martes, 26 de febrero de 2013

Flamenco decimonónico en Madrid

Le doy vueltas y más vueltas a mi cabeza, a mi memoria, y no logro recordar el por qué en Córdoba no llegamos a convocar la tercera edición del Premio de Ensayo GONZÁLEZ CLIMENT. Mi relación tanto con Luis como con la Peña Flamenca de Córdoba nunca se deterioraron y, a día de hoy, año 2013, siguen siendo muy buenas. Pero la realidad fue que en 1987 el citado premio no se convocó.

Sin embargo, la colección "Biblioteca Virgilio Márquez de Temas Flamencos", en la se publicaron los libros ganadores de las dos primeras ediciones del citado premio, siguió adelante. A través de mi amigo Pepe Blas Vega, entablé contacto con un hispanista holandés de nombre Arie Sneeuw. Había publicado unos artículos muy interesantes en la revista "Villa de Madrid" y también en la jiennense revista "Candil", ambos relativos a la presencia del flamenco en Madrid hacia la mitad del siglo XIX. Le pedí a Arie que los ampliara un poco. Así fue y en 1989 salió a luz, de nuevo con cubierta de Jacinto Lara y con un breve prólogo de mi pluma, el librito


Aquí se nos aclaró la primera vez que apareció en prensa el adjetivo "flamenco" para referirse al cante andaluz. Fue, según Sneeuw, en 1853. Debo aclarar, no obstante, que esta fecha ha sido rebajada hasta el año 1847, de acuerdo con las investigaciones de Alberto Rodríguez (Montemar), lo cual no le resta mérito al holandés quien fue uno de los primeros en probar documentalmente que aquello de la "etapa hermética del cante" que tanto proclamaron Ricardo Molina y Antonio Mairena no era sino invención de ellos. 

No llegué a conocer a Arie sino únicamente a través del teléfono. Después supe que fue muy amigo de Enrique Morente, que fue la persona que acercó hasta el cantaor granadino a otro holandés flamenco. Me refiero al Payo Humberto. Pueden ver a los tres, además de la esposa de Sneeuw, en esta foto de 1969:


También he sabido, a través de Humberto, que Arie se hacía, y muy bien, sus cantecitos. He sabido, por fin, que este enamorado y estudioso de nuestro arte nos dejó en 2008. Descanse en paz.  

7 comentarios:

  1. Que me gusta leerte Andrés. A ese libro de Arie le tengo un gran cariño. Pequeñito pero con el sabor del mejor jamón del mundo.

    Un abrazo!

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    1. ¿Verdad que sí, Antonio? Arie fue un adelantao. Si entonces hubiese habido hemerotecas virtuales, habría acabao con tó... Mi pequeño mérito fue vislumbrar que esas pocas páginas merecían ser editadas.

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  2. Fenómeno el librito, uno de los primeros que compré cuando me metí de lleno en el flamenco. No se puede pedir más en menos espacio. La foto, fantástica, Andrés. Espero que cuando alcance tu edad pueda tener tal cantidad de recuerdos flamencos como los que tienes tú. Un saludo desde Murcia, con un frío que pela, pijo (para ser de Madrid, no se me da mal el panocho)

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    1. Gracias, Guillermo. Ojalá que cuando llegues a mi edad tengas muchas y valiosas vivencias flamencas. Lo que no te deseo, a ti y a nadie, es que tengas goteras y goterones como los que sobrellevo con un poquito de paciencia.

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  3. Con su librito demostró que era un maestro, como Pepe Blas, Steingress y Ortiz Nuevo, nos abrieron los ojos a lo impensable en aquellos años. La pena es que Gerhard se ha retirado del flamenco, harto, como Falla después del concurso. Un abrazo

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    1. Ignoro (o no recuerdo ahora) cómo llegó Steingress al flamenco. Sí lo sé cómo lo hizo mi querido Ortiz ("El Poeta"). Gerhard pudiera volver. La pena, penita, pena, es que el maestro Pepe Blas sea irrecuperable pá nosotros. Imagino que San Pedro le habrá asignao un cuartito en el cielo lleno de papeles, de legajos, y que allí seguirá averiguando cosas. Un abrazo, gallego de Cádiz.

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  4. A Steingress lo conocí en los ochenta cuando era profesor en la universidad de Klagenfurt (Austria) y yo estudiaba-trabajaba en Viena. Me contrataba todos los años para cantar en las fiestas de fin de curso. Eran una maravilla. Ya entonces (1985) le encantaba el flamenco y, como sociólogo, se enfrascó en la tarea, siguiendo los pasos de su paisano Schuchard. En el 87, creo, se vino a España y ya se quedó. A Pepe Blas nunca le podremos agradecer lo suficiente su labor por enfocar la historia del flamenco. Es el faro de Chipiona de la nueva flamencología. Una abrazo

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