viernes, 31 de mayo de 2019

TERREMOTO vs TERREMOTO

Envío a todos los miembros de la peña virtual flamenca de la que soy socio.



Sí, por suerte para mí, pertenezco a una peña flamenca virtual cuyo local abre todos los días y a  todas las horas salvo las del merecido descanso nocturno. Pues ocurre que ayer tarde a un peñista se le ocurrió, por aquello de que estábamos en la festividad de San Fernando, nombrar al cantaor jerezano Fernando Terremoto a la vez que nos ofrecía para su escucha una grabación por seguiriyas en las que interpretaba una letra tán clásica como terrorífica:


Morirme quisiera
y escuchar mis dobles,
a ver si dice esta gitanita buena 
¡que Dios lo perdone!

El cante nos hizo temblar a más de uno. ¿Dónde se puede escuchar unas seguiriyas como las de Terremoto hoy en día? En esas estábamos cuando el mismo peñista nos señala que el guitarrista que lo acompaña es el conocido Fulanito.
-¿Fulanito? -pregunto yo mismo-. No me cuadra. Yo tengo esa misma grabación, pero el guitarrista era Menganito, por cierto muy habitual en la discografía de Fernando.
Entre Fulano y Mengano nos pasamos un buen rato debatiendo, debate al que se unieron bastantes más tertulianos.
-Que sí, tengo esa grabación del año 1969 y lleva el sello discográfico B mayúscula.
-Efectivamente es de ese año, pero el sello es A mayúscula y el guitarrista es el que te hemos dicho.
Se consultan los fondos discográficos asequibles en las redes, se escucha una prueba y se escucha otra. ¿Resultado? Todos llevábamos razón porque la historia real es que Terremoto grabó esa seguiriya en el año 1969 por dos veces: una en la casa A mayúscula con Fulanito y otra con el sello B mayúscula y el toque de Menganito.

Cuento esta historia, que se queda en pura anécdota, pero anécdota indicativa de que los buenos aficionados, cuando se encuentran con una duda, no paran hasta aclararla totalmente. Y, ya que estamos ante esas dos versiones, yo les planteo a ustedes una variante del habitual juego en la prensa: aquel que pone dos dibujos casi idénticos y se pide que el lector encuentre las diferencias. Cambio dibujos por grabaciones y les digo: localicen las variantes entre una y otra, incluidos los nombres de los tocaores y de los sellos discográficos:



jueves, 23 de mayo de 2019

Cante del bueno en la noche cordobesa (Duquende, Ángeles Toledano y Rocío Luna)

Cuando entre la afición flamenca cordobesa se iba extendiendo el malestar por la inclusión de Rosalía en la Noche Negra(1), una de las peñas locales, El Rincón del Cante, le ha proporcionado una gran alegría con su XI FESTIVAL FLAMENCO DE CÓRDOBA. Tres cantaores (Duquende, Ángeles Toledano y Rocío Luna) y un bailaor (Manuel Jiménez), con sus habituales acompañamientos, un escenario de lujo como es La Plaza de la Corredera, entrada libre hasta completar aforo y una buena hora (10 de la noche) para la calurosa primavera de esta nuestra Córdoba.


Se celebró el pasado día 18 de mayo y, como me ocurre con otros eventos, me tuve que quedar en casa por esos "desgastes" que vamos acumulando por culpa de la edad. Algunos de mis amigos jóvenes me hablaron de una noche de éxitos, opinión corroborada por Baldomero Pardo en una reseña publicada en el diario El Día de Córdoba de la que me permitido tomar datos que aparecerán más abajo. Felicito, además, a Baldomero por el acertado título de su crónica (La afición por el flamenco que no cesa), proclamando la vitalidad del flamenco frente a los agoreros que siguen diciendo que esto se acaba y que a la juventud no le interesa el flamenco. Mucha juventud hubo en el escenario y en nuestra Corredera.

A los datos de mis amigos y del diario, tengo que añadir el valiosísimo material gráfico y sonoro proporcionado por el el gran fotógrafo catalán y cordobés de adopción Toni Blanco, material sin el cual este artículo jamás lo habría podido publicar.

Inició la noche la joven cordobesa Rocío Luna, toda una promesa convertida en realidad a sus escasos veinte años. Acompañada por Rafael Montilla (Chaparro Hijo) cantó por soleá, por tangos, por cantiñas cordobesas y por fandangos. Me alegró mucho que en esas cantiñas se acordara de mi paisano Pedro Obregón(2). Oigámosla:


Siguió la jienense Mari Ángeles Toledano, otra destacadísima joven andaluza madurada en el Flamenco. Cantó por cantiñas gaditanas, tangos de Triana, extremeños y de Graná, soleares de Cádiz y bulerías. Acompañada a la guitarra por José Tomás Jiménez, vamos a escucharle su cante por soleá:


De nuevo la juventud, representada por un magistral (según los presentes) baile por soleá de Manuel Jiménez, arropado por las guitarras de Juanma "El Tomate" y Currito, el cante de Miguel del Pino y Mariano Romero, así como el violín del Igmar Alderete y la percusión de José "El Caja". 

La figura de la noche, el catalán Duquende, acompañado a la guitarra por Paco Heredia, deleitó al público con tarantos, soleares de Jerez, seguiriyas de Manuel Torre, tangos y bulerías. De nuevo, gracias a la gentileza de Toni Blanco, podemos escuchar este último cante:


Y yo termino mi artículo con las mismas palabras que lo hizo Baldomero Pardo en su citado artículo de prensa:
El colofón de la velada llegó con el respetable en ascua viva, con el fragor de clausura que llegaría con el fin de fiesta y todos los artistas en el escenario.


(1) Véase mi artículo La Noche NEGRA de Córdoba no puede ser menos que la VIETNAM de Sevilla

(2) Me refiero a las alegrías "Puente de San Rafael", cantadas por Pedro y recogidas en mi artículo Transcripción de las letras flamencas. En cuanto a Rocío, dejé información de ella y muestra de sus cantes en Cantaoras del siglo XXI: ROCÍO LUNA

lunes, 20 de mayo de 2019

La Noche NEGRA de Córdoba no puede ser menos que la VIETNAM de Sevilla

Las otras siete provincias andaluzas siempre tuvieron "peluza" de Sevilla, celillos más exacerbados si cabe en Málaga, en Granada o en Córdoba y más patentes en las capitales que en los pueblos. Los sevillanos son conscientes de ello y se trabajan muy bien ser number one en cuanto pueden sin permitir que nadie nadie se les subiera a sus parras. Así ocurrió, por ejemplo, cuando en 1980 autoridades y aficionados al Flamenco en la ciudad del Betis montaron un concurso de cante que superara a los de Córdoba. Nació con vocación bianual, creando como trofeo el llamado Giraldillo del Cante. El evento se bautizó como Bienal Flamenca de Sevilla y, a día de hoy, se han celebrado veinte ediciones, si bien desapareció el concurso y se convirtió en un macro festival con diversos escenarios a lo largo de varias semanas.

Los críticos con el devenir de la Bienal (entre ellos su creador, José Luis Ortiz Nuevo) dieron en cambiar lo de Bienal por Vietnam. Me gustó el remoquete y desde luego lo uso en mi lenguaje coloquial. Y bien, en la última Vietnam resulta que Sevilla traicionaba al Flamenco al incluir en su programación a un cantante que se declara ex-flamenco y que ha insultado a nuestro arte siempre que le ha venido en ganas, y, para más inri, también traía a una cantatriz que, ausente de todo sentido flamenco, se ha dedicado a remedar a nuestras figuras históricas y, con ayuda de discográficas y medios de prensa y más de un flamencólogo desnortado, la han proclamado como la revolucionaria del flamenco del siglo XXI. Naturalmente, les estoy hablando de Niño de Elche y de Rosalía.

Córdoba no montó bienales sino que cada año celebra, de un tiempo a esta parte, una Noche Blanca del Flamenco, noche en la cual se ofrecen actos flamencos al aire libre en recintos tan grandes como las plazas de Las Tendillas y de La Corredera, históricos-monumentales como el Patio de los Naranjos de la Mezquita o el Compás de la Iglesia de San Francisco, además de placetas recoletas para actos no mayoritarios. Estas noches, unidas a los históricos Concursos Nacionales, a los veraniegos Cursos de Guitarra y, en los últimos años las Matinales Flamencas y otros actos en la Posada del Potro convertida en Casa del Flamenco-Museo Fosforito, han conseguido que el Ayuntamiento de Córdoba compita de igual a igual con el Sevilla.

De igual a igual para lo bueno, pero ¡ay! también para lo malo. ¿Que Sevilla lleva a Niño de Elche y a Rosalía?, pues nosotros no podemos ser menos. Y así ocurrió en la Noche Blanca de 2018 en la que actuó Niño de Elche y así va a ocurrir en la próxima de 2019 trayendo a Rosalía. Tremendo error de este Ayuntamiento que ha despintado la fama de seriedad con la que Córdoba siempre había tratado a todo lo Flamenco. Por eso, al igual que la Bienal se convirtió en Vietnam, la Noche Blanca ha dejado de serlo para mí y desde ahora diré que en Córdoba se celebrará la Noche Negra del Flamenco.

Hoy no hay música en mi artículo porque no me apetece nada escuchar a los nombrados. Les dejo, para los forasteros, los carteles de la Noche Negra de 2018 y de 2019.



Nota: Aunque amplíen ustedes las imágenes no verán los nombres de los no deseados. Se han escondido en las respectivas manchas negras de mi particular cosecha. Buenas noches.



Córdoba, 20 de mayo de 2019 



miércoles, 15 de mayo de 2019

Que viene la Méndez Núñez, una taranta con historia

Los medios informativos nos decían ayer que la fragata Méndez Núñez, perteneciente a la Armada española, dejaba de acompañar a la flota norteamericana que anda "bicheando" allá por el golfo Pérsico. A mí me sonaba el nombre de esta fragata navegando por nuestras costas hacia el año 1873, el mismo en que se proclamó la I República Española, pero, viendo la foto de la derecha, deduje que tuvo que haber otras Méndez Núñez. Consulto y en efecto, la actual es la cuarta versión de esta fragata, bautizada así en recuerdo del marino don Casto Méndez Núñez. La primera de ellas era la que se encontraba en el puerto de Cartagena cuando estalló en esta ciudad su peculiar revolución cantonal y, tanto mandos como marineros de la fragata, se adhirieron al levantamiento. Algo de todo esto puede que lo aprendiera en los cursos de historia de mi época estudiantil, pero, aunque así fuera, no quedarían en mi memoria sino hubiera sido por la lectura de una novela que recomiendo a todos ustedes: Mister Witt en el Cantón, publicada en 1936 por el gran prosista Ramón J. Sénder.

La novela, en efecto, se desarrolla en torno al tiempo de vigencia del Cantón de Cartagena (12 de julio de 1873; 12 de enero de 1874) y uno de sus personajes centrales es Antonete Gálvez, cabecilla popular que existió en la realidad y cuyo nombre corría en coplas de la época:
Antonete está en la sierra
y no se quiere entregar.
No me entrego, no me entrego, 
no me tengo que entregar
mientras España no tenga
República Federal
Coplas como esta se oían en aquella época en el arrabal conocido como El Molinete, asentamiento al que se refería Mariano José de Larra en estos términos:
Cartagena tiene un barrio, muy cerca de la bocana, donde la marea sube, cuando la conciencia baja. En el barrio convivían familias humildes con marineros, prostitutas y gentes de dudoso oficio que ocupaban y regentaban los burdeles y bares del que llegó a llamarse en el argot popular como Barrio prohibido.
Este barrio, -miseria, prostitución y navaja-, nos dice Sénder fue escenario frecuente en su novela y en sus calles se oyó cantar cierta vez una copla que decía 
Se corre en el Molinete
que me han de matar de un tiro...
Cuando yo leí la primera vez este libro, me dije:
-Esto me recuerda un cante minero.
Le di unas vueltas a mis discos y, en efecto, lo encontré cantado por Pepe de Algeciras cuando junto a su hermano Paco eran Los Chiquitos de Algeciras.
En Cartagena se suena
que me han de matar de un tiro
Nunca llueve como truena,
con esa esperanza vivo.
La misma letra la encontré más tarde en un disco grabado en Francia en 1969 y la canta Álvaro de la Isla acompañado por el guitarrista extremeño Ramón Montoya. Junto a otra taranta, hacemos un alto para escucharla:


Pero, dirán ustedes, ¿qué tiene que ver todo esto con la fragata Méndez Núñez? Intentaré explicarlo: cuando en 1996 mi querida y admirada amiga Carmen Linares grabó su antología La mujer en el cante, me encontré con una Taranta de La Antequerana que yo desconocía y cuya letra rezaba así:
Muchachas del Molinete,
preparad bien los moñeros,
que viene la Méndez Núñez
con doscientos marineros.
No la entendía del todo. ¿Dónde estaba El Molinete? ¿Querían avisarle a las nenas en edad de merecer que podrían encontrar novio entre tanto marinero? ¡Ni mucho menos!, después que leí a Sénder todo era diáfano: se avisaba que se fueran arreglando el pelo y sus moños a las trabajadoras cuyo material de trabajo es el propio cuerpo (las prostitutas, dicho en román paladino) porque la fragata Méndez Núñez les traía clientes a cientos. La letra podría ser de la época del Cantón y, en cualquier caso, lo que quedaba claro es que moderna no era ya que posteriormente supimos que la había grabado La Antequerana en 1922 acompañada por el gran don Ramón Montoya. Vamos a oírla:

Y ya que habíamos citado a Carmen, oigámosla acompañada por el sevillano Rafael Riqueni:



Córdoba, 15 de mayo (San Isidro) de 2019

sábado, 11 de mayo de 2019

Cuando el cante se conoce y se siente, MAYTE MARTÍN

Sin duda, entre las actuales figuras del arte Flamenco, Mayte Martín (María Teresa Martín Cadierno, Barcelona, 19-abril-1965) ocupa un singularísimo puesto de honor. Mujer, catalana, cantante en otros géneros musicales, guitarrista y compositora cuando le cuadra, estudiosa sin escuela definida porque sabe que de todos los grandes se puede aprender cosas, profesional de una honestidad irrompible, voz limpia y fresca, modulación y afinación perfectas, a lo que hay que añadir algo sin lo cual el Flamenco queda hueco: sentimiento, cante de corazón.

El gran público la conoció cuando en 1987 se hizo con la Lámpara Minera del acreditado Concurso de La Unión (Murcia). Desde entonces su carrera ha sido ascendente: recitales, colaboraciones con otros artistas flamencos, incursiones en el mundo del bolero, composición de canciones, participación en eventos culturales, jurado de concursos y, lo que no puede faltar en ningún artista, discos.




El primero, de título Muy frágil, apareció en 1994. Desde entonces ha ido alternando discos musicales con otros propiamente flamencos. El último, éste de composiciones propias, ha sido Tempo Rubato, publicado en 2017.




De sus discos y de alguna actuación de Mayte en directo, tengo el gustazo de brindarles a ustedes una pequeña selección. Los que la conozcan bien su obra, para que vuelvan a paladearla, los que no, aquí tienen una ocasión de conocerla con más profundidad.



01) Quiero hacer fuerza y no pueo, Minera cantada en el Concurso de La Unión de 1987 acompañada a la guitarra por Antonio Fernández:


02) Estar loco y no sentir y Ni a puñalás ni a tiros, Malagueñas de El Mellizo y de El Canario cantadas en Canal Sur, año 1989, acompañada a la guitarra por Julián El Califa:

03) Navega sola, cante por Alegrías incluido en el disco Muy frágil, año 1995, acompañada a la guitarra por Chicuelo:

04) Casapuerta, título que le puso Mayte a una tanda de Tonás y Seguiriyas del mismo disco y con el mismo guitarrista:

05) Mi pena es más grande, Vidalita incluida en el disco Querencia, año 2000, acompañada a la guitarra por Juan Ramón Caro:

06) Si yo supiera, Seguiriya y Cabal de El Pena también del disco de 2000 con Juan Ramón Caro:

07) Porque yo no te he dao motivos, Tientos y Tangos interpretados en el Festival de Nimes (Francia) en el año 2015, acompañada por los guitarristas José Luis Montón y Juan Ramón Caro:

08) Ni que me manden a mí, Fandangos a la manera de Morente cantados en el citado festival de Nimes.

09) Rosa si no te cogí, Engarzá en oro y marfil, un par de Granadinas chaconianas cantadas en Cerdañola en 2017 junto al guitarrista Salvador Gutiérrez:

10) A mí me sigue, Soleares interpretadas en 2018 en Tarrasa acompañada por Alejandro Hurtado

lunes, 6 de mayo de 2019

ENRIQUE MORENTE hace camino al andar

Nacido el 25 de diciembre de 1942, el cantaor granadino Enrique Morente graba su primer álbum en solitario en 1967. Lo hizo con la casa Hispavox acompañado a la guitarra por Félix de Utrera con el escueto título de Cante Flamenco. En 1969, con igual sello pero con la guitarra de Niño Ricardo, publica sus Cantes del Flamenco Antiguo. De nuevo con Hispavox, contando con las guitarras de Parrilla de Jerez y Perico el del Lunar Hijo, aparece en 1971 su Homenaje Flamenco a Miguel Hernández.

Más de una vez he afirmado en público que, si Enrique Morente no hubiese vuelto a grabar después de estos tres discos(*), dejaba ya una obra suficiente para que la historia lo considerara como uno de los mejores cantaores de su generación. Que Enrique podría haber encauzado su carrera artística "repitiendo", si acaso con nuevas letras, lo que ya nos había mostrado. Esto no sería de extrañar: montones de cantaores, y entre ellos algunos muy relevantes, pasaron su vida cantando (bien los que cantaban bien, mal los que cantaban mal) los cantes con que un día pasado se dieron a conocer, con el único cambio que aquel que la edad provoca en sus gargantas.

Los que conocimos y tratamos a Enrique en la época de sus primeros discos, sabíamos de su afición insaciable, de su curiosidad por otras artes, especialmente por la poesía, de su inquietud e indagación de nuevos sonidos, lo que lo convertía en la persona adecuada para encabezar una renovación del Flamenco tradicional, tanto en temas como en ecos sonoros. Así ocurrió y en los años 1972-73-74 Enrique llevaba a sus recitales, además de los textos de Miguel Hernández, temas de Lorca y otros poetas, a la vez que presentaba unos fandangos de su creación y muchas variantes personales por seguiriyas, tangos, alegrías.

Todo ese material sirvió para un nuevo disco en 1975 cuyo título lo tomó Enrique prestado del poeta Antonio Machado Ruiz:
Se hace camino al andar
Siguió con el sello Hispavox, cuya sección flamenca dirigía un viejo amigo de Enrique y nuestro: el sabio flamencólogo José  Blas Vega. Como presentación iba un texto de José Luis Ortiz Nuevo que en esos años trabajaba como colaborador de Pepe Blas.   


Como guitarristas intervienen Luis Habichuela, Manzanita y Amador. Los cantes eran:
Tangos de Morente, Seguiriyas de Morente, Fandangos de Graná, Soleares, Tientos de Morente, Taranto, Alegrías, Fandangos de Morente, Mineras.
Ya ven ustedes, hasta cuatro cantes en los que el de Granada aporta sus personales versiones, aunque también en los otros cantes las pinceladas morentianas son palpables.


Una curiosidad es que esos fandangos de Morente habían sido grabados unos meses antes por su gran amigo Camarón de la Isla (a uno y otro pueden oírlos pulsando este enlace: Morente y Camarón). Dejamos que ahora puedan ustedes escuchar otros cortes de este disco:

Seguiriyas de Morente (Voces doy al viento), con Manzanita


Taranto (Minerico barrenero), con Manzanita y Luis Habichuela


Soleares (Lloré más que Jeremías), con Manzanita y Luis Habichuela


Alegrías (Sale el sol), con Manzanita y Amador

Tientos de Morente (Yo seré como la mimbre), con Manzanita y Luis Habichuela

Esto, amigos míos, sí es renovación flamenca: se parte, como es el caso de Enrique, de un conocimiento del flamenco clásico y se hacen aportaciones sin salirse de él. Es tan evidente, dirán ustedes, que me podría haber ahorrado el escribirlo. Pero la cuestión es que en este 2019, y desde unos años para acá, se están llamando renovaciones a auténticos mamotretos sonoros como los de un llamado Niño de Elche y ha aparecido una muchacha llamada Rosalía que hace toda clase de músicas de las que llaman reggaeton, trap y otras cosas de las que me declaro absolutamente ignorante, mezclando con ellas algunos remedos de temas flamencos. Además, cantaoras nacidas en el flamenco como Rocío Márquez lleva unas derivas que cada día la apartan del árbol de lo jondo.

Apariciones y actuaciones como las de las personas que he nombrado siempre han existido. Ha habido, por ejemplo, canción aflamencada o rock flamenco, pero estos subgéneros jamás se han considerado parte del flamenco como hoy pretenden, con las cosas de la Márquez, Rosalía o Niño de Elche, ciertas firmas discográficas y ciertos medios de prensa (El País, por citar al más importante). Y, lo que es gravísimo, estas figuras (de lo que sea) han participado en eventos tan importantes La Bienal de Sevilla o La Noche Blanca del Flamenco en Córdoba: nuestras autoridades usando dinero público para presentar como flamenco lo que no lo es ni por asomo. Y personajes ligados a la llamada Flamencología (Gómez Gufi, Francis Mármol, Juan Verjillos, Pedro G. Romero, Antonio Zoido, José Luis Ortiz Nuevo o Faustino Núñez) alabando a estos seudo renovadores y, a veces, poniéndolos a la altura de Enrique Morente o de Camarón de la Isla. Hasta en la red social Facebook encontramos gente que, a la manera de los novelescos caballeros medievales, se baten un día y otro con todo el que ose cuestionar a los falsos flamencos (muchos pensarán, está claro, en Antonio Villarejo Perujo).

Esperemos que esto sea una fiebre pasajera. Por nuestra parte, en días siguientes, seguiremos repasando, como hecho hoy, la discografía flamenca de Morente.      


(*) Dejo aquí sus cubiertas: