miércoles, 28 de septiembre de 2011

Ea, gayumbo (Tanguillo de La Repompa)

Para mi amigo Paco Hidalgo, extremeño, madrileño y sevillano


Hace unos días les decía que yo descubrí a La Repompa de Málaga a través de la radio, donde con frecuencia se oían los tanguillos que vienen a continuación


¿Qué les parece a ustedes? Para mí, una delicia de cante festero con un aire inconfundible de tango-rumba cubano. No sólo en la música, sino también en la parte final de la letra (después de dejar "tiraos" al pobre novio y a la pobre suegra) y sobre todo en el estribillo
Ea, gayumbo, pónme la mano, Cariá, que yo me muero de un dolor
que repite unas cuantas veces. Mi amigo Paco Hidalgo, que me acompañó en algunas de mis correrías flamencas en la capital del reino, me aclara algo sobre tal estribillo. El poeta asturiano Alfonso Camín Meana (1890-1982) vivió su bohemia en Cuba entre 1905 y 1914, y de aquella época es su poema Macorina, que sirvió como texto para la canción de igual nombre que popularizó la insustituible Chavela Vargas en la que el estribillo era
Pónme la mano aquí, Macorina, pónme la mano aquí
Pero, añade Paco, este estribillo era muy antiguo y pertenecía a una rumba-son en la que un herido de guerra pide a Macorina que "le ponga la mano ahí, donde le duele". Esta versión, casi seguro, es la que de Cuba vino a España y se puso en boca de los flamencos, trocando a Macorina (dicen que existió y que era hija de chino y negra) por Cariá, llegando hasta esa niña cantaora que fue La Repompa de Málaga.

Y es que el mundo de las letras flamencas da para escribir libros y libros, da, incluso, para que algunos hayan llegado a ser doctores universitarios. Nosotros, aficionaos de a pié, nos limitamos a disfrutarlas y compartirlas.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Bulerías de la Paquera

Hace tres días les decía que mi primer conocimiento de La Repompa de Málaga fue a través de la radio. Luego me acordé que era con un tanguillo que ella popularizó mucho, el que decía aquello de ponme la mano, cariá, que yo me muero de un dolor. A la gente de mi edad debe sonarle.

También a través de la radio descubrí a la cantaora Francisca Méndez Garrido, La Paquera de Jerez (1934-2004), hija de gitano y castellana, que tuvo que dejar la escuela siendo muy chiquita para ganarse la vida en la calle, haciendo lo que ella mekor sabía: cantar flamenco.


Artista de mucho temperamento, personalísima, conocía (todos lo sabemos) muchos estilos de cante y los grabó casi todos. Pero sin duda donde más brilló fue en sus bulerías, dejando a la posteridad varias decenas de registros. A mí había uno que me gustaba mucho y que voy a compartir con ustedes.


Acompañada por Manuel Morao, nos hace tres letras por bulerías:

Esta rubia panaera
que con la calor del horno
se está poniendo morena.

Boticario, boticario,
mándame pinicilina
pá curar este desengaño.

Yo tengo un reloj de plata
que se atrasa si no vienes
y si vienes se adelanta.

La segunda, es una prueba más de la presencia del surrealismo en el Flamenco. La tercera es perfecta. ¿La primera, la de la rubia panaera, de qué me suena? Sí, claro, acudo al "Cancioneiro Popular Galego", de Ramón Cabanillas, que traje a este blog con motivo de la soleá Al paño fino en la tienda de Manolito María. Leo en este libro:

Eu namoréime da noite
dunha branca panadeira,
pero con fume do forno
fóise trocando morena.

Lo que les decía del intercambio de letras entre los diversos cancioneros peninsulares. Pero, en este caso hay más: en los créditos del disco, al referirse a las bulerías que hemos escuchado puede leerse "Compuesta por J. Carlos de Luna".

¿En qué quedamos? Como soy tan ingenuo, me inclino a pensar que algún folklorista gallego pasó por Málaga y le copió la letra al ingeniero industrial, político, preflamencólogo y poeta don José Carlos. Ya en su tierra se limitó a traducirla y adaptarla, todo lo cual debió de suceder antes de 1950, año de publicación del "Cancioneiro". Claro que, entonces, ¿cómo curar los desengaños con penicilina, si su uso generalizado en España se inició en 1951?

¡Qué lío, Buen Dios! Y es lo que yo digo, con esto de la autoría de las letras, te llevas cada chasco...

jueves, 22 de septiembre de 2011

Unas bulerías de La Repompa

Para Porverita, la del Barrio de la Triniá


La Repompa de Málaga (nombre artístico de Enriqueta Reyes Porras) nació en 1937 en la capital de la Costa del Sol, donde murió de peritonitis en 1959. A pesar de su corta vida, actuó como cantaora no sólo en su ciudad sino también en Sevilla, Madrid, San Sebastián, Palamós..., y dejó grabaciones con el guitarrista Paco Aguilera: soleá por bulerías, fandangos, bulerías (2), tanguillos, tientos y tangos de Málaga. Este último estilo, creación de Dolores Campos Nieto "La Pirula" (1915-1948), también malagueña y gitana, lo interpretó tan bien Enriqueta que para la afición Tangos de Málaga y Tangos de la Repompa son una misma cosa.

Esta misma noche, vaya usted a saber por qué, he soñao con esta cantaora malagueña a la que yo, en mis tiempos mozos, sólo había oído alguna que otra vez en las emisoras de radio. Por eso, tratando de continuar con mi feliz sueño, me ha dado hoy por escribir sobre ella. Como complemento sonoro no voy a poner sus famosos tangos, fáciles de conseguir en la red, sino una de sus bulerías.


Una delicia de cante, ¿verdad? Pero es que hay más: ¿han deparado ustedes en la letra?

En los tiempos del rey Faraón,
¡ay!, ese parecito de la raza mía,
celebraron su coronación
¡ay!, cuatro gitanos que él tanto quería.
Mientras que lo bautizaban
con mucha alegría,
hasta las palmas tocaban
tós por bulerías
y los gitanos cantaban
¡Viva el Faraón,
ay sí señor, que te lo digo yo!
¡Ese parecito tan bueno y tan santo
ese parecito de tós los calós!
..........

Si esto no es surrealismo puro que vengan los académicos y lo estudien. Ignoro el autor, pero desde luego que se lució: no se puede escribir tanto disparate junto y de esta forma tan preciosa.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Verdiales de Lucena

Para que Mary Sánchez Solís lo disfrute en Lucena.

Si ustedes repasan lo que he ido escribiendo, se encontrarán (25 de abril y 3 de mayo) con las llamadas "Audiciones Comentadas de Cante Flamenco". En ellas, después de hablar de los fandangos verdiales, yo solía explicar la mutación de éstos hasta llegar a ser, por ejemplo, malagueñas, granaínas o cartageneras. La ilustración que mostraba a mis oyentes madrileños de los años sesenta era esta grabación:

En ella, aparecida en 1961, el lucentino Antonio Ranchal (1929-1993), con la guitarra exquisita y acariciadora de Pepe Martínez, hace una verdial de su pueblo, pero sin su toque característico que se sustituye por el de malagueñas. Vamos, que hace lo mismo que Juan Valderrama con el Fandango de Lucena, según hemos mostrado en días anteriores (21 de julio y 28 de agosto). O sea, usando mi propio argot, el cante por lucentinas ya tenía su historia.

Comentaba esto con Agustín Gómez quien me recuerda que él ya lo había escrito en su libro Cantes y Estilos del Flamenco. Así es, en efecto, y Agustín da un segundo ejemplo. Escuchemos:

El cantaor, cordobés de Adamuz, Francisco Rojas Cortés Niño del Museo (1905-1947), con la guitarra de Manolo de Badajoz, también canta aquí una verdial de Lucena, pero ahora con toque por granaínas.

En síntesis, las lucentinas están creadas. Tal vez lo que les falte sea un toque propio para no tener que pedirlo prestao ni a Málaga ni a Graná. Vicente Amigo, Manolo Silveria, Luis Calderito, Gabriel Expósito, Alberto Lucena, Juani Marín, etcétera, ¿merece la pena hacerlo?

Para acabar, deshagamos el camino:

En sus Memorias Antológicas, acompañado por Paquito Simón, el bueno de Pepe Marchena hace este cante anunciado como media granaína. El toque se inicia por granaínas para pasarse al de verdiales, cante que realmente es el que desarrolla Marchena. La segunda copla, mire usted por dónde, es, hasta en la letra usada, nuestra verdial de Lucena.

¿Nos vuelven locos los cantaores? No creo, ellos están en pleno derecho de hacer y decir lo que les venga en gana. Su obligación es cantar bien y de ello no cabe duda en las tres grabaciones que hoy he comentado. Somos nosotros, los aficionaos, los que tenemos que olvidarnos de tanta etiqueta y clasificación.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Cuando este aficionado conoció a Morente (Julio de 1968)

Corría el invierno de 1968 y yo vivía en el C. M. San Juan Evangelista de Madrid. Un día, curioseando discos en Galerías Preciados, las de verdad, las de la calle Preciados, me topé con uno que me llamó la atención:

CANTE FLAMENCO, Hispavox, 1967
Enrique Morente con Félix de Utrera

Malagueñas (2), soleares (2), siguiriyas (2), la caña, el mirabrás, martinetes, fandangos de Frasquito Hierbabuena y cantes mineros de Pedro el Morato.

Lo compré de inmediato y cuando lo oí despacio me causó muy buena impresión: una voz nueva, pero que sonaba muy antigua. Se lo comento a otro cordobés, Ingeniero Agrónomo de Castro del Río, y me dice:

-Morente, claro, el que canta en el Tablao Zambra.

Este dato me lo confirmó don Jesús Cobeta, el director, que aunque maño era muy respetuoso con el cante y visitaba alguna que otra vez dicho tablao. Yo me propuse acercarme para conocer personalmente al cantaor, pero fueron meses de mucho ajetreo (por ejemplo, en mayo me hicieron Subdirector del Colegio como ya he narrado en otra ocasión) y lo fui dejando. Llegaron las vacaciones y me vine a mi pueblo para estar con mis padres.

No obstante, en julio tenía preparado un viaje a París (no quería perderme, aunque fueran las huellas, aquel famoso mayo del 68). Hice noche en Madrid y aproveché para acercarme a Zambra. Acabado el espectáculo, yo mismo me presenté a Morente. Creo que desde el primer momento entramos en sintonía. Después de nuestra charla, le dije que me iba para París, pero que a la vuelta volvería a visitarlo.

La cosa fue así de simple. Nada de fantasiosas historias que se han contado por ahí diciendo que unos colegiales del San Juan nos colamos en Zambra para contratar a Morente… Fui yo solo y con la única intención de conocer en persona a un cantaor que me había cautivado con su primer disco.

Claro que volví a visitarlo y que a lo largo del curso académico 1968-69 gasté mis escasos ahorros en aquel tablao divino. Entablé amistad con Morente, pero también con Juan Varea, Rafael Romero y el guitarrista Pedro el del Lunar, Pepe El Culata, Pericón de Cádiz y Rosita Durán. Hasta me gané el respeto del más que serio Sr. Casares, dueño del establecimiento. El propio Enrique me introdujo en los ambientes que él frecuentaba: Peña El Charlot, Cervecería Alemana y sobre todo Casa Gayango, donde me hice amigo del insigne don José Núñez “Pepe el de la Matrona”. Me puso en contacto con el librero Pepe Blas Vega, el catedrático don Elías Terés o el escritor Francisco Almazán. Creo que jamás en mi vida he sacado mayor rentabilidad a algo tan sencillo como fue la compra de aquel disco en Galerías.

Les dejo con la exquisita "Malagueña de Chacón" incluída en el mismo.

martes, 13 de septiembre de 2011

Hacer comentarios

Varias veces he publicado una entrada con el título "Advertencia" (la última el 3 de julio) donde ponía al posible visitante en sobre aviso: este cuadernillo no lo escribe ningún investigador ni pueblero letrao, sino un simple aficionado que quiere compartir sus vivencias y recuerdos en el mundo del Flamenco.

Cuando lo inicié en febrero, estaba totalmente ayuno en las técnicas e intríngulis del Internet. Poco a poco las voy conociendo y ahora ya sé incluir fotos, audios, vídeos... Acababa mi advertencia pidiendo a los lectores que
"me envíen sus comentarios. Ayúdenme a aprender señalando mis defectos".
Curiosamente, cuando el blog ha recibido más de 6000 visitas, veo que comentarios hay pocos. Incluso algún amigo, me indicaba que lo intentaba pero sin conseguirlo. Trasteando en el programa "blogger.com", que es el que uso para mis publicaciones, veo que, efectivamente, para hacer comentarios había que tener no sé qué tipo de registro. Pero también veo que el autor puede permitir comentarios "Anónimos". Y, como podía hacerlo, pues lo he hecho. Es decir, ahora puede comentarme todo el mundo. Cuando acaba el artículo, basta pinchar en comentarios, hacer la redacción y donde pone "Comentar como" pinchas en "Anónimo". Al publicarse pondrán "Anónimo dijo...", sin incluir el nombre del comentarista. Claro que si desea identificarse es muy simple: que incluya su nombre en la redacción. Pónganme lo que quieran siempre que, como suele decirse, "no se falte al decoro ni al respeto a las personas".

Pero, ¿qué hago yo sin hablar de cante? Otro día será. Ahora les dejo con nuestro Curro de Utrera. Junto a la guitarra de Rafael Muñoz "El Cordobés", hace fandangos y verdial de Lucena

sábado, 10 de septiembre de 2011

Pedro Obregón por Soleá

Para que Pedro Delgado lo disfrute en su Cáceres

Hace tres días presenté en este cuaderno a mis paisanos Pedro Obregón padre e hijo. Sigo con éste porque he encontrado una grabación suya que merece la pena de oírse. Está sacada de una actuación en la Peña "El Mirabrás" en julio de 2008 y le acompaña el guitarrista Niño Manuela. Empezando con la soleá de Lorente en la versión de Camarón, nos hace una serie de soleares apolás. Escuchen, escuchen...

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Pedro Obregón y Pedro Obregón

Para Antonio Obregón, hermano y tío de los Pedros




Pedro Obregón Siles, "Parcelas" para entender, nació en Fernán Núñez en 1945. Como su hermano Antonio, gran amigo mío, cantaba desde muy chico. En los primeros años 60 participaba en reuniones, en concursos, en lo que fuera con tal de oir y cantar flamenco, junto a otros aficionados de su edad más o menos: Bartolo El Seco, los hermanos Juani y Pedro de la Marta, además de un chavalito de nombre Emilio López que después se pasó a la canción y en ella triunfó sobradamente (les hablo del cantautor Emilio José). Pedro no sobresalía por facultades, pero sí por pellizco, por quejío. Si eso de los soníos negros es cierto, Pedro los tenía. Profesionalmente, junto a su hermano Antonio, era pintor de brocha gorda y en ese oficio murió siendo aún muy joven. A cuantos le conocimos nos dejó el recuerdo de su voz cálida y rozá. Pero la fortuna quiso que nos dejase en herencia a otro Pedro Obregón.




En efecto, en noviembre de 1975 nace su hijo Pedro Obregón Uceda, sobrino a su vez de Francisco Uceda, uno de los más queridos cantaores de la Peña "El Mirabrás". Con mejores facultades que su padre y, también hay que decirlo, con menos dosis de bohemia, ha tomado lección de las dos escuelas: los Obregón y los Uceda. Muy joven obtuvo reconocimiento y premios en muchos certámenes flamencos. Se marchó un tiempo a los Madriles y a las Barcelonas, aprendiendo a cantar "desde atrás", lo cual, suele decirse, hace madurar a los artistas. Grabó con otros de la Peña "El Mirabrás" y, en solitario, un compact disk de título "Sueño Flamenco" que recomiendo a todo el mundo. Precisamente de este disco y con la guitarra del también cordobés (de Montemayor en realidad) Angel Mata, he tomado la taranta clásica que hacía Jacinto Almadén "Dices que te llamas Laura". A mí me gusta mucho y espero que lo mismo les ocurra a todos ustedes, lectores de este "cuadernillo"...


 

domingo, 4 de septiembre de 2011

Fosforito en la Universidad de Córdoba


La Facultad de Letras de la Universidad de Córdoba monta un ciclo de mesas redondas bajo el título genérico de "Diálogos con la Cultura". El 1 de abril de 2011 el tema era "La Cultura y el Flamenco". La mesa fue presidida por Don Eulalio Fernández, decano del centro, y la presentación corrió a cargo de Don José Cosano, de la Real Academia de Córdoba, la misma que la noche anterior había recibido como miembro al cantaor Don Antonio Fernández Díaz, Fosforito. El de Puente Genil era uno de los ponentes de la mesa, acompañado de Don José Carmona, presidente de la Federación Provincial de Peñas Flamencas, y Don Andrés Raya, catedrático de Matemáticas en esta Universidad. Todos los nombrados están en la foto de arriba, menos Raya, algo refractario al parecer a los focos, sustituido ante la cámara por mi entrañable amigo el concejal Marcelino Ferrero.

Lo que sí hizo Andrés, bueno, lo que sí hice, fue arrancar como ponente. Recordé diversas acepciones de la palabra cultura, señalando que, si bien el Flamenco no encajaba en varias de ellas, sí era cultura en la forma que la entiende la Antropología. Cultura históricamente ágrafa, o sea, no escrita, lo que nos ha llevado, por ejemplo, a desconocer hasta hace tres días datos sobre nombre, lugar de nacimiento, etcétera, de figuras tan señeras como "El Planeta". Critiqué a la llamada Flamencología, principalmente la de los años sesenta y setenta del siglo XX. Saqué a relucir el tema de llevar el Flamenco a la enseñanza, mostrándome enemigo frontal a que esto, de hacerse, fuese de forma reglada u obligatoria. Puse mis peros al pretendido regionalismo del Flamenco y a la apropiación del mismo por parte de la clase política. Recordé, en fin, los primeros contactos de esta Universidad con nuestro arte, hasta culminar en la creación de la actual Cátedra de Flamencología.

Pepe Carmona ahondó en la relación flamenco-universidad, recordando las frecuentes visitas de Pepe el de la Matrona a la Sorbona de París. Puso de manifiesto el valor de estudiosos como José Blas Vega. Y, naturalmente, habló de las peñas, una de las piedras angulares del arte flamenco en los últimos cincuenta años.

Le toca el turno al recién estrenado académico, quien hizo honor a tal condición en un recorrido histórico, desde Teócrito o Marcial hasta nuestros días, para mostrar la antigüedad de esta "cultura ancestral". Esto a mí no me extrañó. Aunque últimamente hayamos coincidido poco, hace bastantes años que nos conocemos y puedo garantizar que la sabiduría de Antonio va mucho más lejos que el mero conocimiento de los cantes, lo cual ya es muchísimo. Conozco su casa y su repleta biblioteca, la cual tiene poco de adorno y mucho de vida, es decir, de lectura, mérito doble para una persona que, como nos confesó, no había pasado como alumno por aula alguna. Por supuesto que discrepamos en muchas cosas, lo cual quedó de manifiesto ese día. ¡Arrieros somos, y en el camino andamos...!

Diversas intervenciones del público, permitieron extendernos a los tres ponentes en este Arte que tanto amamos. Y seguimos en la posterior comida, para la que se nos unieron Maribel, la esposa de Antonio, el citado concejal Marcelino Ferrero y el vicerrector Juan Antonio Caballero. Feliz mi reencuentro con Fosforito. Les dejo a ustedes con una vieja grabación del maestro, acompañado por la guitarra de Alberto Vélez.

jueves, 1 de septiembre de 2011

La hija de la Paula y Curro: los dos por un caminito









(Escrito en 1996 con motivo de la XXIV Semana Cultural Flamenca, organizada por la Peña Flamenca de Córdoba, en la que se rendía homenaje a Curro de Utrera, el siguiente texto lo publiqué en este blog el 18 de febrero de 2011. Hoy he podido insertar la grabación "La Hija de Paula" y, por eso, vuelvo a publicarlo. El cante lo encontrarán al final).




Corrían los primeros años sesenta, justamente cuando el que suscribe maduraba su afición flamenca. En los descansos, a mitad de película, del Cinema Ulia de mi pueblo, o sea, Fernán Núñez, ponían un disco de Curro de Utrera:

Tan alta la ví subir a un águila palomera...
Velero, porque yo lo gobernaba...
De rodillas me hinqué a la entrada de Lucena...
Si preguntas por quién doblan, del convento las campanas...
Y cómo serás de mala, me puse a escribirte un día...
Tienes a veces corazón de leona...
Iglesia de Santa Ana, no se me van del sentío los dobles de tu campana...
Pá qué quieres que te compre un espejito de plata...
Pero dejar que te mire, eso no lo manda la ley...
No soy de esta tierra, ni conozco a nadie... Ven acá mujer del mundo...

Fandangos huelvanos, fandangos personales, fandangos y verdiales lucentinas, malagueñas de Chacón y del Mellizo, jaberas, serranas, soleares sevillanas, viejos polos, viejas cañas, siguiriyas clásicas rematadas por martinete, cuya ejecución flamenca, por cierto, fue cuestionada por un crítico flamenco que entonces hablaba desde una emisora de su pueblo (opinión que posteriormente corrigiría, digo yo, por su hoy confirmada aceptación del cante y la personalidad del de Utrera...). Cantes que oíamos devotamente una y otra noche... Pero, sobre todo,

La hija de la Paula, no es de mi rango...

alegrías cordobesas que uno, a pesar de la cercanía (siempre he ignorado si Fernán Núñez ha sido barrio de Córdoba o si Córdoba de Fernán Núñez, pero tengo por seguro que esa relación existe...), a pesar de la cercanía, digo, yo desconocía. Uno, por aquel entonces, sólo había oído a Fosforito un apunte de Alegrías de Córdoba, aquél de

Dígale usted al cochero, que apriete el paso...

Uno no tenía ni edad ni circunstancias para acudir a los peroles donde, en las estribaciones de la sierra, Onofre y otros maestros se prodigaban por un estilo forjado con metales netamente cordobeses. Como tampoco uno estaba en condiciones de conocer aquello de

Los dos dos por un caminito, que tú a mi vera y yo a tu lao...

soleares, también de estilo cordobés, que Curro de Utrera nos ofrecía en su disco.

Eran los dos estilos que más me impresionaban. Y yo pensaba, qué cómo era aquello de que un utrerano viniera a enseñarnos nuestros propios cantes... No lo sé... Después, con el paso de los años, uno oiría que las versiones de Curro tenían mucho de personal, que no eran las genuínamente cordobesas. ¡Qué mal da! Mayor mérito para Curro: un cantaor personal siempre está por encima de un imita-voces-ajenas.

Sea como fuere, y dejando toda literatura a un lado, quiero dejar hoy, y en estas líneas, mi reconocimiento al cantaor Curro de Utrera por aquel alimento que entonces nos proporcionó a tanto aficionado, joven y menos joven, en una época de auténtica sequía flamenca... Hoy ya sé muchas cosas sobre alegrías y soleares de Córdoba, pero para mí estos cantes siempre irán unidos a su recuerdo. Gracías, amigo Curro.