jueves, 23 de octubre de 2014

José Menese, cantaor tutelado

Tengo sobre mi mesa el libro José Menese. Biografía Jonda (Madrid, El País-Aguilar, 1996) escrito por una Doctora en Filología, la murciana Génesis García Gómez. En su interior tengo montones de anotaciones al margen hechas por mí mismo cuando lo leí por primera vez, recién salido a la venta. En ellas mostraba mi desacuerdo con afirmaciones hechas por la autora, señora García Gómez, o por el biografiado José Menese. Lo he releído y consultado con frecuencia y debo admitir que mi opinión no ha cambiado mucho, sino todo lo contrario. Hoy lo he abierto por sus páginas 204 y 205 en las cuales aparece el testimonio del gran aficionado Fernando Montoro del que hablábamos ayer mismo. Lo voy a transcribir íntegramente, poniendo en letra normal el texto de Génesis y en cursiva las respuestas de Montoro.   


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Fernando Montoro conoció los primeros años en los que el criterio o la opinión de Mairena eran decisivas para la carrera artística de Pepe Menese:

-Cuando empezó, José tenía la voz salvaje, una buena voz, pero le faltaba mucho, aunque se le podía ver un porvenir. Él aprendió el flamenco con la asesoría de Francisco (se refiere a Moreno Galván) y de muchos de nosotros. Nos conocimos haciendo el servicio militar en Sevilla, yo haciendo las prácticas, que ya había acabao la carrera.

¿Le habías cantado ya a José Manuel Caballero las soleares de El Tenazas para el Archivo...?

-No, eso es lo que te iba a contar. Esas soleares las grabé yo para que las cantara José Menese para el Archivo... Pero José no quiso grabarlas, porque El Tenazas era un cantaor payo. Yo me aficioné mucho en Granada, donde estudié la carrera. Íbamos a Casa Manolo, a la Peña la Platería y nos juntábamos y estudiamos verdaderamente los cantes, con discos de pizarra. Entonces ya admirábamos a José Menese. Y organizamos una fiesta en Málaga para que Manolillo, el Herraor, cantara las soleares de Diego Bermúdez Cala, El Tenazas, el que había ganado el Concurso de Granada de 1922, y grabarle una cinta a Pepe para que los cogiera. Entonces, le grabé también los cantes del Piyayo, las Malagueñas de la Trini, las de Diego el Perote... De ahí saleron los tangos del Piyayo como los hace Pepe, que no los hace como Mairena ni mucho menos, sino mejor, más puros. Pero lo principal era esa soleá de El Tenazas para que la grabara José. Pero Mairena odiaba ese tipo de soleá y fíjate tú por dónde, después Mairena la grabó en su último disco. Total, que José no quiso hacer los cantes de El Tenazas porque no era cante del corte de Mairena y Caballero me pidió entonces que las grabara yo. Después sacaron discos del propio Tenazas, pero en aquellos momentos no se conocía. Además, era lo que José Manuel buscaba, lejos del profesionalismo.

Entonces, ¿lo que no estaba aprobado por las personas a las que él valoraba no lo tomaba en consideración?

-Justo, justo. Los tangos del Piyayo no grabó los de Mairena. sino los que yo le grabé, pero Mairena los había cantado. Si no, tampoco los hubiera grabado- Después, él ha buscado muchos cantes, pero necesitaba la aceptación de Antonio Mairena. José hacía una siguiriya de la Rubia las Perlas, Salí por la puerta, salí renegango, una gran siguiriya que no la hacía Mairena, y José la grabó con esa letra, Morirme terelo... Pero se necesitaban muchos consejos y la aquiescencia de Francisco, por supuesto. Luego, en su madurez, ya ha tenido otra evolución. Pero al principio, si Antonio Mairena no, era que no. Pero no lo imitaba ni en la letra ni en la voz. Que ha habido imitadores de Mairena hasta en la voz. José Menese no era el calco de Mairena, pero la musicalidad de los cantes era mairenera.


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Muy fuerte, ¿no les parece? No sé si Génesis y Menese eran conscientes de que, al publicar páginas como éstas, tiraban piedras a su propio tejado. Recuerdo que en los finales de los años noventa, en una conferencia que dí en la Peña Flamenca de Córdoba, trataba a cuatro figuras muy distintas entre sí, lo que no impedía que a los cuatro se les considerara flamencamente puros. Me refería a Fosforito, José Menese, Enrique Morente y Camarón de la Isla, En mi charla llegué a afirmar que Fosforito y Morente habían sido siempre cantaores libres, no tutelables. Por contra, Menese y Camarón siempre habían precisado de alguien cercano a ellos que les fuera trazando su camino. Desde luego, en el caso del cantaor de La Puebla y después de releer lo que nos decía el bueno de Montoro, no puedo sino reconocer que yo no erraba en mis apreciaciones.

Ahora, les toca juzgar a ustedes. Yo termino, dejándoles con los tangos del Piyayo que hizo Menese en compañía del guitarrista Manolo Brenes:

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