domingo, 12 de junio de 2011

Mis primeras lecturas flamencas

El Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba celebró su XXVII edición en 2004. Como siempre he vivido rodeado de gentes que me estiman por encima de mis merecimientos, fui propuesto como miembro del Jurado. Me resistí por dos razones:
1) No me sentía preparado para tal misión.
2) Mi postura respecto a los Concursos era cada vez más crítica. Intuía que estaban perdiendo su razón de ser.

Me insistieron y acabé aceptando: al fin y al cabo, ¿por qué no iba yo a vivir una experiencia como ésta? La verdad es que lo pasé muy bien entre mis compañeros de jurado y que mi labor mereció cuando menos el aprobado. Pero hoy no voy a hablar del Concurso en sí. Voy a limitarme a dejarles un escrito que me pidieron los organizadores y que se publicó en el libreto de aquel evento.

De cómo, gracias a los Concursos de Córdoba, el aficionado que suscribe acabó editando libros sobre Flamenco
Hasta donde mi memoria alcanza, siempre me recuerdo aficionado al Cante y siempre tuve conciencia de que se trataba de algo muy nuestro. Pero en mi niñez y adolescencia me limitaba a escuchar lo que podía y a disfrutar con ello.
Corría 1962 y yo era alumno en el Colegio Salesiano del entonces llamado Curso Preuniversitario. Como era de pueblo (mi Fernán Núñez querido) vivía en pensión: la conocida como Pompeyos, situada en la calle del mismo nombre. Entre otros residentes estaba Pepe Vila, un joven abogado valenciano que realizaba en Córdoba sus prácticas de alférez de milicias. Le gustaba el Flamenco y con frecuencia hablábamos de cante. Me dijo que en Mayo sería el concurso para la Llave de Oro, me dijo que debíamos presenciarlo (como por supuesto hicimos en su momento), que podríamos oír a Chocolate, Juan Varea, Platerito de Alcalá, Fosforito y Antonio Mairena, seguro ganador -me añadía- según se oía por todas partes...
Interesado, como digo, mi amigo Vila por el Concurso de Córdoba, un día aparece en mi habitación y me dice
-Mira lo que acabo de comprar en la librería Luque
Se trataba de Cante en Córdoba, el libro que el maestro González Climent escribiera a raíz de su experiencia como jurado en el Concurso Nacional de 1956. Enseguida que Vila acabó con su lectura, me lo prestó. Me bastaron un par de tardes, no ya para leerlo, sino para devorarlo.
El siguiente libro lo busqué y compré yo: Oído al Cante, continuación del anterior ya que se refería al concurso de 1959. Sabedor ya de que el argentino había publicado previamente a 1956 su hoy famosísima Flamencología, libro que al parecer incitó a Ricardo Molina a promover el primer Concurso, no paré hasta hacerme con dicho libro.
Con estos tres libros de González Climent descubrí que el Flamenco podía ser, además de disfrute, objeto de estudio, y, por ello, gozo doble.

Desde entonces mis dos aficiones, el flamenco y los libros sobre flamenco han ido parejas. Tanto que unos años después promoví en Madrid la fundación, junto a otros socios, de una editorial dedicada a publicar temas sobre cante. Los que me conocen saben de lo que hablo, como también saben que, fracasada económicamente esta empresa, creé una segunda ya en solitario, la cual, como se puede fácilmente adivinar, también fracasó por cuestión de dineros.

Desde 1962 no he vuelto a saber de mi amigo valenciano, pero queden estas líneas como reconocimiento a quien sembró en mí el amor por el libro flamenco que, años después (a través de los libros que edité), benefició a otros muchos aficionados.

Y, como todo ello nació del interés que mi amigo y yo sentíamos por los Concursos de Córdoba, mi agradecimiento a quienes promovieron los primeros y a tantas y tantas personas que los han mantenido y han hecho posible que lleguemos a esta edición de 2004.

Andrés Raya,
Socio de la Peña Flamenca "El Mirabrás"

Nota: Para quien no me conozca, diré que las empresas a que me he referido son las siguientes: Ediciones Demófilo, S.A., y Virgilio Márquez, Editor.

4 comentarios:

  1. Felicidades, y gracias por la referencia de los libros. Voy a ver si me hago con ellos.

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  2. Las tiradas originales, de la Editorial Escelicer, son inencontrables. Hay ediciones hechas por el Ayuntamiento de Córdoba y en dos tomos: en uno están "Cante en Córdoba" y "Oído al Cante", en el segundo está "Flamencología".
    Flamencos abrazos desde la Sultana

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  3. Sí señor. Compartimos las mismas aficiones: disfrutar y estudiar el flamenco; yo en un plano mucho más modesto.

    Saludos flamencos

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  4. Pedro, no se trata de más o menos modesto. Se ama o no se ama, así de sencillo. Por mi parte me sitúo en la parte más humilde de este escalafón: aficionao sin más. Eso sí, y miembro de "El Mirabrás" de mi pueblo, mi mejor credencial.

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