El pasado día 26 de noviembre, Álvaro de la Fuente, coordinador del grupo Puente Genil con el Flamenco de Facebook, escribía lo siguiente:
Desde hace unos días una duda se me está haciendo obsesiva: ¿Los años 20 del siglo pasado se cargaron el arte flamenco? Me gustaría leer vuestras sinceras y argumentadas opiniones al respecto.
Hubo comentarios de Sergio García Sánchez, Antonio Ruiz Ramírez, Gregorio Valderrama, Faustino Núñez, Juan Iglesias, Fátima Franco, el propio Álvaro y un servidor de ustedes. Por ejemplo, escribí esto:
Álvaro, yo respondo a tu pregunta con otra. ¿Qué lecturas o qué datos te han llevado a esa "duda obsesiva"?
a lo que mi amigo pontanés contesta así
Bueno, opiniones en ese sentido de grandes aficionados de mi pueblo..., mucho mayores que yo y, por lo tanto, con más conocimientos y experiencias.
Posiblemente Álvaro se refiera a gente que estén, aproximadamente, en la misma generación biológica que yo mismo, generación a la que, consciente o inconscientemente, se nos "mal enseñó" la Historia del Flamenco. La versión "oficialista" partía de que el cante jondo estaba en trance de desaparición hacia 1922 y que un grupo de intelectuales (ya se sabe, Falla, Lorca y demás) convocaron el famoso Concurso de Granada para tratar de rescatarlo. No parece que lo consiguieran y lo que vino después fue para empeorar todo: la tan manoseada ópera flamenca, el fandanguilleo, el coupleteo, el gairerismo..., la ruina, en fin. El cante declinaba hasta el renacimiento de los años cincuenta, con sus tres tópicos (La Antología de Hispavox, el libro Flamencología de González Climent, los Concursos Nacionales de Córdoba), lo que cristaliza, ya en los primeros sesenta, con la Llave de Oro y la instauración del mairenismo.
Pero no todo era
oficialismo. Aunque de manera no coincidente, había gente que levantaban su voz y cuestionaban las doctrinas de
Molina-Mairena y sus seguidores a los que yo suelo nombrar como los
poetas flamencólogos. Es de justicia citar al viejo navarro don Arcadio de Larrea, al montillano Agustín Gómez y, ¿cómo no?, al madrileño José Blas Vega. Son seguidos por nuevos estudiosos e investigadores que poco a poco, con mucha dificultad, van mostrándonos otra versión, más real, de la Historia del Flamenco. Me olvidaré, y ellos me perdonarán mi error, de alguno que otro, pero quiero citar nombres como los de Eugenio Cobo, Ortiz Nuevo, Gerhard Steingress, José Gelardo, José Manuel Gamboa, Manuel Bohórquez, Antonio Barberán, Rodríguez Peñafuerte o Pérez Merinero, a los que hay que unir musicólogos como Guillermo Castro o Faustino Núñez, sin olvidarnos de expertos en discografía antigua tal cual lo fue el extremeño Yerga Lancharro y lo es hoy el incansable madrileño Carlos Martín Ballester.
A la vista de todo lo que ha avanzado la
flamencología, se hace muy difícil de imaginar que en los años 20 nadie se cargara el flamenco. Estaban Antonio Chacón, Manuel Torre, Cayetano de Cabra, El Cojo de Málaga, José Cepero, Escacena, La Niña de los Peines... Se rescata al viejo Tenazas, a la vez que irrumpen con fuerza no ya el niño Caracol sino también Vallejo o Marchena. Yo más bien pienso que hay que hablar de
Los Flamencos Años Veinte.
¿He dicho antes
discografía antigua? Sí, su rescate y el uso de las nuevas tecnologías han permitido poner a nuestro alcance voces que hasta no hace mucho sólo podían escuchar algún que otro afortunado coleccionista. ¡Bendita
digitalización! Y al llegarnos este precioso legado a los aficionados comunes, hemos comprobado cuánto y cuánto se grabó en aquella década.
Y nada de "pamplinerías", sino cantes de mucha enjundia flamenca ejecutados a la perfección por cantaores de primera fila. Se me agolpan en la memoria muchos nombres. Procuraremos ir dándole salida en sucesivas entregas al menos a varios de ellos. Por ejemplo, para hoy se me ocurre un nombre: ¿qué les parece Joaquín
El Cojo de Málaga? Su voz ha aparecido con frecuencia en mis cuadernos y, como recordatorio, les invito a que usen los siguientes enlaces para escucharlo:
1)
Rubia la mujer primera, Fandangos-Granaínas con Miguel Borrull, 1921
2)
Viva Lorca y viva Murcia, Minera con Miguel Borrull, 1924
3)
Lo menos noventa y nueve, Fandango con Miguel Borrull, 1925
5)
Tranquilo estaba esperando, Saeta, 1927
Pero quiero añadir algunas grabaciones más por ver si después de oírlas alguien sigue pensando que en los años veinte "se cargaron el flamenco".
6)
Toas las mañanas la llamo, Taranta con Miguel Borrull, 1921
7)
Anda y cuéntale esas quejas, Soleares con Miguel Borrull, 1923
8) Qué dolor de mi mare, Seguiriyas con Miguel Borrull, 1923
9) A ti te llaman la diosa, Fandangos de Lucena con Miguel Borrull, 1928