martes, 5 de febrero de 2013

Sobre los Concursos Nacionales de Córdoba (I)

Un artículo vetado

Como tuve ocasión de contar en este intento de memorias flamencas, en el año 2004 fui jurado en la XVII edición del Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba. Supe años más tarde que, con vistas a incluirlo en el libreto de presentación, habían solicitado un artículo a mi amigo Ortiz Nuevo, artículo que José Luis escribió y remitió, si bien no llegó a publicarse. ¿Por qué? Les dejo que ustedes lean los primeros párrafos de este escrito:

Dicho sea con todo el respeto y con la mejor intención de fijar una postura clara y razonada que propicie -si se considera oportuno- el debate: Honestamente, si quieren que les diga mi verdad -lo que yo pienso-, no encuentro razón de utilidad al Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba según se viene celebrando. Así lo considero. Porque arrastra -como herrumbrosa carga- los lastres de su pasado fundacional y, pese  las tímidas y puntuales modernizaciones que ha tenido, se sigue -a mi modesto parecer- cimentando en los erráticos principios -estériles ahora más todavía- que sustentaron la famosa convocatoria granadina de 1922 y otras subsiguientes de aquellos años, de tenor idéntico; así como de la originaria suya de 1956 y cuantos vinieron y han venido desde entonces hasta hoy en día:


¡EL CANTE ESTÁ EN PELIGRO!

¡Es menester ver! Desde 1881, cuando el señor Demófilo lo dijo por mor de Silverio Franconetti, esto está en peligro. Y está perdiéndose. Desvirtuándose. Adulterándose. Corrompiéndose. Por eso hay que salvarlo. Conservarlo. Separarlo del Mal. Mantenerlo Puro tal como Es, tal como Fue. Preservarlo de toda Mancha.

Sí, ése fue, ése ha sido, y ése es, el primordial y más profundo soporte del Concurso. Tratar de que no se pierda, de que no se olvide, de que no se transfigure...

El texto completo está publicado en este libro


aparecido en Sevilla en el año 2010. Antes de seguir con mis consideraciones, vuelvo a copiarles otras líneas.

Cuando se convoca -como se hace en el Concurso- a cuantos quieran probar... ¿Eso para qué sirve? ¿Qué sentido tiene? ¿Acaso no nos hemos cansado todavía de aguardar el regreso de El Tenazas? ¿O tal vez pretendemos resucitarlo, que vuelva y venga andando de veras desde Puente Genil a Córdoba?

Les decía que en 2004 yo desconocía la existencia de este artículo. De haberlo hecho, hubiera protestado ante la comisión organizadora y ante la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento. ¿Por qué no incluir en el folleto una voz discrepante? ¿No dicen que Córdoba es una ciudad de tolerancia? Y, de persistir en rechazarlo, yo habría retirado mi escrito y seguramente habría renunciado a formar parte del Jurado.

El tema de los Concursos ha salido a la prensa local en estos últimos días. Por mi parte, aporto esta entrada en mi blog. Posiblemente la continúe en un futuro próximo.

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