miércoles, 15 de julio de 2015

Jugando con los erróneos números de la flamencología oficial

Haciendo una consulta en el libreto que acompaña al álbum discográfico de la Antología de Hispavox (firmado por el profesor Tomás Andrade de Silva y que yo conservo con los autógrafos que me dedicaron Pericón de Cádiz, Pepe el de la Matrona y Rafael Romero), observo que se señala la edad de cada cantaor en el año en que fuera redactado. Como quiera que hay tanta inexactitud en las fechas de nacimiento de nuestros cantaores se me ocurre que haciendo uso de la evidente igualdad

Año de nacimiento + Edad según libreto = Año de escritura del libreto

podríamos averiguar uno de estos tres datos siempre que conozcamos los otros dos. ¡Vaya!, pues tomemos el año de nacimiento de cada cantaor según los datos del DEIF, de Blas Vega y Ríos Ruiz, y tomemos la edad que nos indica el libreto. De ser ciertos unos y otros datos, tendríamos que llegar en todo caso a un mismo resultado para el año de escritura, pero miren ustedes lo que nos encontramos:
 
Pepe el de la Matrona: 1887 + 76 = 1963
Bernardo el de los Lobitos: 1887 + 65 = 1952
Jacinto Almadén: 1899 + 53 = 1952
Pericón de Cádiz: 1901 + 50 = 1951
El Niño de Málaga: 1907 + 48 = 1955
Rafael Romero: 1910 + 42 = 1952
El Chaqueta: 1918 + 33 = 1951
Jarrito: 1925 + 27 = 1952

¡Qué barbaridad!, ¡ni las escopetas de plomillos de las casetas de la feria de mi pueblo fallaban más! ¿Se equivoca el DEIF?, ¿se equivoca el libreto de Hispavox? Seguramente los dos, pero tiendo a pensar que el segundo lo hace en mayor proporción. Dicho libreto lleva un copyright de 1958, pero nos consta que su contenido se redactó en algún año anterior que a la vista de nuestros cálculos no hay manera de averiguar. Todo esto que les cuento no tendría más valor que el de las puras anécdotas, pero la cosa es más grave ya que nos encontramos la prueba de la poca seriedad con que se han tratado los datos de nuestros artistas.

La Junta de Andalucía se atribuyó funciones como la conservación y revalorización del Flamenco. Y digo yo, ¿para cuándo un catálogo serio y contrastado de nuestros artistas? Si existe, que lo den a conocer. Si no existe, que lo creen de inmediato. ¿O es que el IAF (Instituto Andaluz del Flamenco) sólo está para que su directora se apunte a las fotos de la prensa?

Nosotros, a lo nuestro: escuchar cante. Les dejo con las portentosas soleares que hizo Pepe el de la Matrona para la comentada antología.

2 comentarios:

  1. Nadie mejor que usted para esas observaciones.
    La junta... ay, la Junta... se atribuyó hasta la última función en cuestiones de flamenco, fue coser y cantar, jamás había existido un gobierno andaluz, ni autoridad que se hubiera ocupado. Fue fácil. M´acuerdo de la Bibiana, las luces del chiringuito y el que escardaba la lana... Un saludo.

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    1. Gracias, José Luis. Lo del catálogo de artistas flamencos es fundamental que se haga. Aunque yo lo haya planteado en forma coloquial, el espectáculo de vez cómo bailan los números es para que todos sintamos un poco de vergüenza.

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