50 años. Cosa rara, pues, esto de la nieve en Sevilla. Sin embargo, hace años que el ensayista don Anselmo González Climent usó esta frase para referirse al cantaor don Antonio Cruz García (Antonio Mairena).

¿Quería indicar su frialdad en el cante? Posiblemente. Pero yo, aunque no haya sido nunca lo que se dice un mairenista, tengo que decir, tengo que afirmar como aficionado, que nada más lejos de la realidad. Mairena se quemaba, y nos quemaba a todos, con mucha frecuencia. Por ejemplo, en Puente Genil, hacia 1970, le oí unas seguiriyas que eran puro fuego. En cualquier caso, ahí están sus discos. Escuchen (de nuevo recurro a un ejemplo) este cante de los Puertos
Salgan los santitos
de San Juan de Dios...


Creo que González Climent, tan fino en otras cuestiones, cuando escribió esa frase, “resbaló en la nieve”.

viernes, 21 de octubre de 2011

Trovo por tarantas

Este artículo va dedicado al granadino Arturo Fernández Maldonado.

A finales de los años ochenta era frecuente que Enrique Morente incluyese en sus conciertos y recitales el siguiente cante, anunciado como "Taranta primitiva" y compuesto de dos estrofas:
Dime el hombre por qué muere
y el sol se da en alumbrar,
los astros por qué se mueven
y el mundo en qué ha de quedar
El sabio que más se eleve
tenga una luz natural:
haga un mundo y lo compruebe
y entonces adivinará
los astros por qué se mueven.
Dos estrofas que encierran una pregunta y una respuesta. Para mí, que profesionalmente andaba por el mundo de la ciencia, se me antojaba que la pregunta era muy similar a la de los científicos: matemáticos, físicos, químicos o biólogos están continuamente preguntándose cosas y, en la medida que logran contestarlas, hacen progresar su ciencia. La estrofa de respuesta ya habla del sabio y le pide que haga un mundo y lo compruebe, es decir, está enunciando el principio científico de la experimentación.
Estas cosas las comentaba yo en mis clases de matemáticas en la Universidad de Córdoba y no faltaban alumnos que se quedaban perplejos al oír hablar de tarantas en medio de una lección digamos que de Ecuaciones Diferenciales. Tan es así que el par de estrofas de arriba las incluí y comenté en el epílogo de uno de mis libros de Matemáticas, cuya referencia eludo por no venir a cuento en este lugar. En 1988 aparece el disco "Esencias Flamencas" grabado en Francia por Enrique Morente. Uno de sus cortes es "Taranta primitiva y Cartagenera". Con la guitarra de Paco Cortés, aquí tienen ustedes el cante que vengo comentando.


Esta variante de la taranta no solía oirse a otros artistas ni figuraba en la discografía habitual, razón por la cual yo me preguntaba de dónde la habría sacado Enrique. Vaya usted a saber, porque allí donde hubiera algo de interés flamenco, Morente siempre lo encontraba y le sacaba provecho. Cuando nos encontrábamos se hablaba de tó pero a mí se me olvidaba preguntarle por ese cante.
Hace unos meses, con Morente ya muerto y sin que yo lo esperara, pude enterarme de la procedencia de estas tarantas. Mi amigo Juan Antonio Caballero, vicerrector aquí en Córdoba, me regala un CD con la conferencia que dio en la Universidad de Sevilla, el 28 de febrero de 1972, acompañado por el guitarrista Benito de Mérida, nada más ni nada menos que don José Tejada, Pepe Marchena. Yo no les canso más y dejo que sea la voz del maestro la que nos aclare todo.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Dos coplas portuguesas

En días anteriores, he traído a este "cuadernillo" varias coplas gallegas que se han traducido y adaptado al Flamenco. También las hay italianas, catalanas y, ¿cómo no?, portuguesas. Vean:
Se os meus olhos te offendem
eu mesmo tiral-os-hei
Nao quero ter no me meu rostro
cosa que offenda ninguem.
que en Andalucía se canta como
Si con el mirar te ofendo,
me lo mandas a decir,
yo me saltaré los ojos
por no darte que sentir.
o esta otra:
Aquí tens meu coraçao:
se o queres matar bem podes,
tú andas dentro dele,
se o matas, tanbem morres.
traducida como
Yo te di mi corazón,
puedes matarlo si quieres,
pero que mira que estás dentro
y que, si me matas, mueres.

Atención aparte merecen los cruces entre coplas andaluzas y coplas de toda la América Hispana. Más adelante traeremos algún ejemplo. Por hoy nos quedamos aquí, señalando nada más que de la segunda letra portuguesa hay otra variante:
Puedes matarme si quieres,
yo te di mi corazón,
puedes matarme si quieres,
pero mira que estoy dentro
y que si me matas mueres
del mismo remordimiento.
Podemos oírla a Pepe Marchena, con la guitarra de Paquito Simón, quien la incluye en una grabación que él llama "Fandangos lepeños", dentro de sus populares "Memorias Antológicas del Flamenco".

lunes, 17 de octubre de 2011

Soleares y Polo en la voz de Valderrama

La última vez que fui invitado a intervenir en la Cátedra de Flamencología de la universidad cordobesa fue en el primer trimestre de 2010. El título de mi conferencia era algo así como Creadores, Puristas y Heterodoxos en el Flamenco (¡qué cosas, por Dios!). Para mis cortas luces, el tema estaba muy claro pero creo que no logré plasmarlo, transmitirlo en la forma fluida y natural que yo acostumbraba a hacer, por ejemplo, en mis clases de Matemáticas. Se me fue un poquito de las manos. Claro que la culpa no era mía sino de los organizadores por llamar a gente tan inexperta para estos menesteres como el que suscribe...

Uno de los berengenales en que me metí fue que, hablando de pureza, me atreví a preguntar si existían cantes puros entendiendo por tales aquellos que, de no haber existido, habrían provocado que el Flamenco fuese otra cosa. ¿Me explico? Creo que sí y ahí están las tonás, las siguiriyas y las soleares e incluso los fandangos y sus derivaciones mayores (malagueñas, granaínas, cartagenera, etc). Sin estos estilos, no habría habido Flamenco. Pero, a la vez, yo señalaba que a los tan traídos y llevados árboles del flamenco, que llenaban páginas y páginas de los manuales al uso, se le podían podar muchas ramas sin que pasara nada: me refiero a las marianas, la farruca, el garrotín, la milonga, la vidalita, la colombiana e incluso a cantes tomados del folklore andaluz que solo adquirieron naturaleza flamenca porque algún insigne artista los llevara a su repertorio (campanilleros de Manuel Torre, bamberas de Pastora Pavón).

En esas estaba aquel día (23 de febrero, ¡vaya fecha!) y en esas sigo. ¿Son cantes fundamentales, pregunto, la caña o el polo, tan nombrados y renombrados desde el siglo XIX? Dejemos de lado a la primera (que ha sido catalogada por algunos poco menos que como madre del cante) y pensemos en el polo. ¿Natural, de Tobalo, de Ronda? ¡Vaya usted a saber! Cante cansino en su melodía y confuso en sus letras:
Carmona tiene una fuente
con catorce o quince caños
con un letrero que dice
¡viva el polo sevillano!
¿Tan difícil es ir a Carmona, buscar la fuente, si es que existe, y contar los caños? Claro que el muy sabio Pepe el de la Matrona solía contarnos en Madrid una versión más creíble:
En la puerta de Carmona
hay una tabla y un palo
con un letrero que dice
¡viva el pueblo soberano!
(Ya salió el cante de los liberales del XIX, más presente en la letrística flamenca de lo que muchos opinan).

El polo debió de cantarse mucho en aquella centuria, pero lo mejor que nos legó fue la soleá con que se remataba. Tanto que dio lugar al uso de la expresión soleá apolá, variante (más bien, variantes en plural) importantísima en un estilo que sí es puro y matriz: la soleá. Ahí están los cantes de Paquirri Guanter, Lorente, Silverio, Juan Breva.

Curiosamente un cantaor, tenido por heterodoxo por muchos, pero purísimo para otros (yo incluido), como fue don Juan Valderrama nos dejó una grabación en la que el polo queda totalmente diluido entre soleares y soleares. Ustedes me hacen el favor de escucharlo y, después, díganme: ¿se quedan con las soleares o se quedan con el polo?

sábado, 15 de octubre de 2011

Sanlúcar por malagueñas

Para Porverita

(Aclaro a quien acceda por primera vez a este artículo que ha cambiado el título Sabicas por malagueñas por el de Sanlúcar por malagueñas, habiéndose cambiado también un vídeo del pamplonica por otro del gaditano. La explicación la encontrarán leyendo los comentarios que lo acompañan. Cometí un error y estoy tratando de remediarlo).

Hipólito Rossy en su Teoría del Cante Jondo viene a decir que hay tres tipos malagueñas: la corrida o verdial, la de cante y la instrumental. De esta última escribe en la página 233:

La instrumental ha corrido el mundo entero en viaje triunfal y sigue triunfando dondequiera que se oye. No hay guitarrista de cualquier país que no toque algo de malagueña instrumental, y existen multitud de ediciones y discos gramofónicos que la reproducen, estando también en el repertorio de todas las compañías de ballets.

La verdad es que uno, tan de pueblo, no sabe a qué malagueña se refiere Rossy, salvo que hable de esa maravillosa composición que hizo el canario-cubano Ernesto Lecuona y, en fin, de cosas similares a ésta. Pero, digo yo, ¿qué tiene esto que ver con el Cante Jondo al que dedica su libro?

Claro que las malagueñas flamencas e instrumentales sí que existen: son las que han compuesto nuestros guitarristas de concierto. Escuchen ésta de Manolo Sanlúcar donde se aunan la malagueña para cante y la verdial.

jueves, 13 de octubre de 2011

Los tientos gallegos se andaluzan




Si leemos los comentarios a mi articulillo Unos tientos en lengua gallega, publicado el pasado día 3, veremos que las dudas que yo planteaba quedan aclaradas. No obstante, me permitirán que alargue un poquito el tema.



1) La copla
María, si vas al monte,
cierra bien la portillera,
porque hay un torito bravo,
quiere entrar en tu pradera
aparece en una grabación por tientos, con la guitarra de Pedro Soler, que hizo en la universidad de la Sorbona (París) hacia 1965 el cantaor trianero Pepe el de la Matrona (1887-1980). Así me lo han comunicado, añadiendo ambos la grabación, el arquitecto peruano (al que considero como mi hermano en esto del flamenco) Pepe Bentín y el gran aficionado cacereño Pedro Delgado, maestro en tantas cosas.

2) Pedro me añade una segunda grabación, donde aparece la misma letra y la misma melodía, esta vez en la voz de la histórica Rita Giménez García Rita la Cantaora (1859-1937), cuya foto vemos arriba y a la derecha.

3) He podido enterarme de que "portilleira" = "portillera" (¡qué bonita palabra!) viene a ser la entrada a una finca rústica, la cual se supone que de alguna manera estará vallada porque, de lo contrario, vendría aquello tan flamenco de que "el campito no tiene llave". Esto nos sitúa en la Galicia rural que yo conocí, donde efectivamente se vallaban las pequeñas propiedades para evitar mezcolanzas entre los ganados de uno y otro aldeano. Difícil de imaginar en los latifundios andaluces. Esto me lleva a pensar que fueron los flamencos los que adaptaron la copla gallega
Carmiña si vais ao prado
pecha ben a portilleira
que hai un touriño valente
que quere entrar na pradeira
y no a la inversa. Pero, entonces, ¿qué pinta un toro bravo en Galicia, si allí no los hay? A un andaluz se le haría imposible imaginar otra clase de toro, pero miren que la copla gallega habla de "touriño valente" = "torito valiente". Imagino que habría un toro en celo por la vecindad y que a la tal Carmiña le aconsejaban el cierre para que no entrase a "preñar" a sus vacas. No veo otra explicación, salvo que el touriño fuese algún rapaz y Carmiña el objeto de su deseo.

No les canso más con mis elucubraciones y les dejo que ustedes escuchen al Matrona:


martes, 11 de octubre de 2011

Transcripción de las letras flamencas



Entre el 24 y el 27 de noviembre de 2004, la Peña Flamenca de Córdoba celebró sus XXXII Semana Cultural Flamenca, esta vez en homenaje al poeta jerezano Manuel Ríos Ruiz. El día 25 y bajo el título Letristas, copleros y poetas flamencos, el conferenciante fue el aficionado Andrés Raya Saro. ¡Atrevío y temerario que es uno!

Como buenamente pude, desarrollé un tema que me apasiona. Estén los lectores tranquilos porque no voy a repetir mi perorata de aquella noche. Sí voy a detenerme a comentar una cuestión que toqué en la conferencia pero casi de pasada: la transcripción de las letras flamencas. Empecemos con el Diccionario de la Real Academia de España:
Transcripción = Acción de transcribir
Transcribir = Representar elementos fonéticos, fonológicos, léxicos o morfológicos de una lengua o dialecto mediante un sistema de escritura
(Hay otras acepciones para este verbo, pero la anterior responde perfectamente a nuestros fines).

Pionero en tantas cosas, Don Antonio Machado y Alvarez "Demófilo", fue uno de los primeros que usó un "sistema de escritura" para transcribir las coplas contenidas en su famosa Colección de Cantes Flamencos (1881) consistente en recoger lo más fielmente posible el lenguaje oral de los andaluces. Por eso, en su libro leemos coplas como éstas:

En er sementerio nuebo
la yebaron, la enterraron,
que mis sacais la bieron

Hijito e mala mare,
¿te acuerdas cuando isías
no te orbiaré por naide?

Estaba siego y no bía:
ya se me cayó la benda
que tan siego me tenía.

Es decir, desaparecen la uve, la elle, nos comemos un montón de letras de, cambiamos la ele intersilábica por la erre, adoptamos el seseo, etcétera, etcétera. Este sistema fue imitado por muchos copleros y por muchos recolectores de letras y ha llegado casi como único hasta nuestros días. Pues, ¿qué quieren ustedes que les diga? Servidor, ha vivido muchos años fuera de Andalucía y, por su profesión, ha gastado mucha saliva hablando en público sin que jamás haya renegado de la forma en que aprendió el castellano en su niñez (ironizando un poco, suelo decir que yo hablo castellano-andaluz-cordobés de campiña). Pero uno cree que una cosa es el habla y otra la escritura. Por ejemplo, la copla

A Undebé l'estoy pidiendo
de beras que benga'l arba,
por bé si esta pena mía
ar sueño se sujetaba.

yo la habría escrito así:

A Undebel le estoy pidiendo
de veras que venga al alba,
por ver si esta pena mía
al sueño se sujetaba.

Es decir, de la mismita manera que lo hiciera uno de Valladolid. Hay muchas razones para ello, aunque me limite a señalar dos:

1) No existe una sola fonética en Andalucía (uno de mi pueblo diría siensia en lugar de ciencia, pero en Montemayor, pueblo que está tan sólo a tres kilómetros de Fernán Núñez, en lugar de soso dirían zozo).

2) Hay mucho lector no andaluz al que esta presentación de las letras se le hace cuesta arriba. Y hay cantaores nacidos por encima de Despeñaperros. ¿O es que les vamos a obligar a que aprendan nuestros modismos? (Espero que no me lea ningún mandamás de los que están en la Junta de Andalucía porque éstos, si se lo proponen, obligan a hablar en andaluz hasta a los múos).

Y no pasa nada. Los cantaores, con su gran sabiduría, serán los encargados de adaptar la letra a su propia fonética, a su propio dejillo. Hay muchas coplas de poetas cultos, Manuel Machado principalmente, que han sido alteradas al caer en manos de los cantaores y hay que reconocer que algunas incluso mejoran.

Tenemos, sin embargo, un caso en que es ineludible la licencia de fonetizar la copla: cuando al ponerla en castellano ordinario se altere la rima o la medida del verso. Así pasaría en la copla

Anda, que estás más tocá
que una guitarriya e siego
o sambomba en Nabidá

si escribimos tocada en lugar de tocá. Yo la dejaría así:

Anda, que estás más tocá
que la guitarra de un ciego
o zambomba en Navidad.

Soy consciente de que cuanto he escrito hoy es polémico. De hecho he pasado horas de mi vida discutiendo este tema con aficionados y estudiosos del cante. Es mi postura y ahí queda.

Cambiando el tercio, les diré que es costumbre complementar con un recital las conferencias de la Peña Flamenca de Córdoba. En la noche de ésta mía, tuve la suerte de estar acompañado por mi paisano Pedro Obregón y por la guitarra del cordobés Gabriel Expósito, ambos en la foto de la izquierda. Les dejo con un registro que uno y otro habían hecho en disco, desarrollando por Alegrías de Córdoba el tema "Puente de San Rafael".

domingo, 9 de octubre de 2011

Patrimonio noséqué noséqué de la nosécuánto

Como uno es cortito de entendederas, no lograba aclararse con el lío ese de que la Unesco, creo que fue ella, había declarado al FLAMENCO como Patrimonio noséqué noséqué de la nosécuánto. Pero un día, viajando por Cataluña, me encuentro con un castillo humano de esos que se montan los de la barretina. Para mi sorpresa veo que encima de todos se había colado un canario gomero el cual, al percatarse de mi presencia, me dice:
-Andaluz, despistao, espera que desde aquí arriba te voy a explicar yo a ti lo que es eso de los patrimonios.
Naturalmente, lo hizo silbando y, por fin, me enteré de qué iba mi ignorancia.

El 16 de noviembre se cumple el año de este reconocimiento y algunos han propuesto que ese fecha sea rotulada como Día Mundial del Flamenco. Pues, ¿saben lo qué pienso? Que pá mi son "días del flamenco" los 365 que tiene el año y que en los bisiestos me regalan uno más.

En cuanto a lo de la propiedad, la cosa es así de sencilla: el flamenco es patrimonio, en primer lugar, de los artistas que lo desarrollan (cantaores, guitarristas, bailaores), y, en segundo, de los aficionaos que lo siguen y disfrutan. Nunca de los políticos de oficio y, si me apuran, tampoco de los llamados flamencólogos, aunque de entre éstos algunos se salvan, precisamente aquéllos que, a su condición de escritores, anteponen la de aficionados.

Como me he acostumbrado a insertar algún archivo de audio, hoy no va a ser menos. Se trata de una grabación, no de las más divulgadas, de la reina de la gitanería flamenca, su majestad Pastora Pavón (Niña de los Peines). Con la guitarra de Niño Ricardo, Pastora, no tiene prejuicio alguno en hacer las colombianas, creadas por un cantaor castellano (cada vez me gusta menos usar la palabra payo) y más joven que ella: Pepe Marchena. Toda una lección de buen hacer flamenco, y es que Pastora es el Flamenco. Ella sí que es el más valioso patrimonio que tenemos.

viernes, 7 de octubre de 2011

Morente y Camarón

Dejando de lado a los mayores y ciñéndome a los cantaores nacidos desde 1940 en adelante, no cabe duda, al menos para mi sensibilidad de aficionado, de que las dos figuras más importantes que ha dado el Cante Flamenco han sido el granaíno Enrique Morente y el isleño Camarón: un payo y un gitano, como ocurriera anteriormente con Marchena y Caracol, con Chacón y Manuel Torre, con Silverio y El Mellizo. Cantaores con muchas cosas en común: afición desmedida, conocimiento de los moldes clásicos, buen gusto hasta rebosar, ausentes de prejuicios y por ello innovadores, libres y por ello polémicos...



Fui testigo del respeto que uno y otro se profesaban como artistas y de la amistad que les unía. Hacia 1970, el tablao Zambra solía cerrar bastante antes que Torres Bermejas. Desde el primero, alguna que otra noche, acompañando a Rafael Romero, Varea y Morente, nos íbamos a escuchar al de la Isla. No formábamos parte del público sino que nos pasaban a una "cantina", contigua al escenario, desde la que veíamos y escuchábamos mejor que los de la primera fila, con el añadido a nuestro favor de que sólo pagábamos las consumiciones que hiciéramos y a precio de los que trabajaban en la casa. ¡Suerte para mí el ir acompañado de artistas! Acabada la función, solíamos pasear por Callao y la Gran Vía, ya acompañados de Camarón, de Enrique de Melchor y otros.

¿Se influyeron mutuamente? Dada la permeabilidad de ambos, yo creo que sí, pero era difícil detectar influencias concretas porque cada uno poseía una personalidad tan fuerte que al escuchar a Morente sólo se pensaba en Morente y al escuchar a Camarón volvía a ocurrir lo propio. No obstante, he leído por ahí que fue Camarón el que tomó cosas prestadas del granadino, pero no al revés. Pudiera ser que sí, al menos en lo que se refiere a las músicas propiamente dichas. Hay un ejemplo claro que vamos a mostrar.

En 1975, Camarón publica su disco "Arte y Majestad", en el cual, con la guitarra de Paco de Lucía y letra de Antonio Sánchez, hace estos fandangos


El mismo año, unos meses después, aparece "Se hace camino al andar" de Enrique Morente. Con las guitarras de Luis Habichuela y de Manzanita, y con temas populares, lo oímos también por fandangos


¡Vaya por Dios, ambos hacen el mismo cante y, además, con una melodía desconocida hasta entonces! Pero la cuestión estaba clara: el de Graná los etiquetó como "Fandangos de Morente" y nadie dudó de ello pues efectivamente eran de su creación. Enrique me comentó alguna vez que estaba muy orgulloso de que Joseíto Monge hubiese grabado sus cantes, como indicio de que no serían tan malos como algunos críticos de la época, enemigos de toda innovación, aseguraban.

miércoles, 5 de octubre de 2011

El fandanguillo de Osuna según Hipólito Rossy






En la página 245 del libro Teoría del Cante Jondo (1966) el musicólogo Hipólito Rossy (Sevilla, 1897; Barcelona, 1975), nos dice lo siguiente:



El Niño de Marchena ha salvado del olvido al fandanguillo de Osuna. Su melodía no es gran cosa, por más que el citado artista la colme de adornos, pero sus letras tienen una ingenuidad y una ternura que lo hacen merecedor de ser recordado.

Malherido.
Una mañana encontré
 a un pájaro malherido,
 y después que lo curé,
 en un árbol le hice un nido
 y en el nido lo dejé.

Otra letra, recordada por el Niño de Marchena, es del mismo tenor.

Porque no podía volar,
vi a un pajarillo temblando
 porque no podía volar,
y me decía piando:
"Llévame a la mare mía
 porque me estará buscando".

 Este fandanguillo debe ser de principios de este siglo. Por haber pasado largas temporadas en Osuna durante mi niñez, tengo de él un vago recuerdo, hacia 1906, como de una novedad de aquellos días, en los que oía sus coplas en boca de todos los habitantes del pueblo aficionados al cante, que lo eran en muchedumbre.

Su autor sería, de seguro, cualquier gañán de cortijo que encerrara en su rudeza un alma de artista -poeta y músico- y unos sentimientos delicados que le aproximan al Santo de Asís.

Dejamos a Rossy de momento y empezamos por oír estos fandangos que Marchena rotula como Cante de la campiña de Osuna.


Pero, antes de que se nos vaya la memoria sonora, oigamos esto otro.


Como verán ustedes se trata de los mismos cantes. ¿Del siglo XVI o de principios del XX?, ¿de La Roda o de Osuna? Ya se sabe que el Maestro de Maestros solía fantasear, y mucho, al etiquetar sus propias creaciones. Aquí la prueba es palpable. Me quedo, entonces, con la duda de si don Hipólito era un ingenuo. O, ¿tal vez?, un poco fantasioso también: las letras que adjudica a un gañán casi franciscano son de un tal H. Montes, que colaboró frecuentemente con Marchena y debieron de ser escritas en los años 30 del siglo XX.

Pensarán ustedes que me estoy volviendo un tanto iconoclasta. ¡Bueno! La verdad es que, al iniciar este blog, me proponía contar retazos de mis vivencias. Pues bien, lo que hoy les he contado, lo pensé desde la primera vez que leí el texto del señor Rossy. Es la tecnología actual la que nos permite comunicar esas vivencias de forma tan clara y fehaciente.

lunes, 3 de octubre de 2011

Unos tientos en lengua gallega

Carmiña si vais ao prado
pecha ben a portilleira
que hai un touriño valente
que quere entrar na pradeira.

Como otras que he mostrado en días anteriores, esta copla figura en el Cancioneiro Popular Galego de Ramón Cabanillas. Yo juraría haberla oído por tientos, pero no recuerdo a quien ni consigo la traducción exacta usada por los flamencos. Si alguien puede ayudarme, aquí me tienen.

sábado, 1 de octubre de 2011

Camarón: La leyenda del tiempo

(Recupero unas líneas que escribí el 22 de diciembre de 1979 a raíz de la publicación, unos meses antes, del disco “La leyenda del tiempo” de Camarón de la Isla. Un poquito atrevidas para aquel momento, pero el paso de los años creo que me ha dado la razón en mis apreciaciones...)


Delicias, encantos de un verdadero flamenco...
¡Pobres de los puristas! Dicen que por estas canciones han excomulgado a CAMARON. A Camarón, el Camaroncillo frágil, tenue, el tierno Camarón. ¡Pobres de los puristas! Ellos se lo pierden.
Pierden, sí, las delicias, el encanto de un verdadero flamenco. Pierden la voz más genuínamente andaluza desde que nos abandonó (Dios, ¿por qué nos los vas arrebatando?) el de la voz de enhebro, el Caracol (Manuel Ortega). Pierden la moruna guitarra de esa plantita madura que se autodice Tomatito. Pierden el sitar de Gualberto (¡qué hermosura de nanas!), las vocecillas de Manoli, las delicadas palmas de Bollito...
Porque, vamos a ver, ¿quién se atreve a decir que el flamenco está terminado, que es construcción acabada?, ¿cómo es que dicen que Morente, que Lebrijano, que Camarón dejan de ser flamencos cuando, según ellos, rompen el molde e intercalan otros elementos musicales?
Sí, para su desgracia, esos llorones existen: son los impenitentes mairenistas (su maestro lo dijo: “el cante está hecho”), los seguidores de la frialdad aflamencada, o, mejor, el flamenco en frío. “Esto es así porque así lo cantó fulanillo y porque a mí la incorpórea razón me lo dictó”. ¡Qué sinrazón eso de la incorpórea razón!
Este disco, por el contrario, tiene cuerpo de razón y razón con cuerpo. Obra colectiva de, imagino yo, unos cuantos pasaos, con su estelar figura, sí, pero colectiva creación: venenos, bollitos, pachones, manolis, tomatitos, lorcas y villalones resucitados, coral griega con un camaroncillo de portavoz. Andaluza, flamenca creación viva...
Sobremanera me ha impresionado esa “nana”. ¡Ay si algún que otro mairenista que yo me sé hubiese conseguido en toda su vida la mitad de este cante!
Camarón, niño Monge, ¡gracias por este regalillo!


Han pasado los años y la tecnología ha cambiado una barbaridad. Ahora, puedo poner a disposición de ustedes la "Nana del Caballo Grande". Oíganla quienes no la conozcan...