viernes, 30 de diciembre de 2011

Saludable, feliz y próspero año 2012

Para que América escuche desde allí una guitarra de la Córdoba española

Se nos va el año 2011 de la era de Jesús. Bien ido sea, aunque no parece que el nuevo vaya a ser de mucho alivio. Aún así, todos desean a todos salud, felicidad, prosperidad. Yo no voy a ser menos y desde este blog hago mis mejores votos, dejándoles con unos acordes por soleá que compuso y ejecutó el guitarrista cordobés Juan Serrano Rodríguez (1934) para darle sonido al reloj de la Plaza de las Tendillas de esta Córdoba en la que habito.


¡Vaya por Dios!, sólo ha marcao tres horas. Bueno, para que el día 31 a las 12 de la noche siga sonando para todos ustedes, les añado, completa, la composición por soleá de Juan Serrano.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Letristas flamencos: Hermenegildo Montes

En mi artículo Copleros y letristas flamencos (08-12-2011), venía a decir que, frente a los copleros, los letristas componían guiados por el interés de oír sus versos en boca de los artistas, bien en sus actuaciones públicas, bien en sus grabaciones. Interés que, por supuesto, devengaría algún tipo de beneficio económico. No se me interprete como una crítica hacia ellos. Ese beneficio, mayor o menor (casi seguro que menor, tratándose del género flamenco), es totalmente legítimo. Quien hace un trabajo tiene derecho a que se le pague, así de simple.

Entre los letristas, cito a un tal H. Montes, nombre que ya había aparecido en este blog cuando escribí Los fandanguillos de Osuna según Hipólito Rossy (05-10-2011) y tuve que aclarar que era el autor de las letras de fandangos que Pepe Marchena había grabado como de Osuna, en contra de la gratuita adjudicación que Rossy hacía a un campesino de principios del siglo XX. ¿Quién era este H. Montes?

Hermenegildo Montes Rayo nació en Campillos de Arenas (Jaén) hacia finales del XIX y murió en Gerona el 1 de febrero de 1965. Alguna vez se le nombra como "poeta granadino". Ignoro si llegó a vivir en la ciudad nazarí, aunque es cierto que Granada aparece frecuentemente en sus coplas. Su pueblo natal está casi a mitad de camino entre Jaén y Granada, en la carretera que une ambas ciudades, y de ahí puede venir la confusión. La verdad es que antes de 1920 se había establecido en Barcelona y que fue en la capital condal donde desarrolló prácticamente toda su obra, consistente en letras para las figuras del couplet, de la canción y del flamenco. Junto al músico barcelonés Benito Ulecia fue autor de temas que fueron muy populares como "Parecito Faraón" o "El gitano señorito". Compuso para la malagueña Lola Cabello pasadobles como "Juerga flamenca", o para la sevillana Gracia de Triana el tema "Cómo reluce Triana", que después grabara por bulerías Antonio Mairena.



Sus composiciones para los flamencos fueron numerosísimas. Valderrama dijo más o menos que "Montes era el embajador de los flamencos en Barcelona". En efecto, allí trabajaba para la discográfica "Odeón" y todos los flamencos que querían grabar en ella lo hacían con su intermediación. Por allí pasaron y cantaron temas suyos Vallejo, Canalejas de Puerto Real, Niño de la Huerta (la famosa "Romería loreña" era original de H. Montes), Mairena, Valderrama, Marchena... Por este último tenía Montes verdadera pasión, tanto que en 1930 le dedicó un librito (cuya portada tenemos a nuestra derecha) donde se recogen letras suyas, fandangos en su mayoría, pero también malagueñas, granaínas o soleares. En mi opinión sus letras no son de las mejores que han quedado en el cancionero flamenco, pero ahí están. Como sorpresa me encuentro con un fandango que yo he oído desde mi juventud y que llegó a grabarlo el mismísimo Camarón de la Isla: "Y mi beso la indignó..." ¿Les suena, verdad? Como también les sonará la copla por alegrías que hacía Morente: "El agua y no la aminoro..." también de este autor. En el libro aparecen los denominados por Marchena como "fandangos de Osuna", así como los "fandangos de La Roda".

Antes hemos citado a Mairena. Conviene recordar que las primeras grabaciones de su vida se hicieron en los estudios de "Odeón" en 1943, acompañado a la guitarra por Esteban de Sanlúcar. Cuatro registros (dos por fandangos y otros dos como canciones por bulerías), todos con letras de H. Montes. Les dejo con el maestro de los Alcores y una de sus grabaciones por fandangos:

martes, 13 de diciembre de 2011

13 de diciembre


Hace un año. No tengo palabras sino para mandar un abrazo muy fuerte a su familia que, junto a él, aparece en esta foto: Aurora Carbonell, Estrella, Soleá y Enrique.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Copleros y letristas flamencos

"Tratando de desasnarme" (que tan bonitamente dijera el argentino don Atahualpa Yupanqui), o sea, pretendiendo cultivarme en el difícil menester de las gramáticas, consulto frecuentemente el D.R.A.E. (Diccionario de la Real Academia Española) y, entre otras acepciones, tomo nota de estos dos términos:
coplero = persona que compone coplas
letrista = persona que hace letras para canciones
Podríamos pensar que son términos sinónimos, pero no. El coplero suele ser persona del pueblo que hace coplas para que las cante el pueblo (o él mismo), es decir, se mueve en terrenos casi limítrofes con el Folk-lore. Parientes suyos son los payadores argentinos o los troveros que aún quedan en Murcia y algunos rincones de la Andalucía Oriental. Sin embargo, el letrista compone para artistas con la intención de que éstos lleven sus creaciones a espectáculos públicos o, más modernamente (porque el invento sólo tiene ciento y pico de años), para que las incluyan en sus grabaciones. De otra manera: el coplero es desinteresado mientras que el letrista persigue algún tipo de interés.

Si les añadimos el adjetivo flamenco, creo haber dejado claro para mis posibles lectores lo que yo entendería por coplero flamenco y por letrista flamenco. Aunque aún hoy, en pleno siglo XXI, el coplero flamenco siga existiendo, creo que es un personaje que se quedó anclado en el XIX. Desde principios del XX, se ha impuesto la figura del letrista flamenco, el cual suele preocuparse de registrar, precavidamente y por lo que pueda suceder, sus letras en la S.G.A.E. (Sociedad General de Autores de España).

Entre ellos hay muchos cantaores (Pareja, Fernando el de Triana, José Cepero, Pepe Pinto, Fosforito...), aunque haya algún que otro cantaor que jamás registró sus letras (y que por ello deberíamos incluirlo en la nómina de los copleros) como es el caso de Pepe el de la Matrona, autor por ejemplo de la soleá "No te compro más camisas" que Morente grabó junto a otras como popular (es decir, sin propietario conocido). Antes de seguir, oigamos dicho cante en la voz de Enrique


El guitarrista es Félix de Utrera quien, por otra parte, fue prolífico como letrista flamenco, igual que lo fueron otros tocaores, por ejemplo el sin par Niño Ricardo. Con frecuencia estos acompañantes ofrecían sus letras a los cantaores que los reclamaban para grabar.

Esto mismo lo solían hacer personas ligadas a las casas discográficas. Así ocurrió con la "Odeón" donde aparecieron muchos registros pertenecientes a un tal H. Montes o con "Hispavox" donde quedaron grabadas muchas letras a nombre de "Ópalo" o de "Vizcaíno".

Para acabar, hay que reseñar que ha habido letristas ligados casi en exclusiva a un solo cantaor. Es el caso paradigmático del pintor Francisco Moreno Galván respecto de José Menese. La herencia de esta pareja ha quedado para la historia. Les confieso que hay un cante que a mí me suele aburrir. Me refiero a las "marianas", pero he aquí que sigo temblando de emoción cuando se las escucho a Menese con la impresionante fuerza que imprime a la bellísima letra de su paisano. Con ellas les dejo:

sábado, 3 de diciembre de 2011

¿Soleá de Charamusco?

Envío a la hija de "El Espín", allá en Murcia.

Se marchó noviembre, el dichoso mes que empieza con tós los Santos y acaba con san Andrés. Ese día recibí varios regalos, casi todos libros y entre éstos uno titulado Historia social del Flamenco, escrito por Alfredo Grimaldos y editado en 2010. A la espera de una lectura más sosegada (y analítica), me ha dado la impresión de que es un tratado un pelín sesgado hacia el gitanismo y, en particular, hacia el mairenismo. Ingenuo de mí, pensaba que estas actitudes habían pasado a la historia, pero no, como muestra la cercana fecha de edición de este libro, gitanistas y mairenistas siguen presentes por esos campos de la afición flamenca.

Nos vamos al capítulo 6, cuyo título (Antonio Mairena y la transición del flamenco desde las ventas a los festivales) define muy bien la intencionalidad del autor. Aquí se nos narra como hacia 1976, en casa del guitarrista vallecano Juan Antonio Muñoz, se gestó la Soleá de Charamusco. Dejemos que sea el madrileño quien lo cuente:

En un momento dado, estaba yo tocando la guitarra con la cejilla al cuatro, en tono de la, por soleá, y Antonio empezó a cantar muy bajito, como recreándose, prácticamente hablando, susurrando, para después salir con un cante que nos sobrecogió a todos los presentes, que nunca habíamos escuchado y que nos puso, de verdad, el alma en vilo. Después de terminar esos cantes, nos dijo que eso era una soleá que él había escuchado en Jerez. Un día había estado en una fiesta con el padre del Morao, y cuando se iba de madrugada para casa, en una taberna, se oía un cante, y allí estaba un gitano jornalero, que se iba hacia el campo y estaba tomándose unas copas, A Antonio le agradó aquella música y le dijo al padre del Morao: "Vamos a entrar en ese bar". Y ahí fue donde conoció a aquel gitano al que llamaban Charamusco. Antonio tenía esa música en su cabeza, pero la primera vez que la cantó fue en aquella reunión, con la fortuna de que estaba la cinta grabadora encendida. Las letras son distintas a las que luego sacó en el disco. 

Se refiere al último disco que grabó el maestro de los Alcores, de título El calor de mis recuerdos y que apareció en el mercado en 1983, muerto ya Mairena. Con la guitarra de Pedro Peña y rotulado como Mis recuerdos de Charamusco, nos dejó esta impresionante soleá:



Con todos los honores, en el salón de la Diputación Provincial, nos fue presentado este disco a los cordobeses. Yo estaba sentado en la misma fila que el crítico Agustín Gómez, quien, al oír estas soleares, vino a decir al momento
- Pero si esto es lo que hace Enrique Morente.
¿A qué se refería Agustín? Como uno también tiene "recuerdos", me voy al verano de 1976. Una mañana de agosto Enrique y yo acompañábamos a dos amigas mías gallegas que habían recalado por Andalucía y recorríamos la Alhambra. Enrique canturreaba y canturreaba. De vez en cuando me decía:
- Mira, Andrés, qué cosa más bonita por soleá.
Meses más tarde, ya en 1977, en el disco Despegando, acompañado por Pepe Habichuela, el cantaor del Albaicín se expresaba así por soleares:


Era lo mismo que me había canturreado en los deliciosos jardines granadinos y se trataba del cante a que se refería Agustín Gómez. A éste le faltó tiempo para despacharse a gusto en su página del diario Córdoba. Sus escritos colmaron el vaso de los guardianes del mairenismo que ya tenían señalado al crítico cordobés como antimairenista number one. La polémica entre el montillano Gómez y el ecijano (perdón, astigitano) Manuel Martín Martín, verdugo no sólo de los antimairenistas sino de todo el que no fuese mairenista confeso, duró varios años y por momentos resultó demasiado agria. Entre los argumentos del señor de las tres emes, y así lo recoge Grimaldos en su libro, estaba que Juan Antonio Muñoz facilitó a Morente una copia de la cinta grabada en su casa. Pudiera ser, aunque los tiempos quedan un poco estrechos: en 1976 dicen que la grabó Mairena en Madrid y en 1976 ya había oído yo esos cantes al granadino. La cosa está en que, por más veces que Agustín Gómez pidió que se le mostrara la grabación en cassette de Mairena, jamás nadie de los afortunados que decían poseer una copia, la puso a disposición del público.

Lo que si ocurrió es que, mientras el de Montilla y el de Écija se apaleaban mutuamente, un aficionado cordobés nos invitó a escuchar esta soleá contenida en las Memorias Antológicas del Cante Flamenco que, junto a la guitarra de Paquito Simón, publicara en 1963 Pepe Marchena:


La semejanza con las grabaciones de Mairena y de Morente es manifiesta. Pero la cosa no quedó ahí. Otro aficionado aporta un registro hecho en 1951 por Juan Valderrama y Niño Ricardo a la guitarra. Dentro de un potpourrí de esos que Valderrama hacía por aquella época, pónganle atención a la primera letra:


¡Otra vez la dichosa soleá! (Debo añadir que Valderrama la siguió practicando. Oigan ustedes el registro sonoro que inserté en mi artículo Soleares y Polo en la voz de Valderrama, publicado el pasado 17 de octubre).

Es curioso que el bando mairenista ignorase estas viejas grabaciones de Marchena y Valderrama, lo que no es de extrañar pues muchos de ellos negaban naturaleza flamenca a uno y otro. A lo sumo he leído en jondoweb.com, firmado por Perico de la Paula, que

Valderrama presenta ecos parecidos en una soleá grabada en 1951 y Pepe Marchena en 1963, aunque pienso que Mairena le da un sello característico y personal a estas soleares.

Y digo yo, ¿qué cantaor que sea un verdadero artista no le da un sello característico y personal a sus interpretaciones? Por tanto, ¿en qué quedamos: Mairena, Morente, Marchena o Valderrama? Volvamos al polemista señor Martín Martín, el cual nos dice lo que Antonio el Morao le contó:

Este cante lo cogió Charamusco del padre de Parrilla el Viejo, de Juanichi el Manijero, porque trabajaron juntos en el campo de la condesa de Garvey. (...) Pero el cante viene de Frijones...

Por aquí tal vez empecemos a entendernos porque ya aparece el nombre de un flamenco de ley: Frijones. Lo que no significa que este jerezano creara el cante, pero sí que pudo ser un buen transmisor. Como habría habido otros transmisores que lo hicieron llegar a Marchena y a Valderrama. Me quedo con una duda: ¿por qué vía le llegó a Morente?

Addendum: Cuando redacté este artículo carecía de una información que me llegó meses después en la que no sólo se confirmaba la existencia de la cinta grabada en casa de Juan Antonio sino que me mandaban copia de la grabación de Mairena. Con ese material redacté un nuevo artículo al que pueden ustedes acceder mediante el adjunto enlace.