lunes, 4 de febrero de 2013

Cantando por Fandangos (I), ¿Ignorar a los fandangueros?


Mi cuadernillo "Cantando por Fandangos" nació con la única intención de ofrecer grabaciones de este estilo flamenco sin tamiz alguno. Históricas, viejas y modernas, voces andaluzas y españolas en general, de cantaores y de cantaoras, de profesionales y de simples aficionaos, de raza no gitana y de raza calé. Dentro de pocos días serán ciento cincuenta los fandangueros que hayan hecho acto de presencia en él. Y nos quedan, conforme escudriñamos en nuestra fonoteca particular, algunos más en espera. Irán apareciendo, sin prisa alguna por mi parte, cuando Dios lo dé a entender.

En estos días ha saltado a la prensa la iniciativa por parte de políticos en el poder de insertar la enseñanza del Flamenco en el sistema educativo andaluz, cuestión en la que estoy en total desacuerdo aunque ahora no me detenga a exponer mis propios argumentos. Sí quiero indicar que esta pretensión es vieja, que procede de los años ochenta del pasado siglo. Por aquel entonces, les hablo del año 1985,  se llegaron a redactar, imprimir y enviar a los centros educativos unos llamados "Talleres de Cultura Andaluza", especie de guiones para el posible uso del personal docente. Uno de ellos, el número dieciocho, de título "Cantes y Bailes" iba dedicado al Flamenco. Montones de páginas repletas de tópicos y más tópicos, generalmente en la línea de lo que había dado en llamarse "el mairenismo", doctrina oficial en vigor para muchos . El Taller (¿?) se componía de varias "carpetas" y en una de ellas dedicada a "Tipos y palos del cante andaluz", nos vamos al Fandango al que dedican hasta siete páginas. En la última de ellas encontramos esto:


Como se puede leer en la línea que hemos remarcado, referida a los fandanguilleros, 

Ni sus condiciones personales de cantaores ni su arte los hacen merecedores de un recuerdo.

¡Qué ignorancia! ¡Qué crueldad por parte de quien redactara esto! Si aquel proyecto de llevar a la enseñanza el flamenco hubiese llegado a puerto, los niños andaluces tendrían que ignorar, por ejemplo, al Carbonerillo, a Corruco de Algeciras, al Niño de la Calzá, a Pepe Aznalcóllar, al Sevillano, al Niño de la Rosa Fina, a un etcétera demasiado largo. No, no y no, definitivamente tengo que decirle a los de la Junta de Andalucía que el Flamenco está mejor si ellos no lo tocan.    

5 comentarios:

  1. ¡Cuánta razón tienes, Andrés!. No sé por qué todo lo que tocan los políticos lo joroban. Bueno creo que tratan de justificar un puesto que no merecen o al que han llegado a dedo y aunque sea para peor quieren cambiarlo todo...

    Ya veo que no necesitas que te dé ánimos para que no dejes tu cuaderno de fandangos que nos ilustra un montón

    Saludos flamencos

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    1. Sí, Pedro, esta gente nos hace "conservadores" a los que nunca lo hemos sido. Antes de que toquen algo, pensamos "mejor como estaba". ¡Qué disparate cuando en el Estatuto de Andalucía se apropiaron del Flamenco! Tú sabes que yo siempre había defendido a Murcia, Extremadura, Madrid y Barcelona como territorios flamencos. En fin... Saludos cordobeses

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  2. ¿Y a eso cómo se le llama Andrés? En Austria le dicen nazismo. Y seguimos en esas. Pa llorar. Un abrazo

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    1. Faustino, perdona que haya tardao unos días en agradecerte tu presencia en este cuadernillo. Le daba vueltas, le daba vueltas a ese recorte que pongo tomado de uno de los talleres que la Junta publicó en su día. Me sonaba, yo lo había leído antes... Efectivamente, página 294 de "Mundo y Formas del Cante Flamenco" de los autores Molina y Mairena. El gran poeta de Puente Genil y el magnífico cantaor de los Alcores, pésimos flamencólogos uno y otro, son los responsables de ese texto: "Ni sus condiciones personales de cantaores ni su arte les hacen merecedores de un recuerdo."

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  3. Sin embargo luego le dieron el premio de la Bienal a Calixto por sus fandangos gracias a Mairena. ¿ es lo que decía Mairena lo que sentía Mairena? Creo que fue una estratagema para disimular, que él, grandísimo cantaor por otros palos como seguiriyas y soleá sí que era un fandanguero intrascendente

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