lunes, 28 de enero de 2019

DOLORES DE CÓRDOBA: Rancheras por Bulerías

Envío a Sergio García Sánchez a quien tantas cosas debo.

¿Se acuerdan ustedes de una vuelta, allá por el año 1947, en la que a La Niña de los Peines le dió por grabar lo del Cielito lindo, aquella canción mexicana tan popular? Pues parece ser que a eso se refería, hace unos meses, un cierto escribidor de libros sobre Flamenco (un flamencólogo, suele decir el personal) para justificar las mezcolanzas que hace del Flamenco con otros géneros musicales  una cantatriz catalana muy en boga de un año a esta parte (Rosalía es su nombre artístico). Más o menos, nuestro flamencólico venía a decir que, si Pastora se permitió estos enjuagues, ¿por qué se lo vamos a negar a la principiante Rosalía? La cuestión, en opinión de muchos aficionados y mía también, es que Pastora sonaba flamenco, hacía flamenco de cualquier cosa que cantase, mientras que la muchacha de Barcelona tiene un sonío flamenco plano, o sea, nulo.

Claro que se pueden coger cosas de otros géneros musicales y cantarlos a la manera flamenca siempre que el que ponga la voz sea flamenco de ley. La discografía está llena de ejemplos que no vamos a citar ahora. Me voy a limitar a recordar, a modo de ilustración, a la cantaora festera Dolores de Córdoba, de la cual hablamos hará unas tres semanas. Esta señora, si se lo hubieran propuesto, habría sido capaz de aflamencar, metiéndolo en compás de bulerías, hasta el mismísimo "Capital " de Carlos Marx.




Pues fue la cosa que, en 1966, la discográfica Hispavox le encargó un disco de los de 45 r.p.m. con algunas rancheras mexicanas entonces populares. Grabó, junto a los guitarristas Félix de Utrera y Aquilino Duque, cuatro temas por bulerías. El resultado, para mí, es muy flamenco. Para que ustedes, si no las conocen, puedan opinar, aquí tienen los cuatro registros.



1) Échame a mí la culpa
   

2) La fe perdida

3) Paloma sin nido

4) Pa que sientas lo que siento

viernes, 18 de enero de 2019

Últimas grabaciones de MANUEL CENTENO



Es conocido que la marca Columbia publicó en 1960 una Antología del Cante Flamenco y Cante Gitano. Su filosofía (una miajita tendenciosa por aquello de separar en bloques disjuntos lo de cante flamenco y cante gitano) era la entonces defendida por el director, además de intérprete principal, de la misma. Me refiero, está claro, al maestro don Antonio Cruz García, Antonio Mairena.


En este mi cuadernillo de memorias me he referido cuatro veces a esta antología y ha sido precisamente para comentar la presencia de las cuatro mujeres que intervinieron en ella. Para los que estén interesados, les coloco aquí los respectivos enlaces:

Hoy me he acordado de un cantaor no gitano de los que participaron en la Antología. Me refiero a Manuel Jiménez Centeno (Sevilla, 11-10-1885; Cartagena,14-08-1961), de nombre artístico Manuel Centeno. Muy afamado como saetero de la escuela sevillana, visitó en muchas ocasiones los estudios de grabación desde que en 1922 dejara una buena serie de placas junto al legendario guitarrista Manolo de Huelva. Conocedor y divulgador de las creaciones de don Antonio Chacón, se le tenía por un experto en los llamados Cantes de Levante, razones por las cuales, con muy buen ojo, Antonio Mairena contara con él. 

Dejando de lado su saeta sevillana(*), éstos fueron los cantes que interpretó:

Cartagenera (Porque olvidarte quería), con la guitarra de Manuel Morao

Malagueña de Chacón (Serrana y no has comprendío), con la guitarra de Manuel Morao


Malagueñas de Juan Breva (Creyendo que ya eras buena), con la guitarra de Manuel Morao

Caracoles (Cómo reluce), con la guitarra de Juan Morao


(*) Si quieren oírla, pulsen aquí.

martes, 8 de enero de 2019

¿Ha visto usted al bichito correor? (I)

Este artículo está presentado en formato de diálogo de un posible lector conmigo mismo.

-Oiga, señor Andrés, ¿de qué bicho habla?

-El de aquella copla que decía salía de la cueva el loro. Vamos a verlo, y mientras escuchamos una cosita:










- ¿Y esta bulería, también sale de la cueva?

-Bueno, en realidad se trata de un fandango por bulerías. Lo he cortao de una grabación que se llama Córdoba dormía incluída en este disco del año 1967. Vamos a escucharlo:





   






-Anda, pues es verdad: un par de fandangos y luego un famoso cuplé sobre Julio Romero de Torres, todo acompasado por bulerías. Y, ¿quién es esa Dolores de Córdoba?

-Yo ya la presenté en mi Museo del Fandango. Ni se llama Dolores ni es de Córdoba. Su nombre es Ana Salazar Hernández y nació en Alicante en el año 1932. Cantaora festera muy popular en los años sesenta y setenta, trabajadora habitual de los tablaos madrileños.

-La cosa es que a mí el segundo fandango, el que oímos más arriba, tanto en su letra como en su melodía, me recuerda a algo conocido. ¡Ah, claro!, esa es la rondeña de Rafael Romero.

-Pues sí, y ahí quería yo que llegara usted, mi amable lector. Un fandango-rondeña que grabó Rafael Romero en París, año 1955 y del que ya hablamos en mi artículo ¿Rondeña de Ronda? (IV y final). Respeto a su origen, se habla de El Bizco Heredia y del propio Rafael Romero,  pero no termina de estar claro.

-Le recuerdo, Andrés, que José Manuel Gamboa habló del tema y citó unas frases de Fosforito.

-Efectivamente. Se las voy a recordar:

Pero esa rondeña que hacía El Gallina a mí no me suena a rondeña. Eso se cantaba en los tablaos. Lo cantaban las niñas a coro, como uno de los jaleos de animación del cuadro: "Sardinitas que no sé cuánto"... Y decían, "Salgo de la cueva el loro...". Entre otras cosas metían esto. ¡Pero de toda la vida! Desde que yo tengo prácticamente uso de razón, desde que yo estoy cantando. Lo he escuchado toda la vida, pero nunca relacionado con un cante por rondeña.(1) 
 
-O sea que, al huerto que usted quería llevarnos con este artículo es que Fosforito estaba pensando en cosas como las que ha hecho Dolores de Córdoba en el disco que hemos oído.

-Así es. Yo mismo, que durante la década 1966-1975 asistí a muchos tablaos madrileños y en todos ellos había un cuadro donde casi todas eran mujeres, las cuales te cantaban y bailaban, a veces de forma individual, a veces en coro y corro. Eran las jornaleras del flamenco, figuras secundarias que lo mismo te cantaban cosas clásicas que te metían cualquier otro género (boleros, rancheras o canciones de moda pasajera) convintiéndolo en rumbas, en tangos o en bulerías. Algunas destacaron con brillo propio: Mariquilla Heredia, Adela La Chaqueta o la propia Dolores de Córdoba.

-Pues, entonces, igual que cogían de todo, ¿por qué Dolores de Córdoba no iba a coger la rondeña de Rafael? O sea, no hemos avanzado, flamencológicamente hablando, nada.

-Efectivamente, lector, seguimos con la duda de si de Heredia, de si Romero o de cualquier otro origen. Pero algo hemos avanzado: sacar del olvido y escuchar a esta gran Dolores de Córdoba, la que, como ya sabemos, ni se llamaba Dolores ni nació en Córdoba.


(1) José Manuel Gamboa. Perico el del Lunar. Un flamenco de Antología, Ediciones La Posada, Córdoba, 2001.