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lunes, 20 de febrero de 2012

Mi llegada al refundado San Juan Evangelista


A la memoria de don Jesús Cobeta Aranda.

Por los primeros años sesenta del pasado siglo el Colegio Mayor San Juan Evangelista tenía su sede en la calle Écija del madrileño barrio de Argüelles. Uno de sus directivos, el abogado aragonés don Jesús Cobeta Aranda, funcionario del entonces llamado Instituto Nacional de Previsión, tuvo la idea de una "ampliación" consistente en la construcción, dentro de los terrenos de la Ciudad Universitaria, de un edificio capaz de albergar a más de cuatrocientos colegiales. Esta cantidad, cuando en aquellos años el colegio de máxima cabida tenía ciento y pico plazas, no era la única novedad. Se instauraría, por primera vez en la historia de los colegios mayores, una serie de "autoservicios" en el comedor, lavandería, etcétera, todo ello con la intención de abaratar la mensualidad en unos tiempos en que la estancia en un colegio mayor era privilegio de ricos junto a algunos becarios que tenían que dejarse el pellejo para mantener una nota media muy alta. Más novedades: libertad de horarios para entradas y salidas, reserva de un porcentaje de plazas para titulados que preparaban oposiciones o que buscaban su primer empleo.

Un edificio, véanlo ustedes, con sótano y seis plantas. En las impares, todas las habitaciones eran individuales, en las segunda, cuarta y sexta, la mitad seguían siendo individuales y la otra mitad eran dobles. Unas y otras eran de corte "franciscano", mínimas pero capaces de albergar un lavabo, armario, cama, mesa de estudio y estante-librería para cada colegial. Sin duda los arquitectos se lucieron al diseñarlas. En cada planta había varias zonas de duchas y sanitarios de uso común. Cada dos (primera-segunda, tercera-cuarta, quinta-sexta) se llamaría una "comunidad" y tenía un vestíbulo para actividades colectivas y un par de aulas de estudio.

El equipo directivo tendría a la fuerza que ser más numeroso que lo habitual: director, subdirector general y un subdirector por cada una de las tres comunidades.

Se fue haciendo la obra y, con vistas al curso académico 1966-1967, se anunció la apertura del nuevo edificio. Todo un éxito en la convocatoria pues se cubrieron todas las plazas. Con un dato muy significativo: pidieron entrar como colegiales muchos licenciados y muchos alumnos del último año de licenciatura. A título de ejemplo, les diré que de los que ese año íbamos a cursar el quinto curso de Ciencias Matemáticas solicitamos y fuimos admitidos hasta seis estudiantes. En mi opinión, y usando el símil de los viticultores, aquello creó "solera" desde el primer momento.

Aún en obras, el Colegio se abrió el 1 de noviembre de 1966. Allí nos recibió un equipo directivo todo él procedente del colegio de la calle Écija: don Jesús Cobeta como director, Jesús Sebastián como subdirector general y, nombrados de abajo hacia arriba, Tomás Mingot, Andrés Esteban y Alfonso Sabán, como subdirectores de comunidad.

Allí fui yo a parar a la habitación 314. En mi mochila llevaba muchos libros de matemáticas (también de poesía y de tema flamenco), un tocadiscos y algunos discos. Y cuando en mis horas de estudio yo daba golpes y golpes a la matemática hasta desentrañar la belleza de sus teoremas, me entretenía en oír cosas como ésta a mi casi paisano Fosforito:

2 comentarios:

  1. ¡Olé por la buena "memoria"! Me ha gustado recordar los tiempos universitarios: en el Isabel de España también teníamos libertad horaria, autoservicios y comunidades, pero eso era ya en los años 70s, aunque para ser un colegio de chicas no estaba nada mal. Había que ver lo que había alrededor.
    Como tú, yo entré en el C.Mayor Isabel de España para cursar mi 5º Curso de Geografía e Historia.

    Salud.

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    1. También el Isabel de España había tenido una ubicación anterior a la actual. Estaba en la Avenida de Santa María del Valle, prolongación de la de Reina Victoria. El edificio nuevo lo diseñaron y construyeron los mismos arquitectos que hicieron el San Juan y también copiaron de éste la "filosofía" de la refundación. No en vano Marisa Muñoz, tantísimos años Directora del Isabel, era la eterna novia del solterón (y como tal murió) Jesús Cobeta.

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