miércoles, 18 de mayo de 2011

Primeros CANTARES de Juan R. Jiménez

El 14 de Diciembre de 1981, festividad del poeta San Juan de la Cruz, la imprenta nos entregó el librito Cantares de Juan Ramón Jiménez del que nueve días después, o sea, el 23 de Diciembre, se cumpliría el centenario de su nacimiento y cuyo prólogo, firmado por Virgilio Márquez, dimos a conocer hace unos días. Veintiuna coplas en total, algunas ilustradas por el pintor Hidalgo del Moral, autor también de la cubierta. Diecisiete de ellas (2 soleares de tres versos, 6 de cuatro versos y 9 variantes de seguiriyas gitanas) fueron publicadas en la revista El Programa, número 18, Sevilla, 1 de Junio de 1899, es decir, cuando nuestro poeta no había cumplido los 18 años y cuyo aspecto vemos en la foto, hecha en ese mismo 1899, que hemos colocado a nuestra derecha.

Aquí les dejo con estos borradores silvestres (según el propio autor) del que llegó a ser una de las cumbres de la poesía española:





I
Me da pena cuando veo
en la alegre Primavera
algún arbolillo seco.


II
¡Cuán pronto tus flores,
marchitas cayeron!
Arbolito que apenas nacía,
¡qué joven te has muerto!

III
Mis besos amantes tal fuego tenían,
que las flores que ha poco me diste,
están ya marchitas.

IV
¿Y tú me preguntas que por qué estás pálida?
¿No sabes que pierde sus frescos matices
la flor deshojada?

V
Volando en el cielo,
en noche de calma,
las azules estrellas errantes
¡qué pronto se apagan!




VI
Las tumbas del campo santo,
parece que están calladas,
pero su silencio triste
¡qué bien lo comprende el alma!




VII
"Seré siempre tuya"
me dijo en un beso;
y entonces sonaron con tristes gemidos
campanas de muerto.

VIII
Cuando la muerte separa
dos almas que son dichosas,
pienso con pena: la muerte
¡ay! debe ser muy envidiosa.

IX
No comprendo por qué, niña,
te causan horror los muertos…;
eres joven y eres bella,
¿no te gustan los espejos?



X
Parece una golondrina,
su pie no toca la tierra;
¡ay! a algunas criaturas
¡qué poco el alma les pesa!


XI
Crees que estriba la ventura
en poder gozar sin tasa…;
¡ay! ¡cuántas veces la risa
hace que broten las lágrimas!

XII
Aunque muy orgullosa seas,
en orgullo no me ganas;
tú, te precias de tu cuerpo,
yo me precio de mi alma.

XIII
Mirad qué arrogante pasa;
¡cuánto esplendor en el cuerpo!
¡cuánta miseria en el alma!

XIV
¿Creerás que me importan tus fieros desdenes?,
busca bien en tu oscura conciencia,
¡verás como pierdes!

XV
Hermosa morena,
te adoro ya tanto,
que en llanto convierto, si quieres, mi risa
y en risa mi llanto.

XVI
Da siempre a los pobres,
la limosna Santa;
¿no es mil veces mejor que el dinero
la dicha del alma?


XVII
Qué tristes, qué tristes sois
sencillas coplas gitanas;
¿quién al oíros no sueña,
entre recuerdos y lágrimas?

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