Tal como reza en esta placa de auténticos azulejos sevillanos, colocada en diciembre de 2014 en la casa número 11 de la calle Orilla del Río (hoy calle Betis y número 47) del arrabal de Triana, en dicha casa nació doña Ana Ruiz Hernández el día 28 de febrero de 1854. Eso pone aunque en realidad había nacido el 25, tal como consta en su partida de bautismo, el cual sí se celebró en ese día 28. Su padre Rafael Ruiz, de oficio marinero y con negocio propio (al parecer la familia regentaba una pastelería), era de Ávila y su madre Isabel Hernández había nacido en la murciana localidad de Totana.
Cuentan que allá por el año 1873 un grupo de delfines habían llegado, río arriba, desde Sanlúcar hasta Sevilla. Los sevillanos se lanzaron en masa a las márgenes del río para poder avistarlos y fue en ese día y con tal motivo cuando el joven abogado Antonio Machado vio por primera vez a la trianera Ana Ruiz Se conocieron, se enamoraron y enseguida llegó la boda, concretamente el día 22 de mayo de 1873 (aunque ya apareció en otra ocasión en este cuaderno, pongamos una foto de la feliz pareja). Instalados en la misma vivienda que los padres del novio, fueron viniendo los hijos:
Manuel (1874-1947)
Antonio (1875-1939)
José (1879-1958)
Joaquín (1881-1955)
Francisco (1884-1950)
Cipriana (1885-1900)
los cuatro primeros nacidos en Sevilla y los dos más jóvenes en Madrid. Hemos puesto a nuestra derecha un óleo fechado en 1879 en el que la abuela Cipriana Álvarez pinta a su nuera Ana con el pequeño Antonio y el recién nacido José, óleo que refleja la felicidad con que vivía la familia Machado por aquellos años.
Poco hay que decir que el lector no sepa de sus dos primeros hijos, los poetas Manuel y Antonio Machado. José fue dibujante y escritor. Joaquín (del que no he logrado encontrar ninguna foto), fue periodista. Francisco, también poeta, opositó para funcionario de justicia y llegó en la república a dirigir la cárcel para mujeres de Madrid. La pobre niña Cipriana enfermó de muerte demasiado pronto.
Muerto el padre (1893), muerto el abuelo Antonio (1896), muerta la pequeña (1900) y nuerta la abuela Cipriana (1904), doña Ana se queda a vivir en casa de su hijo José. En la foto de al lado podemos a José con sus esposa y tres hijas, a su madre y su hermano Antonio que estaba de visita.
Cuando llegó la rebelión militar del 18 de julio de 1936, Manuel estaba en Burgos visitando a la familia de su esposa Eulalia. Es detenido y liberado posteriormente gracias al apoyo de otros literatos. Pero quedó en zona rebelde y, temeroso, llegó a colaborar con los aparatos de propaganda de aquellos que a la postre ganaron la incivil guerra del 36-39. Por el contrario, Antonio puso todo su saber y prestigio al servicio de la República. Cuando el gobierno legal decidió dejar Madrid para trasladarse a Valencia, igual hicieron los otros cuatro hermanos Machado y su madre doña Ana. José y Joaquín se exilaron y llegaron a establecerse en Chile sin volver jamás a España. Francisco anduvo exiliado por Europa pero volvió, gracias a las gestiones de su hermano Manuel, y fue readmitido como funcionario, si bien sin que le respetaran la alta escala que había alcanzado en su primera etapa.
Lo que pasó con Antonio y con la madre también es historia muy contada: travesía a pie de los Pirineos camino de Francia, travesía que doña Ana creía que hacían para ir a su Sevilla (Antonio, ¿Llegaremos pronto a Sevilla?, nos contó Corpus Vargas que la anciana preguntaba al hijo). Llegada al pueblo francés de Colliure donde, muy enfermo, Antonio muere el 22 de febrero de 1939. Manuel se entera por la prensa y prepara inmediatamente su viaje para Francia. Cuando llegó, doña Ana (día 25 de febrero de 1939) también había muerto.