Cuando el pasado 3 de noviembre publicamos el artículo
Del cante de la Liviana y de su estrofa, un experto en el flamenco del siglo XIX como es el amigo
Alberto Rodríguez Peñafuerte, me decía en Facebook:
Me pregunto si habrá algún parecido entre la liviana que conocemos y la desconocida liviana del XIX.
En efecto, poco se habla en ese siglo del cante por livianas. El propio Alberto recoge en su blog
Flamenco de papel alusiones en 1842 a
las livianas de María de las Nieves por parte de El Solitario. Se nos habla también de que en 1846 en el madrileño diario
El Español se cita a un cantaor, nombrado como el Granadino, del que se dice:
Es muchacho aventajado de persona, de mucho pecho, y de grande estilo.Las serranas, las livinas [sic], y las tonadas, las entona y lleva con mucho sabor a lo bueno...
Un tiempo antes, en el mismo blog y en el artículo titulado
Concierto andaluz, 1858, nos cita al cantaor Francisco Hidalgo interpretando
tonadas labianas
[sic]
Finalmente, en
Livianas en los textos, encuentra Alberto una obrita de teatro, Un jaleo en Triana (1861), original del dramaturgo alcalareño José María Gutiérrez Alba, en la que figura esta estrofa:
… y los tres se han empeñao
en aprendé a la guitarra
er fandango y las rondeñas
y er jaleo y las livianas…
el Sr. Lazaro Quintana cantará las seguidillas de Pedro La-Cambra, las que bailarán el Sr. Francisco Cevallos y el Sr. José López.
livianas y tonadas de Molina.
En
El ritmo de las tonás, Faustino nombra las livianas de María de las Nieves, también citadas por Rodríguez Peñafuerte, lo que le lleva, juntándolas a las seguidillas de Pedo Lacambra de 1827, a afirmar que
Hasta aquí una bailable y otra supuestamente a palo seco.
¿Dos clases de livianas y una de ellas para cantar a palo seco? Esto lo confirma don Antonio Machado y Álvarez (Demófilo) en su Colección de Cantes Flamencos (1881) cuando nos dice que
Las tonás y livianas, como los martinetes y las deblas, que son cante antiguo y apenas hay ya quien se atreva a meterles el diente, se cantan sin guitarra.
Recogidas por el cantaor Juanelo, Demófilo muestra a continuación letras de tales cantes, por ejemplo ésta:
Er desengaño del mundo
He conosío en mis tiempos:
Muchos suelen tener bista
Pero no conocimiento.
Cuarteta de versos octosílabos, similar a la que se sigue usando hoy en día para el cante de tonás, pero nada de estrofas de seguidillas que son las que solemos asociar con las livianas actuales.
Bien porque lo leyera en el libro de Machado, bien porque le llegara por cualquier otra vía, resulta que ya en el siglo XX don Manuel de Falla comparte la idea de que existe un cante de livianas que se hace sin guitarra. Así se desprende de las bases del Concurso de Cante Jondo que el músico gaditano y sus amigos promovieron en Granada en 1922. En ellas se establecen tres secciones de cantes, cada una con sus premios, y nos encontramos con que los cantes de la sección tercera eran
Martinetes-carceleras, tonás, livianas y saetas viejas,
es decir, cantes sin guitarra. Haciendo cierta la frase citada de Machado de que se trataba de cante antiguo y apenas hay ya quien se atreva a meterles el diente, no queda constancia de que ningún concursante cantara tales livianas. De hecho los tres premios de esta sección fueron declarados desiertos.
Volviendo a la frase de Alberto que poníamos al principio (Me pregunto si habrá algún parecido entre la liviana que conocemos y la desconocida liviana del XIX.) parece que va a quedar sin responder. Conocemos la del siglo XX pero, musicalmente, ignoramos todo de la liviana decimonónica. ¿Guillermo Castro, Faustino Núñez, Gregorio Valderrama, no habrá alguna partitura por ahí que pudiera darnos una idea?