Envío a Manolo Bohórquez Casado, Antonio Barberán Reviriego y Luia Vázquez Morilla.
Prezi debe ser un gestor de eso que los internautas llaman "Presentaciones". Encuentro una fechada el día 14 de mayo de 2014 y firmada por un tal Fermín Martos cuyo título es Las etapas en la historia del Flamenco. En realidad se ciñe a La etapa inicial (Desde el último tercio del siglo XVIII hasta comienzos del siglo XIX). Tomo tres citas de tal presentación, referidas a tres de los cantaores más nombrados del siglo XIX, y las comento a continuación.
1) EL PLANETA
Nadie tiene constancia de su nombre; algún autor
adelanta el de Antonio Fernandez(?). Se ha dicho que el apodo de "El
Planeta" le fue puesto por la alusión a los astros que el cantaor hacia en
sus coplas. En cuanto al lugar de su nacimiento, en la relación de Juanelo
figuraba como natural de Cádiz, aunque Molina y Mairena se inclinan a creer que
nació en Triana (?
¡Por Dios, don Fermín! ¿Usted no sabía que El Planeta se llamaba Antonio Monge Rivero y que había nacido en Cádiz en 1789? ¿Tampoco sabía que era hermano del famoso bolero Luis Alonso y tío del cantaor Lázaro Quintana? Todos estos datos y muchos más fueron investigados por Manuel Bohórquez, con la colaboración de Antonio Barberán. Se publicó en el diario El Correo de Andalucía, Sevilla, 21 de febrero de 2011. El escritor sevillano lo trajo a las redes a través de su blog La Gazapera, siendo una de las entradas más celebradas y comentadas de aquellos días. Seguramente a usted le cogería viajando por la luna de Valencia.
2) EL FILLO
La importancia de El Planeta estriba en que
constituye la referencia primera y única de la que se parte para describir las
sucesivas figuras y cantes que a partir de él han conformado la historia del
flamenco y, sobre todo, porque su nombre va unido siempre al de su discípulo
más aventajado, como lo fué Francisco Ortega "El Fillo", que
transmitió los cantes de su maestro y los suyos propios.
Con la figura de El Fillo la historia del flamenco nos ofrece la persona que canta, nos muestra por primera vez la humanidad del cantaor conocido en su época y en el entorno en que vivió. Ya no es el personaje descrito en las páginas de un libro, sino que estamos ante alguien de quien se puede apreciar su realidad humana, su familia, sus amores, su "buscarse la vida" a diario y hasta el tono de su voz.
Ante nosotros tenemos el retrato de un hombre, al parecer buena persona, y nos hablan otros de él quienes, a diferencia de su
maestro El Planeta, no lo conocieron en una nocha de juerga, sino que lo
trataron, lo estimaron y aprendieron de él en el día a día. Silverio
Franconetti fue discípulo de El Fillo y amigo de D. Antonio Machado y Álvarez
(Demófilo) y de D. Francisco Rodríguez Marín, de ahí que a través de Silverio y
los citados escritores, entre otras personas, se conozcan los cantes y buena
parte de la vida del personaje que comentamos.
Parece seguro que El Fillo nació en Puerto Real,
a principios del siglo XIX, y murió en Sevilla en fecha cuya exactitud se
desconoce, pero que puede situarse por los años ochenta del citado siglo,
aunque Demófilo, en la obra citada anteriormente, editada en 1881, nos dice:
"Este cantaor, considerado como el mejor de todos ellos, ha vivido hasta
mediados de este siglo...". Tuvo dos hermanos, Juan Encueros y Curro
Pabla, que también cantaban.
(...)
En Triana El Fillo se enamoró de La Andonda,
gitana de genio, mucho más joven que él y gran solearera, de la que se dice que
fue muy fiel al cantaor. Según Rafael Molina ("Obra Flamenca") El
Fillo era muy cariñoso con los niños, y le agradaba verse rodeado de ellos
mientras cantaba. Por eso hay una soleá que dice:
La Andonda le dijo al Fillo:
Anda y vete gallo ronco a cantarle a los
chiquillos!
Y es que la voz de El Fillo era ronca y grave, y
este estilo de voz ha quedado como tipo de voz flamenca, llamándosela voz
"afillá".
De El Fillo como cantaor se han dicho todo tipo
de elogios. Demófilo decia que se le consideraba como el "rey de todos los
cantaores" y lo calificó en su famosa lista como "cantaor generalísimo",
es decir que dominaba todos los cantes. Se le ha llegado a llamar "padre
del cante" y "Juan Sebastián Bach del flamenco".
¡Qué sagacidad la suya, don Fermín! Cuatro lecturas la han bastado a usted para llegar a apreciar hasta el tono de voz del Fillo. Pues mire por donde, el nombre de nuestro cantaor no es el que usted señala sino que se llamó Antonio Ortega Heredia. No nació en Puerto Real sino en la Isla de San Fernando. Lo hizo el día 21 de abril de 1806, muriendo en Sevilla el día 4 de febrero de 1854, antes de cumplir los 48 años. Se había establecido aún joven en el barrio de Triana donde se casó con Alejandra Vargas Filigrana en el año 1929, procreando a siete hijos y siendo siempre fiel a su esposa. O sea, que de Andonda, nada de nada. Por cierto, el autor que usted nombra, el que escribió el libro "Obra Flamenca" del que yo fui editor en 1977, no se llamaba Rafael sino Ricardo Molina. Sí es cierto que entre sus hermanos hubo dos (Francisco de Paula y Juan) que fueron cantaores y que uno de ellos fue asesinado. Demófilo debió de tener en mucha consideración al Fillo pero se equivocó en su nombre y lugar de nacimiento. ¿Quién era, entonces, Francisco Ortega Vargas? Sencillamente, el mayor de los hijos del Fillo, también cantaor que usó el mismo mote que el padre. Éste sí que anduvo con la solearera La Andonda. Todos estos datos los publicó el moronero Luis Javier Vázquez Morilla el día 18 de enero de 2012 en un blog que tiene dedicado a temas relacionados con Morón de la Frontera. ¡Y usted de nuevo en la luna de Valencia!
Sobre la rareza de el "Nitri", la
descripción que de su personalidad ofreció G. Nuñez de Prado, en su conocida
obra "Cantaores andaluces", fue calificada por Rafael Molina como
arbitraria y en absoluto cierta, ya que lo presente como un caso extremo de
timidez erótica, llegando a afirmar Nuñez de Prado que "este hombre estuvo
en realidad, y de manera innegable, imposibilitado de sentir como un hombre el
amor, a pesar de todas las apariencias jamás quiso a una mujer, constantemente
vivió alejado de la bella mitad de la especie humana". Rafael Molina, en
cambio, rechaza esta imagen que da Núñez de Prado, afirmando que "todo el
mundo sabe (?) que Tomás el "Nitri" se había juntado a la mujer de su
tío, la "Andonda". Tampoco se ha probado esta unión, lo que sí es
cierto es que era sobrino de Francisco Ortega el "Fillo" y que, según
parece, vivió con él desde niño y de su tío aprendió los cantes que luego le
hicieron famoso.
Gracias de nuevo a Bohórquez (La Gazapera, 1 de septiembre de 2012), ahora con la colaboración de Vázquez Morilla, hemos sabido que El Nitri, de nombre Tomás Ortega López, nació en El Puerto de Santa María el día 17 de diciembre de 1838, hijo de Andrés Ortega Heredia, uno de los hermanos del Fillo. Murió en Jerez de la Frontera el día 2 de noviembre de 1877, con 38 años de edad. Según nos recuerda Fermín Martos, el montillano Núñez de Prado afirmaba del Nitri que era poco menos que misógino, mientras que el pontanés Ricardo (no Rafael) Molina decía que El Nitri se juntó con La Andonda, la mujer de su tío El Fillo. Pues va a ser que Molina se equivocó, no solamente en que La Andonda fuese la mujer de su tío, siéndolo en realidad de su primo hermano Francisco Ortega Vargas (Fillo Segundo), sino en la posibilidad de que tal cosa ocurriera, toda vez que El Nitri muere en 1877 y Francisco El Fillo lo hace en 1878.
Pero, ¿por qué quitarle o darle la razón a este Fermín Martos? Haciendo la redacción de este artículo he caído en la cuenta y comprobado que todo lo que dice está tomado literalmente (y sin citar procedencia) del sitio web conocido como Horizonte Flamenco en cuyo caso las respectivas redacciones pudieran haber sido hechas antes de que Bohórquez y Vázquez Morilla publicasen los frutos de sus investigaciones. Lo cual no resta demérito a Fermín Martos, porque éste suma, al delito de copiar sin citar, el de no contrastar la veracidad de lo que copia.
Triste es reconocer que actitudes como la de este señor son muy frecuentes en las redes. Ahora, más que nunca, el rigor es necesario si queremos clarificar la Historia de nuestro Arte Flamenco. Tenemos magníficos investigadores que se dejan el pellejo en su labor, pero desgraciadamente también tenemos unas autoridades que miran para otro lado. ¿Será verdad, como alguno sospecha, que hay intereses para que todo siga como antes, mentiras incluidas?
Pero, ¿por qué quitarle o darle la razón a este Fermín Martos? Haciendo la redacción de este artículo he caído en la cuenta y comprobado que todo lo que dice está tomado literalmente (y sin citar procedencia) del sitio web conocido como Horizonte Flamenco en cuyo caso las respectivas redacciones pudieran haber sido hechas antes de que Bohórquez y Vázquez Morilla publicasen los frutos de sus investigaciones. Lo cual no resta demérito a Fermín Martos, porque éste suma, al delito de copiar sin citar, el de no contrastar la veracidad de lo que copia.
Triste es reconocer que actitudes como la de este señor son muy frecuentes en las redes. Ahora, más que nunca, el rigor es necesario si queremos clarificar la Historia de nuestro Arte Flamenco. Tenemos magníficos investigadores que se dejan el pellejo en su labor, pero desgraciadamente también tenemos unas autoridades que miran para otro lado. ¿Será verdad, como alguno sospecha, que hay intereses para que todo siga como antes, mentiras incluidas?