miércoles, 20 de enero de 2016

BARBADIYO y OLIVO no se enteran de ná.

Situémosnos en Morón de la Frontera, ciudad en la que nació un legendario cantaor...



1) Un baile de apellidos

La primera vez que yo supe algo acerca de la muerte del cantaor Diego Bermúdez Cala, El Tenazas, fue leyendo un trabajo del crítico de flamenco Manuel Martín Martín en la revista Sevilla Flamenca, número 29, enero-febrero de 1984. Allí se mostraba una certificación del acta de defunción del cantaor de Morón la cual ya fue publicada en este blog como pueden comprobar usando el siguiente enlace. Nos encontramos en ella con un posible error al poner el segundo apellido del difunto:
Diego Bermúdez Palos en lugar de Diego Bermúdez Cala.
Recientemente se ha publicado una biografía del ganador del Concurso de Cante Jondo celebrado en Granada en 1922 de la que ya dimos cuenta en este cuaderno el pasado 17 de diciembre. En la página 185 del libro aparece una fotografía del acta manuscrita (no certificación de la misma como nos mostró Martín Martín) y volvemos a encontrarnos el mismo error en el segundo de los apellidos.
Aunque este detalle lo desconozca a día de hoy (porque nos consta que aún no ha leído el libro) un curioso personaje, llamado José Manuel Martín-Barbadillo y Arellano, Vizconde de Casa González, ya se ha lanzado al ruedo en un foro de pretencioso nombre (El Flamenco y su Cultura) y escribe lo que pueden ustedes leer aquí. Pues sí, señor vizconde, se ve que usted conocía lo de Martín. Efectivamente, así consta en ambos documentos, pero claramente se puede demostrar que se trató de un simple error de transcripción. En el mismo artículo en Sevilla Flamenca, el autor astigitano incluyó copia de otro documento que usted parece que no leyó. Se trata de la relación de difuntos en el hospital de las religiosas que asistieron a Diego hasta su muerte. En ella aparece, en las mismas fechas que el acta de defunción, con sus apellidos correctos e indicando su condición de "cantaor". Vuelva usted a leer a Martín Martín y se convencerá.  


2) Un desliz de quien no suele leer libros

Cuando yo publiqué mi comentario sobre la biografía de El Tenazas, decía que su autor, Luis Javier Vázquez Morrilla, no hacía juicios de valor en el libro sino que, por el contrario basaba todas sus afirmaciones en citas debidamente contrastadas. Pues ná, que ese espontáneo de la flamencología, llamado Tomás Sáinz pero conocido como El Olivo (coordinador por cierto del citado foro El Flamenco y su Cultura), no está de acuerdo conmigo. Lean ustedes esto y verán como este Olivo piensa que el subtítulo
"Eso es cantar por derecho"
del libro es pura opinión personal del autor. Pero va a resultar que no. En la página 14 del libro, primera en que Vázquez Morilla escribe en primera persona, nos aclara el origen de esa frase, atribuida al cantaor don Antonio Chacón. Más adelante (página 95 del libro) se transcribe una entrevista que realizó Rafael Gómez Montero en 1977 al guitarrista Andrés Segovia. El concertista linarense cuenta su reeencuentro con Diego Bermúdez y como, después de oírle cantar unas seguiriyas y preguntar a Chacón su opinión, éste le respondió tajante
"Eso es cantar por derecho".
¿Ve usted, Olivo, la diferencia que hay entre leer un libro y agarrarse a una frase suelta?  


Aclaración a pie de página: Alguna vez se me puede deslizar alguna falta de ortografía, pero no es el caso de hoy cuando en el título de este artículo he puesto BARBADIYO en lugar de BARBADILLO. Es una ironía que me he permitido porque él escribe mi apellido como RALLA y no como RAYA que sería lo correcto. 

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